HOY SE HABLA DE

Claves para el revelado químico de fotografías (III): Ampliaciones en papel

Claves para el revelado químico de fotografías (III): Ampliaciones en papel
9 comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail

Siguiendo con la última entrega de este miniciclo sobre revelado químico de fotografías y tras organizar nuestro espacio de trabajo y conocer a fondo los agentes químicos que revelan nuestras imágenes, llegamos al revelado de ampliaciones en papel.

Preparando el equipo: la ampliadora

Lo primero que hay que tener en cuenta para revelar nuestras copias, en primer lugar, es con qué vamos a ampliarlas. Si tenemos suerte, puede que nuestro padre o abuelo haya guardado una ampliadora fotográfica.

En caso contrario, tendremos que bucear por el mercado de segunda mano para encontrar una, ya sea online o buscando en rastros. En mi caso, pude hacerme con una por 20 euros gracias a un señor mayor que tan sólo quería que alguien sacase provecho a un cacharro que tenía guardado desde hace años. Tuve suerte, porque la ampliadora se encuentra en perfectas condiciones y tan sólo tuve que cambiar la bombilla. Sin embargo, una ampliadora de segunda mano rondará los 100 euros. Hay quien pide cantidades exageradas para la antigüedad de los equipos y lo útiles que son hoy por hoy, pero todo es negociar.

Guillermo Perez
Fotografía de Guillermo Perez

La bombilla de la ampliadora

He mencionado el tema de la bombilla, y es un punto importante si compramos una ampliadora de segunda mano o la nuestra se funde en alguna ocasión.

Las bombillas de ampliadora son un tipo de bombillas especiales y según he podido leer de Manuel Ruiz en FormatoMedio.eu, son bombillas ligeramente sobrevoltadas para que la calidad de la luz sea mayor pero a cambio la vida útil de la bombilla se acorta drásticamente.

Mi caso personal es que la Philips Photocrescenta original de la ampliadora se fundió al encenderla, por lo que decidí que no iba a pagar una barbaridad por una bombilla incandescente. Compré por unos 4 euros una bombilla LED de 10W que al cambio son unos 60W de bombilla incandescente. La temperatura de color es blanca (creo que sobre 5600K) y el Índice de Reproducción Cromática es superior a 80, por lo que era una bombilla LED de buena calidad.

La experiencia ha sido buena, las imágenes son claras, con un buen contraste y tiempos de exposición que he podido y sabido manejar perfectamente con buenos resultados sobre el papel.

Tipos de papel

Entrando en materia, echemos un ojo a los diferentes tipos de papel. En mi caso usé Ilford Multigrade de dos tamaños: 10x15 para las copias pequeñas y 20x25 para copias grandes y contactos.

Wikicommon
Fotografía de Wikicommons

Los grados del papel indican el contraste que ofrecen: a mayor el grado, mayor el contraste. En el caso de Ilford, encontramos papeles multigrado que podemos manipular a través de filtros para mejorar el contraste; también encontramos papeles de grado fijo del 0 al 5, quedando descontinuados los grados 0, 4 y 5 por lo que hoy por hoy sólo encontraremos de grado 1, 2 y 3, los que se clasificarían como papeles de grado normal.

Los filtros Ilford para ampliadoras merecen que les hagamos una mención. Son filtros calibrados para ofrecer un ajuste al constraste de nuestras fotografías sobre papeles multigrado, pero hay que saber que son exageradamente caros. Los podemos encontrar de segunda mano o de ocasión en algunos sitios, además de en su versión Starter Pack por unos cuantos jugosos euros menos que nos serán utilísimos si trabajamos con este tipo de papeles.

El proceso de la ampliación

En cuanto al proceso de ampliación, personalmente creo que es el momento más mágico del revelado. También lo es desenrollar el negativo de la espiral y ver que la película desvela sus secretos, pero ver cómo se ennegrece el papel en la cubeta de revelador es algo que cualquier fotógrafo curioso debe probar alguna vez en su carrera.

Jim Sneddon
Fotografía de Jim Sneddon

En relación a la cantidad de líquido que debemos poner en una cubeta, yo recomiendo tomar primero la medida de la cubeta con agua y luego calcular las proporciones con los químicos. En mi caso para una cubeta de 20x25, me caben unos 500 mililitros de líquido que equivale a una capa fina que cubre el papel pero que me permite mecer la cubeta sin miedo a que salpique o se desparrame.

Revelando tras la exposición

Hay que tener en cuenta que la exposición en la ampliadora es lo que te dá el negro, no el revelador. Hay quien piensa que por dejar la copia nadando en revelador durante el doble de tiempo va a sacar negros de una copia que ha sido expuesta poco tiempo a la ampliadora, pero eso no es así.

Una vez pasado el tiempo recomendado por el fabricante podemos dejar la copia unos segundos más para arañar algún gris o profundizar de forma sutil en los negros, pero el revelador actúa en la medida en la que nosotros hayamos expuesto el papel. Si no hay imagen latente por falta de tiempo, el revelador no va a sacar de donde no hay.

Si como en mi caso, nos es imposible separar físicamente la ampliadora de las cubeta debemos aislar la ampliadora de las cubetas con un tablón perpendicular a la mesa para poder ampliar una copia mientras revelamos otra. En caso contrario, la copia muy probablemente se contamine de la luz de la ampliadora.

Pat David
Fotografía de Pat David

El baño de paro

Como ya indiqué en el artículo anterior, en mi caso empleo baño de paro mezclando vinagre y agua, aunque podemos emplear ácito acético que es la formulación de los baños que podemos comprar en las tiendas, que tienen la ventaja de que cunden mucho y cuando pierden su efectividad, cambian de color.

En estos casos suelo dejar la copia durante unos 30-45 segundos, ya que me parece un tiempo muy prudencial para parar la reacción. Para evitar que el fijador pierda efectividad, suelo escurrir la copia hasta que no gotee y luego la paso a la cubeta de fijación. Ignoro si el contacto de gran cantidad de ácido con el fijador hace que su acción se degrade más rápidamente, pero me parece que tiene cierta lógica.

Fijando la imagen latente

Por último, el baño de fijación es el que determinará la calidad y cantidad de perdurabilidad de nuestra fotografía. Como siempre, haremos caso al fabricante y dejaremos el tiempo que nos indiquen. No hay que tomar extremos: ni dejarlo 10 segundos ni dejar que nade en el fijador por 30 minutos. Un periodo prudente de tiempo con una buena agitación de vez en cuando hará que la imagen quede impregnada en el papel por muchísimos años.

Personalmente recomiendo que nunca escatimemos con el fijador y siempre optemos por una solución ligeramente más concentrada, especialmente si tenemos interés en que nuestros trabajos conserven su identidad física. Aún así yo en cuanto revelé mis primeras fotografías, lo primero que hice fue escanearlas para tener una copia de seguridad digital.

Kevin Dooley
Fotografía de Kevin Dooley

Almacenamiento de las copias

Hablando de almacenamiento, en otro artículo hablé sobre el gran problema de la fotografía digital: su conservación. Es un tema delicado porque no sería la primera vez que usamos un móvil fotografiando a nuestra familia y amigos, y un buen día sin tener ninguna copia de seguridad, el móvil se moja y todas esas fotografías simplemente se pierden.

En el caso de la fotografía química, el almacenamiento es algo que damos por sentado y que además, los más meticulosos no se conformarán con cualquier cosa.

Como con los negativos, las copias deberíamos conservarlas en álbumes y/o lienzos que no contengan pegamentos y en papeles libres de ácidos. Con estas precauciones, nos aseguraremos que nuestras copias estarán perfectamente conservadas y resguardadas de la luz durante muchísimo tiempo. Si además disponemos de un escaner y digitalizamos nuestras fotografías con la máxima resolución posible, nos aseguraremos su buena conservación.

En XatakaFoto | Claves para el revelado químico de fotografías (I): La habitación

En XatakaFoto | Claves para el revelado químico de fotografías (II): Los productos químicos

Comentarios cerrados
Inicio