¿Cómo retratarías a Annie Leibovitz?

¿Cómo retratarías a Annie Leibovitz?
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Desde luego que es un encargo más que interesante, pero también un enorme reto: fotografiar a Annie Leibovitz, la retratista más famosa del mundo en la actualidad. A más de un fotógrafo profesional le temblarían las piernas de pensarlo, ya no por quién sea, sino más bien por “¿qué pensará de mi mientras le pido que pose?”, “¿y querrá posar así?”, “¿podré estar a la altura?”. Digo yo que lo mismo le pasaría a quien le pidieran retratar en un lienzo a Leonardo, diseñarle un apartamento a Calatrava, escribirle un poema a Bécquer, o contarle un chiste a Chiquito de la Calzada.

Probablemente, estas y muchas más cosas son las que pasaron por la cabeza de John Keatley, el joven fotógrafo de Seattle que recibió este encargo de un periódico local e hizo la foto que encabeza este artículo. Si a la gente le cuesta dejarse fotografiar, y muchos exponen extravagantes exigencias, ¡a saber cual sería la actitud de Leibovitz!. Pues resulta que Keatley se ha animado a contar la experiencia en su propio blog, y resulta muy interesante:

Annie fue muy amable, y estaba abierta a divertirse con la sesión. Sin embargo, yo notaba que se sentía algo incómoda al ser fotografiada, porque no dejaba de moverse. Como habría sido difícil mantenerla mucho tiempo en una misma pose, decidí dejar que todo discurriera con más agilidad. Fue más bien una colaboración improvisada entre Annie y yo. Ella sugirió algunas ideas y probó varias poses. Cuando yo veía algo que me gustaba, o pensaba algo de forma diferente, la guiaba de forma específica para que posara de esa manera concreta.
Una de las cosas que descubrí durante mi investigación previa a la sesión es que Annie mira a través de su cámara con el ojo izquierdo. Eso me resultó interesante, y pensé en fotografiarla como si mirase por una cámara. Aunque mi idea original era la de que cerrara un ojo, cuando se lo expliqué ella comenzó a cubrir su cara con sus manos. Me gustó realmente como quedaba, y le pedí que continuara con esa idea. Esa terminó siendo la pose con la que conecté mejor. (...) Todo consistía en mantener el equilibrio entre mantener el control para conseguir aquello que yo buscaba, y no presionarla demasiado.

Uno se debe sentir de maravilla después de retratar a Annie Leibovitz, agradecerle su tiempo, y que te responda con un directo “¡Bien hecho!”. Realmente, la fotografía resultante tiene carácter, y demuestra cierta complicidad. Sin embargo, lo que no puedo dejar de pensar es cómo habría hecho esa foto yo mismo, un simple aficionado, sin apenas experiencia en retrato. Lo que más me habría costado sería encontrar una idea que me gustara lo suficiente como para creérmela, convencer a la retratada de que esa idea va a funcionar, y ganarme su confianza para que pose con confianza. Desde luego, leer la experiencia de Keatley anima a tratar de hacer un buen retrato, con una buena preparación de la escena e iluminación, guiando a la persona retratada con seguridad y confianza. ¡Por algo habrá que empezar, hasta que Annie Leibovitz llame a nuestras puertas!

Vía | Exposure Compensation

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