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Usando fotos de internautas: entre la ética y la estética

Usando fotos de internautas: entre la ética y la estética
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Este último mes han aparecido por todos los rincones de la red la serie Photo Opportunities de la fotógrafa suiza Corinne Vionnet, que combinan cientos de fotografías tomadas por turistas, y subidas a Internet, tomadas desde un mismo punto de vista, para crear una visión diferente y dinámica de conocidos monumentos. En la galería de la parte inferior tenéis el resto de imágenes que conforman su serie.

La idea es especialmente curiosa por varios motivos. Primero, porque nos hacen recapitular sobre la originalidad de las fotografías de recuerdo que hacemos como turistas: en la mayoría de sus collages, la imagen es sorprendentemente reconocible, ya que el maravilloso encuadre del que tan orgulloso estamos es, en muchos casos, el mismo que utiliza todo el mundo.

Sobre este punto, muchas veces me pregunto si, para acabar realizando la misma foto que todos los demás, no me merecería más la pena comprar una postal y centrarnos en disfrutar del momento. Quizá el motivo de hacer la toma sea más el puro coleccionismo de momentos ("yo estuve aquí, y puedo demostrarlo") que disfrutar de la fotografía como tal.

En cualquier caso, si nos centramos en la técnica utilizada tenemos una lectura muy distinta: ¿Hasta qué punto es ético o legal utilizar imágenes de terceros para crear una obra independiente? ¿Tuvo en cuenta el autor la licencia de las imágenes que usó? ¿Qué parte del mérito del resultado le corresponde a cada uno de los inesperados colaboradores?

Monasterio de San Zoilo, por Lukasz Michalak

Para estudiar el tema os vamos a presentar un proyecto muy similar, realizado por el fotógrafo Lukasz Michalak para el Instituto de la Juventud de la Junta de Castilla y León. Su aportación a la exposición “Jóvenes Fotógrafos de Castilla y León en los Hitos del Camino de Santiago”, organizada para la conmemoración del Año Santo Compostelano, se realizó en el Monasterio de San Zoilo de Carrión de los Condes y Albergue Municipal de Peregrinos de Itero de la Vega, y estaba protagonizada respectivamente por el claustro del Monasterio y el Puente de Itero.

Lukasz realizó dos trabajos también superponiendo imágenes tomadas de Internet, imprimiéndolas posteriormente sobre un metacrilato transparente, para que pudieran ser vistas desde el mismo lugar donde fueron tomadas. La idea inicial era hacerlo junto con nueve imágenes tomadas por él in situ. Pese a que este último punto no pudo realizarse por motivos de presupuesto, en la galería de la parte inferior tenéis todas las imágenes, para que podáis disfrutarla tal y como fue ideada.

En ambos casos, las fotografías originales se utilizaron porque simplemente "estaban ahí", disponibles para el público en Internet, pero no se notificó ni se pidió permiso a ninguno de sus autores. En todo caso, difícilmente esto les cree un problema a ninguno de los dos creadores, ya que la composición final hace prácticamente irreconocibles a cada una de las fotografías individuales.

JOAN FONTCUBERTA. Googlerama. Ozono y Hundimiento de Prestige
Googlerama "Ozono y Hundimiento de Prestige", de Joan Fontcuberta.
Fotografía: Régine Debatty

Llevando el tema más allá, no puedo evitar pensar en una de las muchas polémicas que han envuelto a Joan Fontcuberta, y en concreto a las que rodean a nuestra temática: el uso de imágenes encontradas en Internet sin autorización expresa de sus autores. Para ejemplificarlo tomemos sus series "Googlegramas" y "A través del espejo".

En "Googlegramas", el autor crea una serie de imágenes de gran formato, formadas a su vez por pequeñas capturas de los resultados que Google Images ofrece al buscar los conceptos que forman el elemento principal. El resultado son obras tan gráficas y perturbadoras como una representación del impacto que derribó a las Torres Gemelas, creado a partir de la búsqueda de "Alá" y "Yavé" (en distintos idiomas) en Google Images.

Si en este caso la imagen de Internet es un elemento más, en su más reciente obra "A través del espejo" toma completamente el protagonismo. El concepto de este trabajo gira en torno a lo que Fontcuberta a venido a llamar "reflectogramas": autorretratos hechos utilizando superficies reflectantes, como los famosos avatares hechos en el espejo del baño que tanto triunfan en las redes sociales adolescentes.

Es en este trabajo donde estiramos al límite la polémica sobre los derechos: cada una de las 352 fotografías de su libro (o las más de 2000 que forman la obra completa) es una imagen presentada por el artista sin cambios, tal y como la subió a Internet un autor anónimo (si es que ese concepto es realmente aplicable).

La polémica tiene tantas ramificaciones que sería imposibles plantearlas aquí: me imagino a jóvenes incautos incapaces de borrar los rastros de una noche de exaltación hormonal, a padres sorprendidos descubriendo las dotes exhibicionistas de su hijo postadolescente, o (¿por qué no?) a algún futuro artista de la fotografía que no puede presentar su personal e intransferible autorretrato a un concurso universitario porque ya ha sido publicado como parte de un trabajo artístico.

Fontcuberta defiende la legalidad de su trabajo, y aboga por revisar la idea tradicional de autor. No voy a discutir aquí la ética de todo un Premio Nacional de Fotografía, pero su trabajo, junto con los de Vionnet y Michalak que me han servido de introducción, son un ejemplo perfecto de los profundos cambios que La Red y la globalización están imponiendo al arte y a los derechos de imagen.

Si me permitís un consejo, yo os diría que por si acaso tratéis de ser lo más cuidadosos posibles con el uso de fotografías que no sean vuestras para vuestras obras, buscando siempre que sea posible imágenes con licencias Creative Commons que permitan su modificación y su uso comercial (como la que encabeza este último punto). Al fin y al cabo, siempre es mejor andar con las espaldas cubiertas.

Web oficial | Corrine Voinnet | Joan Fontcuberta

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