Buf, cómo está el país. Hace un rato que veía por Facebook, una fotografía que se refería en el diario El Mundo sobre la promoción de Euskadi en la feria de turismo, Fitur 2014.
Obviamente, no es el único caso, ni mucho menos. Aunque tal vez sea lo que piden los clientes (¿?) y el que menos culpa tiene de todo esto es el fotógrafo. No lo sé. Solamente trato de reflexionar y pensar en voz alta con vosotros.
Hay bastante distancia entre el caso que os indico y, por ejemplo, la fotografía ganadora del World Press Photo 2013, de Paul Hansen (con toda su polémica). Son casos distintos y muy alejados (en cuento al tema, el momento y la edición de las mismas) pero nos pueden hacer reflexionar sobre hacia dónde camina la fotografía actual en algunos sectores.
Me pregunto sinceramente: en aras del rango dinámico tan magnífico y estupendo que nos ofrecen nuestras maravillosas cámaras, ¿hemos de retocar tan excesivamente las imágenes? perdón, quería decir ¿hacer pensar al espectador que se ha vuelto daltónico? perdonadme los daltónicos, en los cuales me hayo. Que levante la mano el nunca haya hecho un HDR superexagerado ... aunque sea en la intimidad. Venga, no seais tímidos.
Seguramente estoy diciendo barbaridades. Seguramente más de uno pensaréis que si me he levantado con el pie izquierdo. Seguramente es cuestión de las aberraciones cromáticas y no me he fijado. Y más aún, me vuelvo a preguntar: ¿hay que convertir un bello paraje en una composición irreal, ficticia y vacía? ¿es necesario?
No es que uno haga grandes fotografías ni mucho menos - cualquiera de vosotros me dará cien vueltas, seguro - pero sí creo que poseo una educación visual digna, al menos. Y, al menos, este tipo de trabajos, y más cuando son auspiciados por una entidad pública, me indigna. Me indigna porque si esta es la imagen que queremos dar, en este caso, de un territorio pienso que alguien ha perdido el norte, nunca mejor dicho.
Con la buena imagen que ofrece a nivel internacional la fotografía de nuestro país, léase premios World Press Photo, World Wild Photographer u otros (algún Pulitzer incluso), resulta cuando menos incomprensible este tipo de reportajes. Vaya, ahora acabo de acordarme, de una fotógrafa que hizo un reportaje de boda de este estilo porque se lo pidieron los novios. Será que es la tendencia. Será que está de moda.
Fotografía | Buf, cómo está el país
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