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Taxonomía del caos, una exposición para ver, jugar y tocar

Taxonomía del caos, una exposición para ver, jugar y tocar
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Acabo de asistir a una de las exposiciones más fascinantes, por su naturaleza distinta, que nunca antes había presenciado tanto dentro del festival de PHotoEspaña como fuera de él. La Fundación Lázaro Galdiano, marco incomparable madrileño, ofrece desde mañana "Taxonomía del caos. La colección de fotografía de Rafael Doctor", un paseo por la historia de la fotografía con el cuerpo como hilo conductor.

Atendiendo al tema por el cual giran y girarán las muestras de PHotoEspaña 2013, la propuesta que el comisario del festival Gerardo Mosquera le hizo al también comisario Rafael Doctor, ha dado sus frutos en este rara avis expositivo. Primero porque se presenta como una especie de experimento tanto para el público como finalmente para el propio coleccionista y, segundo, porque la forma de contar, dentro de lo que son los márgenes institucionales, se nos presenta totalmente diferente al resto.

Es un experimento porque no sé el resultado, es algo que no he hecho antes en mi vida e incluso no conozco ejemplo similar. Quiero convertir el espacio de exhibición en un espacio vital de trabajo y mostrarlo con la naturalidad de un espacio cotidiano.
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¿Qué hace distinta a esta exposición?

Empecemos diciendo que la muestra está dividida en dos espacios dentro del edificio "La España Moderna" del complejo de la Fundación Lázaro Galdiano. En esos dos espacios nos encontramos con todo un repaso a la historia de la fotografía gracias a la colección de más de 25 años llevada a cabo por Rafael Doctor y entre cuyas joyas podemos admirar desde clásicos como Disneri, Nadar, Fenton, Clifford o Le Gray hasta más contemporáneos de la talla de Bernard Plossu, David Hilliard, Jorge Galindo o Cristina García Rodero.

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Cortesía de Rafael Doctor

Partiendo de la base de ese material de gran valor, que se mezcla con estampas japonesas pintadas a mano, catálogos médicos, soportes y materiales que van desde el papel salado (en este sentido hay una fotografía de Fenton técnicamente impecable) hasta algún carbón también de acabado perfecto, la muestra es todo un catálogo de situaciones fotográficas en las cuales podemos perdernos.

Y digo perdernos porque el primer espacio dedicado al caos, es donde han ido a parar las fotografías atendiendo a una aleatoriedad que nos hará ver a los clásicos junto a las propuestas contemporáneas sin un orden aparente. Además, muchas de las imágenes no van enmarcadas sino expuestas directamente sobre passe-par-tout o incluso a veces sin ello. Apiladas sobre baldas en la pared, también apoyadas en la pared en el suelo, dispuestas en mesas, el concepto de exposición tal y como lo conocemos, se pierde (y se transforma).

Se transforma en la segunda planta en un espacio gabinete de coleccionista, esta vez sí organizado por temáticas, donde Rafael Doctor presenta su colección al visitante de una manera directa. Es decir, estará allí durante el horario de visita para entablar conversaciones con el público, mostrarle las fotografías y en definitiva aprender en un ejercicio conjunto entre comisario y espectador.

Taxonomia 3

El público, además, podrá experimentar lo que se siente en un gabinete al poder tener contacto directo con las copias, tocando el material y observando la calidad del papel. Una oportunidad única de tener entre nuestras manos la obra coleccionada de Rafael Doctor, de ir más allá sensorialmente, de querer rebuscar entre las estanterías intentando encontrar tesoros escondidos.

Encuentra el tesoro y llévate una foto de la colección Rafael Doctor

Y hablando de tesoros escondidos, la exposición quiere interactuar aún más con el público proponiendo un juego en el cual los espectadores tendrán que encontrar una serie de obras esparcidas por el Museo de la Fundación, incluyendo con ello la propia colección del Lázaro Galdiano. Entre todos los que acierten dónde están situadas, se sorteará una fotografía original de Laurent.

En resumen

Una propuesta distinta entre las ofertadas este año en PHotoEspaña que gustará a todos por igual, por la calidad de las fotografías, la curiosidad de lo anónimo (por todas esas imágenes coleccionadas de álbumes familiares), el poder entablar un diálogo con el propio coleccionista, ver, admirar, sentir, tocar. No lo dejéis para más adelante que sólo estará abierta hasta el 30 de junio. Esperamos ansiosos conocer en qué terminará todo este experimento y si su modelo podrá ser exportado a otras muestras. Mientras, nos encantará conocer vuestra experiencia.

Más información | PHotoEspaña 2013

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