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Iluminando objetos desde el interior

Iluminando objetos desde el interior
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Cuando oímos hablar de iluminación en la fotografía o de la práctica del strobist tendemos a pensar siempre en un mismo esquema de luz en el que la fuente ilumina al objeto desde fuera. La inmensa mayoría de los libros, cuando no todos, se centra en exclusiva en ello pero como demuestran los chicos de Lightism hay alternativas y muy interesantes. Una de ellas es iluminar el objeto desde el interior.

¿Sabéis qué es una barra de luz química? Seguro que habéis visto alguna. Estáis en una sala inmensa, refresco y palomitas en mano, y en un absurdo giro de guión el protagonista de turno se saca de la mochila una barrita que dobla y agita hasta que se ilumina, como por arte de magia, la cueva donde aguarda el cocodrilo gigante que se ha comido a sus amigos. Pues esa fuente de luz es una barra de luz química.

Michael Davis

Estas barritas son de gran utilidad para infinidad de situaciones. Se usan para señalizar accidentes, para facilitar la pesca nocturna, para iluminar zonas oscuras o incluso para marcar tu posición a terceras personas en un hipotético rescate. Aunque son baratas y las hay de varios tamaños y colores, jamás, hasta hoy, se me hubiese ocurrido pensar que su extrema versatilidad las haría útiles para iluminar en fotografía.

En Lightism trabajan con verduras porque sus paredes dejan pasar gran parte de la luz si esta es suficientemente potente; obviamente no vamos a hacer nada con paredes de hormigón armado pero a esa conclusión ya habréis llegado todos. Aunque podremos introducir las barras en multitud de objetos apropiados las opciones se multiplican haciendo un poco de bricolaje.

Satoshi Tomiyama

Las barras de luz química llevan en su interior varias cápsulas cerradas con compuestos químicos que se liberan y mezclan al doblar la barra. Esta reacción es la que provoca la luz (fría). Los chicos de Lightism usan una jeringa para drenar esta mezcla luminosa y rellenar con ella otros objetos más pequeños como podrían ser huevos. Si os fijáis en los huevos de codorniz con las grietas provocadas iluminados desde el centro, el resultado es espectacular.

Desconozco si podemos correr algún tipo de riesgo al manipular esta mezcla (realmente no es necesario ni llegar a tocarla con las manos). Ellos lo practican y parecen haber sobrevivido para contarlo. No obstante es una idea genial la de jugar con estas barras en nuestros esquemas de iluminación. ¿Lo habéis probado vosotros?

Vía | Lightism Fotos | Kendra Miller | Michael Davis | Satoshi Tomiyama

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