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Fotógrafos como tú... Hugo Rodríguez

Fotógrafos como tú... Hugo Rodríguez
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Cuando tratamos de encontrar el camino hacia la excelencia fotográfica, en nuestras interminables búsquedas de libros y artículos interesantes en internet, seguro que vosotros, igual que yo, os topáis una y otra vez con un nombre: Hugo Rodríguez.

¿Pero quién es realmente Hugo? Madrileño de nacimiento, catalán de adopción tras haber vivido en Galicia y León durante su infancia, Hugo ha consagrado su vida a escribir y enseñar sobre su mayor pasión: la fotografía.

En Xataka Fotos hemos charlado un agradable rato con él y, lógicamente, queremos compartirlo con todos vosotros.

Hola, Hugo. En primer lugar una pregunta facilita y de rigor: ¿cómo llegas a la fotografía? Pues creo que mi historia debe ser bastante típica: estando en el instituto, ahorré lo suficiente para comprarme una cámara compacta de las que ya tenían motor de arrastre incorporado (era el último grito), sobre todo para hacer fotos durante las excursiones y viajes de fin de curso con los amigos. Terminó el curso, se me estropeó y me tuve que ir a hacer la “mili”, así que le pedí a mi padre su “flamante réflex” (una Zenith 11, la réflex más barata y sencilla de la época) y quedé maravillado con la calidad del visor y de las fotos. En cuanto pude, finalizado el servicio militar, ahorré para comprar una Zenith.

Esto suena casi a chiste, pero había una oferta en la que venía la cámara con una tienda de campaña que, evidentemente, aproveché (me fue muy bien, por cierto). A partir de ahí, empezó la fascinación por la fotografía y esas etapas por las que todos pasamos.

¿Te consideras fotógrafo? ¿Amante de la fotografía? ¿Técnico de imagen? Pues un poco de todo. Digamos que me podría definir como un fotógrafo apasionado del paisaje y de la técnica. Me encantan las buenas fotos, en especial los paisajes espectaculares que te hacen estremecer (Ansel Adams es mi referente), pero también la técnica.

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De hecho, en los últimos años estoy mucho más dedicado a esta última. Me encanta rascar en la superficie para ir profundizando en el conocimiento hasta llegar a la esencia más profunda de las reglas que rigen el funcionamiento de las cosas.

¿Cuál es la fotografía que más practicas? Pues la que más me gusta es la de paisaje, sin duda. Desde que empecé a profundizar en la técnica, también he ido cogiendo experiencia en bodegones, en especial en esos que sirven para evaluar la calidad de la imagen. Me encanta salir a fotografiar paisajes en días nublados para luego conseguir fotos en las que parece que el cielo se va a caer y el mundo se va a venir abajo…

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¿Qué es lo que te lleva a estudiar profundamente la imagen digital? Me siento muy atraído por la búsqueda de los límites de la calidad de la imagen. Me gusta saber que controlo totalmente todos y cada uno de los aspectos técnicos de la creación de una imagen, hasta en lo más ínfimo. Mi problema es que tengo una curiosidad tan grande que a veces me impide centrarme en la foto, pues enseguida me siento atraído por ese icono de la cámara del que no me había percatado o esa técnica depurada para conseguir mejores resultados.

Te contaré una anécdota: cuando empecé a estudiar la fotografía digital, en 2001, justo había terminado de desarrollar un programa que era capaz de calcular automáticamente todos los tiempos de revelado para calibrar perfectamente una película b/n con un revelador. Aunque la mayoría de compañeros míos renegaban del sistema digital, yo comprendí enseguida que no había vuelta atrás: la pregunta no era si la fotografía sería digital, sino cuándo se produciría el gran salto.

Pues bien, opté por meterme a fondo, pero, como no conocía la nueva herramienta, decidí no tomar fotos hasta que estuviese convencido de que podría tomarlas extrayendo la máxima calidad posible y que ésta fuese al menos igual a la que obtenía con película.

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Total, que me pasé dos años sin tomar una sola foto con la cámara digital hasta que mi nivel de conocimientos fue el suficiente para saber que debía usar RAW, procesar correctamente y seguir unos procedimientos concretos. Entonces me compré una Fujifilm S2 y empecé a disparar de nuevo, pero poco a poco, con cautela. Me sentía un poco como un músico que prefiere no tocar antes que desafinar.

Hace años que la cosa digital está entre nosotros. Ya es barato y accesible, ¿pero se disfruta en condiciones? Creo que depende bastante de la afinidad de cada cual con la tecnología y con la informática en particular. Yo disfruto muchísimo; es fascinante la cantidad de procedimientos y técnicas nuevas, de softwares, etc. Si te gusta la tecnología, entonces disfrutarás, pero si te gusta el sabor de lo manual, quizás prefieras la película.

En el mundo de la música pasa algo parecido: hay quien prefiere el vinilo, por el sonido particular que tiene, en vez del sonido cristalino del digital. Yo no estoy en contra de la película, ni mucho menos, pero disfruto más con el digital. Y he de decir que, en su día, disfruté con la película, en especial usando la sensitometría para calibrar la respuesta tonal de las películas en b/n.

¿Es realmente un mundo críptico? ¿Se puede aprender? Es tan críptico como el de la película, aunque es cierto que se le suma el argot informático. Conceptos como interpolación, espacio de color o resolución pueden sonar tan “a chino” como fijador, ampliadora de condensador o código DX. Y claro que se puede aprender. La diferencia está en el tiempo necesario para ello: si eres autodidacta, prepárate a disponer de mucho tiempo; si acudes a cursos de calidad, lo conseguirás en mucho menos.

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Seguro que muchos de nuestros lectores están interesados en entender bien la imagen digital. ¿Por dónde deberían empezar? ¿Cuáles son los conceptos básicos? Digamos que hay dos áreas que un principiante debe afrontar cuando se mete con la fotografía digital: la artística y la técnica. Para conseguir buenos resultados hay que destacar en ambas. De poco sirve una composición buena si la foto está subexpuesta, demasiado contrastada, desenfocada o borrosa. Pero tampoco aporta mucho una foto tomada con un equipo puntero, con una nitidez perfecta, muy bien expuesta y revelada, si el motivo es de lo más soso.

Para empezar a conocer las bases de la composición, hay algunos buenos libros en español; para conocer el manejo de la cámara, infinidad de libros; y para todos los conceptos esenciales de la imagen digital, me atrevería a recomendar mi primer libro, precisamente porque hay muy pocos libros que aborden ese tema y el mío lo hace en profundidad.

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¿Hay un antes y un después cuando uno aprende a dominar la imagen? ¿Por qué? Bueno, a veces llega un día en que sientes que de repente comprendes la esencia de alguno de los grandes pilares de la fotografía, como puede ser la iluminación, la composición o la técnica. Es como cuando aprendes a conducir: al principio estás totalmente concentrado en los pedales, los intermitentes o las marchas, y realmente no conduces; desplazas el coche. En cambio, hay un día en que lo interiorizas todo y dejas de pensar en los pedales o las marchas, porque todo fluye con naturalidad. A partir de ese día ya no desplazas el coche, sino que conduces. Asimismo, desde ese día empiezas a plasmar en la conducción tu carácter propio.

En la fotografía pasa lo mismo: al principio piensas más en el diafragma o en el fotómetro, pero llega un día en que te concentras totalmente en la iluminación, el punto de vista o la composición porque sabes casi instintivamente el diafragma o el objetivo que hace falta.

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¿Cuáles son las normas básicas para sacar lo máximo de cada imagen? Bueno, en fotografía uno acaba aprendiendo que, al final, no hay normas absolutas; todas se pueden saltar. El problema es que, para saltárselas, antes hay que conocerlas a la perfección. No sé si se puede decir que haya alguna norma básica para sacar lo máximo.

A nivel técnico, hay algunas obvias: usar un buen objetivo, tener una cámara con un buen sensor y usar los procedimientos óptimos para extraer una buena calidad (exponer bien, usar RAW, revelarlo correctamente, etc.

Cámara, monitor, impresora... El problema puede venir por mil sitios ¿por dónde empezamos para no volvernos locos y tener un equipo fiable? ¿qué necesitamos? y, sobre todo ¿cuánto nos costaría? En relación al control de la gama tonal y de colores, eso que se denomina “gestión del color”, recomiendo empezar calibrando el monitor, puesto que es la ventana a través de la cual miramos al mundo digital. Seguidamente, yo suelo optar por el apartado impresión (la impresora o el laboratorio) y, finalmente y dependiendo de las necesidades de cada cual, la captura, o sea: la cámara digital.

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Lo primero que necesita un fotógrafo no es tal o cual calibrador, sino conocer las bases de la gestión del color. De nada le sirve comprar un buen ordenador a alguien que no sabe ni como se enciende, ¿no? Pues con un calibrador pasa algo parecido. Primero hay que conocer ciertas bases, luego hacerse con un buen calibrador y, finalmente, ponerse “manos a la obra”.

A quien quiere meterse en este mundo le recomendaría empezar con mi libro “Calibrar el monitor”, donde desmenuzo detalladamente multitud de aspectos relacionados con este tema, aunque con un lenguaje sencillo y sin tecnicismos innecesarios, porque de lo que se trata no es de abrumar al lector demostrando cuanto sabe el autor, sino de conseguir que lo entienda y que lo pueda aplicar en su trabajo o hobby.

Para calibrar el monitor, con uno del tipo Huey Pro (para presupuestos pequeños) o el Eye1 Display2 (para los medios) serviría perfectamente. Para calibrar la impresión, o bien se puede optar por un calibrador del tipo espectrofotómetro (como el ColorMunki) o bien acudir a un servicio de calibración a la carta, mucho más económico y seguro (en EGM Laboratoris Color ofrecemos uno muy completo y fácil de usar).

Para calibrar la cámara hace falta una carta de color junto a un software especial y mi recomendación va hacia una carta IT8 (una búsqueda en Google y saldrán diversas opciones, pero quisiera citar la que he desarrollado personalmente y que se puede pedir a los mismos laboratorios EGM).

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En cuanto al precio, la opción barata (Huey pro + kit calibración impresora) puede costar unos 150 euros, mientras que la opción mejor (ColorMunki) viene costando unos 450 euros. Con ambos se puede calibrar el monitor y la impresora. Para calibrar la cámara, la IT8 de EGM viene costando 75 euros e incluye todo lo necesario.

Acabas de publicar la segunda edición de tu libro 'Imagen digital, conceptos básicos', del que ya hemos hablado por aquí. ¿Ya una segunda edición? Pues no imaginaba que llegaría, aunque tenía la ilusión. Es un libro que escribí pensando en mis alumnos y que está teniendo bastante éxito en escuelas de fotografía y de multimedia. Cuando se agotó la primera edición, de 2005, me di cuenta que necesitaba –aparte de algunas correcciones que tenía apuntadas- una gran ampliación para contar muchos temas nuevos: el RAW, los tamaños de sensores y de sus celdas, los metadatos y muchos otros aspectos. Total, que acabó teniendo 100 páginas más que el inicial.

Supongo que lo recomiendas, pero cuéntanos, ¿qué van a encontrar quienes se lo compren? Es un libro muy fácil de leer, con un lenguaje sencillo, pero con un exhaustivo trabajo detrás. Algunos piensan que sólo va dirigido a principiantes, pero lo cierto es que incluso a los profesionales les puede servir para aclarar de una vez por todas algunos aspectos confusos y evitar malos vicios fotográficos.

Por poner dos ejemplos: están muy extendidas la creencia de que hace falta preparar “a 72 dpi” las fotos para cuando son para ver en pantalla o para Internet o que las medidas de una foto se miden indicando “tantos cm a 300 dpi”. Lo cierto es que ninguna de las dos formas es correcta, y éstas son algunas de las muchas “leyendas urbanas” que este libro desmonta.

¿Es eso todo lo que se necesita saber? Bueno, eso sería es lo fundamental para saber manipular imágenes digitales., Aparte habría que saber cómo descargar las tarjetas de memoria y tener los conocimientos básicos de informática. Lo esencial en este sentido se puede encontrar en mis libros 2 y 3: “(Re)instalar windows” y “Particiones y backups”.

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El resto consiste en aprender la vertiente artística (composición, iluminación, ver muchas fotos de los maestros…) y en profundizar en técnicas para obtener mejor calidad de imagen. Precisamente para ello estoy preparando un nuevo libro (el nº 5), que espero presentar muy pronto (si es posible, en el próximo SONIMAG) y que se titulará “Captura digital y RAW” y tratará sobre cómo extraer al máximo la calidad que registra la cámara.

Concretamente, explicará cómo obtener la mejor calidad usando RAW, comenzando por la configuración de la cámara y continuando con los conceptos esenciales de la exposición con RAW (detallando varias técnicas distintas, alguna de las cuales es muy novedosa) y el procesado los archivos RAW tanto con Camera RAW y Lightroom como con CaptureOne.

Cambiamos de tercio, ¿cuál es tu equipo actual? Lo cierto es que, después de tantos años, mi equipo es bastante completo, ya que comprende cuerpos digitales DX y fullframe, cuerpos de 35mm, formato medio y gran formato, así como equipo de iluminación de estudio, trípodes Gitzo de carbono, equipo para panorámicas y multitud de accesorios de todo tipo. Para no aburrir, simplemente diré que lo que más uso es una Nikon D300 con el Nikkor 17-55mm f/2.8 AF-S DX y el Nikkor 12-24mm f/4 AF-S DX y tarjetas Lexar de 4GB UDMA, que llevo en una riñonera LowePro. Además de la cámara y el objetivo, siempre llevo la carta para ajustar el WB y una carta de color mini-colorchecker. Cuando salgo de viaje llevo un descargador de tarjetas con disco duro y pantalla. Para la gestión del color, aunque tengo multitud de calibradores, uso mi EyeOne Pro y el colorMunki.

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Con tu permiso, nos gustaría descubrir ahora tus secretos y su porqué. Vamos allá: En tu historia con cámaras: ¿Canon o Nikon? Después de aquélla vieja Zenith (que conservo), tuve una Ricoh que me duró poco hasta comprar una Nikon F-801 de segunda mano. A partir de ahí, siempre me he mantenido con Nikon. Incluso cuando hace algunos años muchos fotógrafos se pasaron a Canon, yo aguanté porque tengo multitud de objetivos y accesorios y no quería venderlos. Pensé que algún día me alegraría de mi decisión, y parece que ha llegado ese día, pues ahora Nikon se ha “puesto las pilas”.

Durante esos años, usé cuerpos compatibles con montura Nikon que ofrecían mejor calidad, como una Fuji S2 Pro o una Kodak DCS Pro 14nx.

¿Mac o PC? Me manejo perfectamente con ambos, y hay cosas que me gustan y que me disgustan de los dos. Empecé con ordenadores de sobremesa, en el 96, con un PC (aunque ya aprendí a programar en Basic a los 13 años y en código máquina a los 15, con el Spectrum, aquél ordenador con teclas de goma). Después de la pesadilla vivida con Windows 95 y 98, el Windows 2000 professional me dio muchas alegrías hasta 2007, en que me vi forzado a pasarme a XP, que no funciona nada mal, aunque no al nivel del 2000.

Windows Vista es, simplemente, inutilizable y estoy reticente con Windows 7. Habrá que ver si realmente vale la pena. Tengo la sensación de que Microsoft se cree “el rey del mambo” y hace lo que le viene en gana con su S.O., hasta el punto que piensa que si lo instalas en tu ordenador, es él quien manda en el PC y no tú, cosa que me revienta.

No descarto pasarme a Mac si Windows no mejora bastante. Estuve casi dos años manejando y haciendo tareas de mantenimiento informático a casi 50 Macs, así que los conozco bien. Una de las pocas cosas que echo en falta en ellos es un navegador de fotos como ACDSee Pro, que es el programa que más utilizo. Después de años esperando, ahora se anuncia que saldrá para Mac…

En impresoras, ¿Epson, HP o Canon?
Bueno, esta pregunta no tiene, en mi opinión, una respuesta clara y única. Todos estos fabricantes producen modelos de gran calidad y con bastante variedad de fines. No es lo mismo hablar de modelos caseros que de impresoras de gran formato o de las especializadas para copias en b/n.

Personalmente conozco mejor las Epson puesto que he tenido varias y, en general, he quedado contento con ellas. A nivel profesional y con sistemas de alta calidad la cosa parece estar bastante igualada, aunque he trabajado mucho más con Epson.

¿RAW o JPEG? Para la captura de fotos, RAW, por supuesto. Sus ventajas enamoran a cualquiera. De todos modos, no sirve con activar el modo RAW de la cámara “y ya está”. Hay que saber usarlo bien, y eso comprende saber medir, saber ajustar bien el WB y, sobre todo, saber procesarlo con el programa adecuado y los ajustes idóneos. Para facilitar la elección del programa, dispongo de una extensa y dura comparativa de programas para revelar RAW en mi web que, precisamente estos días, acabo de actualizar.

Para archivar, enviar por e-mail o publicar en Internet, el JPEG y otros formatos como el TIFF, el PSD o el GIF ofrecen ventajas interesantes según el uso que se les quiera dar. Personalmente siempre capturo en RAW, uso los estándares IPTC y XMP para catalogar, archivo en discos duros los RAW en formato nativo (no en DNG) y en TIFF o en PSD las fotos ya procesadas. Obviamente, para publicar en Internet uso JPEG, así como para las presentaciones y proyecciones de fotos.

Muchas gracias por tu tiempo, Hugo. Ha sido un placer.

Más información | Web Oficial de Hugo Rodríguez En Xatakafoto | Hugo Rodríguez

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