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¿Sacas todo el partido a tu réflex? Descubre los secretos del modo manual

¿Sacas todo el partido a tu réflex? Descubre los secretos del modo manual
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Dar el salto a una cámara réflex implica mucho más que buscar la mejor calidad de imagen o la capacidad de poder cambiar de óptica según la ocasión. Hablamos de libertad, la libertad de hacer la fotografía que nosotros queremos, no la que cámara nos impone basándose en criterios predefinidos que, correctos o no, pueden diferir de nuestra visión como fotógrafos. Y aquí es donde el modo manual juega un papel fundamental.

No se trata de dejar de utilizar los modos automáticos o semiautomáticos, especialmente útiles en circunstancias donde la luz cambia a cada momento, sino de perderle el miedo a un modo que además de ofreceros esa libertad de la que hablaba antes, también os ayudará a entender mejor el funcionamiento de vuestra cámara.

Lo básico

En Xataka Foto ya hemos hablado extensamente de la teoría del modo manual y sus posibilidades, pero trataré de resumirlo de la forma más sencilla posible. Como sabéis, la fotografía es luz, la luz capturada por el sensor de nuestra cámara tras atravesar el obturador en una cantidad y tiempo determinados. Imaginad un vaso que queremos llenar de agua y un grifo. Podemos abrir un poco el grifo y esperar más tiempo, o abrirlo más y esperar menos. Si nos quedamos cortos, seguiremos con sed y si no cerramos el grifo a tiempo lo pondremos todo perdido de agua.

Lo mismo ocurre con la fotografía en modo manual, donde tenemos que jugar con dos valores: la abertura de diafragma (el grifo más o menos abierto) y la velocidad de obturación (el tiempo que lo dejamos abierto). Ambos están estrechamente relacionados y no podemos modificar uno sin tener en cuenta el otro.

Exposímetro

El exposímetro de la cámara nos ayudará a saber si los valores que estamos seleccionando son adecuados a través de su indicador, y lo más sencillo para empezar es asegurarnos de que este queda en la parte central de la escala; ni demasiado a la derecha, donde en principio obtendríamos una fotografía sobreexpuesta (quemada), ni demasiado a la izquierda, donde también en teoría obtendríamos una fotografía subexpuesta (oscura).

¿Y por qué digo “en teoría”? Pues porque el exposímetro tan solo es una guía y encontraréis multitud de situaciones en las que puede equivocarse: una habitación en penumbra, un amanecer, alguien vestido de negro que ocupa una porción considerable de nuestro encuadre... La cámara “ve” estas escenas y piensa “¡Eh! Está muy oscuro, dame más luz” reflejándolo en el exposímetro. Si le hacemos caso veremos desaparecer toda la magia de esas escenas convirtiendo una posible gran foto en una más del montón, o algo peor.

Fotografía de Miguel Michán

El exposímetro me indicaba que la imagen iba a salir subexpuesta, pero yo sabía que esta era la foto que quería, no una en la que este callejón de Kioto fuese completamente visible.

Buenas noticias, estamos en el siglo XXI

Canon EOS 5D Mark III

¡La era de la fotografía digital! Donde los errores no cuestan dinero sino que representan una oportunidad perfecta para aprender. ¿Siempre has querido dominar el modo manual pero no te has atrevido hasta ahora? Prueba con este flujo:

  1. Selecciona manual (M) en el dial de modo de tu cámara y revisa que tienes seleccionado un valor de sensibilidad ISO adecuado... vamos, que no pongas ISO 100 si es de noche o ISO 3200 si es una soleada mañana de agosto.

  2. Decide cuál es tu prioridad: congelar el momento (pasa al punto 3) o jugar con la profundidad de campo (pasa al punto 4).

  3. Utiliza el dial principal para ajustar la velocidad de obturación girándolo a la derecha para aumentar la velocidad (reduciendo el tiempo de exposición, por ejemplo, para congelar un avión en pleno vuelo) o a la izquierda para reducirla (aumentando el tiempo de exposición para convertir el agua fluyendo en una estela o captar la sensación de velocidad de un coche). A continuación, dependiendo de tu modelo de cámara, utiliza el dial de control rápido (la rueda junto a la pantalla LCD de la parte trasera) o el mismo dial de antes mientras pulsas el botón Av+/- para ajustar la apertura de modo que el indicador del exposímetro quede centrado. Pasa al punto 5.

  4. Dependiendo de tu modelo de cámara, utiliza el dial de control rápido (la rueda junto a la pantalla LCD de la parte trasera) o el dial principal mientras pulsas el botón Av+/- para ajustar la apertura, girándolo a la derecha para aumentar la profundidad de campo (perfecto para un paisaje donde todo tiene que estar enfocado, desde en río en primer término a las montañas del fondo) o a la izquierda para reducirla (ideal para retratos o cualquier fotografía en la que queramos destacar un motivo del fondo). A continuación, utiliza el dial principal para ajustar la velocidad de obturación de modo que el indicador del exposímetro quede centrado. Pasa al punto 5.

  5. Ahora viene la parte divertida. Con estos valores que has seleccionado, la fotografía debería de estar correctamente expuesta pero claro, no podía ser tan sencillo, ¿verdad? Para empezar, con velocidades por debajo de 1/50 (50 en el visor) es posible que te salga la foto movida si no utilizas un buen punto de apoyo, y si has seleccionado una velocidad mucho más lenta (de segundos) tan solo un trípode te salvará. Otra solución pasa por aumentar la sensibilidad ISO y volver a reajustar el tiempo/apertura con los nuevos valores del exposímetro.

  6. Superado el primer escollo aún nos queda otro más. Lo que os comentaba antes del problema de hacer caso ciegamente al exposímetro. ¿Lo más sencillo? Haz una foto y observa el resultado. Si está oscura, tendrás que reducir la velocidad y/o la apertura. Si está demasiado clara, haz justo lo contrario. Al final, todo se reduce a encontrar el equilibrio adecuado y por fortuna, puedes repetir este proceso de ensayo y error modificando los valores hasta dar con lo que buscas. Con el tiempo, ni tan siquiera tendrás que hacer la primera foto de prueba y sabrás hacia dónde compensar la exposición según cada caso.

Fotografía de Miguel Michán

Reduciendo la profundidad de campo conseguí resaltar esta línea de juncos para plasmar la tridimensionalidad del bosque de bambú.

Fotografía de Miguel Michán

Una velocidad de obturación de 0,5 segundos me permitió reflejar el paso incesante de los transeúntes sin llegar a perder por completo su silueta.

Algunos apuntes finales

No se me ocurre una forma mejor de aprender a dominar una cámara réflex que utilizando el modo manual con frecuencia. Al principio es normal movernos con torpeza e indecisión, pero pronto irás asimilando todos estos conceptos de forma natural y será cuando de verdad podrás decidir con conocimiento de causa si escoger el modo manual, el de prioridad a la velocidad de obturación (Tv) o el de prioridad a la abertura (Av), la santísima trinidad de los modos de ajuste.

También te permitirá entender de un modo más directo la relación existente entre la velocidad de obturación y la abertura, así como los efectos visibles que ejerce el tiempo de exposición y la profundidad de campo sobre la imagen final. Y ahí es cuando dejarás de sacar fotos y empezarás a hacer fotos. Tú decides, con las herramientas adecuadas, las posibilidades son infinitas.

Imágenes | Miguel Michán

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