“Hay que dejarse llevar por sensaciones, notar la energía cuando fotografías una ciudad”: Gonzalo Azumendi, fotógrafo de viajes

“Hay que dejarse llevar por sensaciones, notar la energía cuando fotografías una ciudad”: Gonzalo Azumendi, fotógrafo de viajes

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“Hay que dejarse llevar por sensaciones, notar la energía cuando fotografías una ciudad”: Gonzalo Azumendi, fotógrafo de viajes

Hablar de Gonzalo Azumendi es hablar de uno de los más prestigiosos fotógrafos de viajes que tenemos en España. Este vasco de Getxo lleva más de tres décadas centradas en la fotografía y se ha labrado una carrera fotografiando por todo el mundo. Queríamos conocer más sobre sus comienzos, su filosofía y saber más del fotógrafo divertido y sonriente que hay detrás de sus llamativas y curiosas fotos.

Azumendi trabaja para las mejores revistas, periódicos y publicaciones por todo el mundo. Aquí, es habitual en El País o El Mundo, Viajar, Viajes National Geographic o Lonely Planet, entre otros. Además de autor de numerosos libros y de conferencias y talleres, ha dedicado parte de su vida a documentar recónditos lugares para la UNESCO.

Llevas muchos años en esto de la fotografía, ¿recuerdas cómo fueron tus inicios? ¿cómo llegaste y qué te llevó a dedicarte a la fotografía de viajes?

Era escalador. Me fascinaba el alpinismo, me fascinaba la vida, me fascinaba viajar y los ochomilistas y esa liturgia, que al fin y al cabo era una pasión, igual que la fotografía. Una pasión por lo inútil, tomando las palabras del famoso alpinista Lionel Terray: “los conquistadores de lo inútil”. Pero, de repente, no se muy bien porqué empecé a llevarme la cámara de fotos que tenía mi madre para fotografiar aquella movida. Y, un buen día, me vi atrapado por las fotos. Empecé a hacer cursos, a interesarme por ir a proyecciones, conferencias de fotógrafos de Magnum... estando en Bilbao me iba a Barcelona a hacer talleres y, así poco a poco, me vi muy atrapado y enloquecido con la foto, tanto que seguí ese camino hasta hoy, que es mi medio de vida.

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Pero, ¿cómo empezaste profesionalmente?

Estudié psicología, mi padre había pagado la carrera por lo que la responsabilidad era más grande aún... y yo lo que quería, juvenil y con mente “hippie”, era ser libre, dedicarme al alpinismo... era como un sueño. Aunque fue la fotografía la que me atrapó. En ese momento era complicado dedicarse a la fotografía pero, en cierto modo, es más fácil que ahora, porque no estaba todo tan saturado. Antes el soporte habitual era la diapositiva y había que hacerla bien y venderla, entregar algo físico, lo cuál conllevaba un alto grado de exigencia a la hora de trabajar. Ahora es diferente. Todo está lleno de fotos, circulan por millones en la red, y hace que el valor de la fotografía comercial se haya devaluado, por tanto, en el terreno profesional es más complicado y cada vez más “low-cost”, trabajar muchísimo más y ganar muchísimo menos.

Cuando ya empiezas a dedicarte a la fotografía, ¿hubo algún encargo que te marcó?

En 1984 me fui a un barco pesquero porque en esa época hubo problemas, un conflicto con Francia y los patrulleros les disparaban. Así que salí con un barco del puerto Ondárroa durante una semana y estuve haciendo fotos. Llegó un ciclón y aquellas fotos las publicaron en un diario durante cuatro días. Aquello me sirvió para empezar.

Además, en la revista GEO hicieron un reportaje de los carnavales vascos que eran cercanos a mi y como me pillaba allí y tenía fotos hechas, pues me publicaron tres. Fueron los comienzos. Luego hice muchos festivales de música, de teatro, de eventos culturales que me tenían ocupado muchos fines de semana y así fui avanzando.

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¿Y luego llegaron los viajes?

Si, pero para nada fue fácil. Fue algo muy progresivo, que compaginaba con ser guía de viajes y complementando con otros encargos para ir saliendo adelante. Llegó a un momento en el que ya conseguí estar plenamente dedicado a la fotografía.

Tengo que destacar que en esa época lo que se pedía era un soporte físico y no existía la facilidad técnica, ni lo barato y accesible del digital, que cada día inunda la vida de imágenes, como un nuevo y rápido lenguaje. Entonces había que ser exigentes y cumplir con todos los encargos en tiempo y con calidad.

 

De tus viajes, quizás destacaría cierta vinculación con Tailandia ¿no es así?

Si, he trabajado mucho allí, me encanta todo Asía, es muy cómodo y estimulante porque la gente es muy tranquila, “vive y deja vivir”, pero son muchos países con los que tengo vinculación. Me gusta casi todo el planeta. Va por rachas. Durante muchos años estuve viajando por países árabes, que fueron buena parte de mis trabajos durante tiempo.

¿Te resultaba fácil en esos países?

Siempre me encontré muy a gusto y bien. Muy cercano a la gente, sin diferencias. Ahora con los problemas actuales en el mundo, en algunos es más complicado viajar, y también hay menos demanda en las publicaciones y encargos. Lo echo de menos.

 

Cuando viajas a un país a un encargo ¿cuánto hay de improvisación y dejar que surgen situaciones y momentos y cuánto hay de planificación en tu trabajo?

Muchos piensan que todo se puede calcular pero hay veces que aparecen situaciones cuando menos te lo esperas y tienes que estar preparado para resolverlo y aprovecharlo

Pues te diría que un 95% de improvisación. Incluso el 100% antes de salir. Pero cuando ya estoy en el destino y empiezo a conocer dónde hay que estar, dónde ocurre algo, empiezo a planificar con detalle y calculo bien. Aunque, en general, muchos piensan que todo se puede calcular pero hay veces que aparecen situaciones cuando menos te lo esperas y tienes que estar preparado para resolverlo y aprovecharlo. Es cierto que en ocasiones hay que seguir un guión y algo previsto, por ejemplo, cuando me hace un encargo la Unesco tengo claro dónde tengo que ir y lo que hacer y no me voy a salir, pero aconsejo hay que dejarse llevar por sensaciones. Llegas a un país, a una ciudad, a una plaza y notas la energía, voy percibiendo dónde voy a conseguir buenas fotos. Notas que hay sitios en los que tienes que estar y donde va a ocurrir. Una vez allí ya planificas y te organizas para sacarle partido.

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Eso te llevará a encontrarte fotos fantásticas porque te has encontrado situaciones magníficas pero supongo que también te habrá llevado a situaciones en las que no es tan fácil resolverlo ¿no?

Claro, hay momentos en los que sabes que no puedes improvisar, tienes que buscar bien, planificar y saber cómo resolverlo. Ten en cuenta que tienes que tener mucha flexibilidad, ya que hay que amoldarse a la meteorología, a las horas, la luz... incluso me ha pasado, en la plaza de una ciudad que estaba todo perfecto y listo para conseguir la foto al caer la noche, apenas esperando a que el sol bajara un poco más para tener esa luz del atardecer y, de repente, llegó el apagón general de una hora por el día del planeta... y me quedé sin luces. Todo oscuro, maldiciendo mi suerte, tuve que reaccionar rápido y hacer una larga exposición para lograr la foto que estaba buscando.

Cuando estoy fotografiando no bajo la guardia en ningún momento, estoy siempre pensando en fotografía, con gran pasión y entusiasmo

No soy de los que se rinden, no puedo parar. Suelo hacer las fotos típicas porque me sirven y, para explorar, para investigar, para esperar... y llegar a donde quiero. Cuando estoy fotografiando no bajo la guardia en ningún momento, estoy siempre pensando en fotografía, con gran pasión y entusiasmo. No pienso en la foto puramente comercial, ésas salen casi sin quererlo, porque además estoy condicionado por años de profesión... Por eso, trato de ir más allá, buscando algo diferente, siempre, disfrutar (y sufrir, que nunca se dice), crear, me quiero divertir, insistir, explorar hasta donde llego y buscar resultados que me satisfagan sin pensar si aquello lo podré vender o no (que total, para lo que se paga).

¿Cómo se vivió el cambio de fotografía química a digital en la fotografía de viajes? ¿cómo lo viviste?

Empecé relativamente pronto, gastando 7.000 euros en la primera cámara. La ventaja es total. El digital es la inmediatez, ISOs impensables de altos que nos permiten nuevas fotos en nuevas situaciones, economía, y economía en el transporte respecto a los carretes, salvar fotos, retocarlas, modificarlas fácilmente si es necesario. En mi caso lo hago alguna vez si lo considero oportuno. Comentaba con un compañero lo popular que ha sido el caso de McCurry, que tanta polémica ha creado (no soy fan, pero mi respeto va por delante). Hay que agradecerle que durante unos días muchos blogs, redes, etc, se llenaron de opiniones y comentarios... Todos hablando del retoque, aunque no de si las fotos eran suficientemente interesantes o no. Es decir, el tema se popularizó y, todo el mundo podía opinar de tú a tú, como en el futbol (y yo me uno a la fiesta). Y esto es parte del cambio.

El caso es que ahora con la fotografía digital todo esto es más fácil y ayuda. Si tengo algún problema con una foto, por ejemplo, el cielo que se me ha quemado, lo puedo recuperar mucho. Y disfruto y me quedo tranquilo. No me presento a concursos, ni me gusta tener ataduras, quiero ser libre para poder tener la foto que quiero, que bastantes condicionantes tiene la vida profesional. Estoy muy a gusto con la fotografía digital. Eso sí, lo que menos me gusta es la saturación de imágenes, como comentaba antes, pero todas las personas tenemos el mismo derecho a gozar de algo tan bello como es fotografiar, y ese es el resultado.

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¿Qué equipo usas habitualmente? Supongo que dependerá del destino o el encargo ¿qué sueles llevar?

Si trabajo en ciudad generalmente uso un único objetivo, el 24-70 mm para full frame. Y si llevo bolsa pues también el 17-35 mm. Aunque intento no ir cargado. Como muchas veces mi trabajo es muy solitario, llevo una pequeñísima cámara Rollei Action Cam para grabarme en vídeo las escenas más simpáticas fotografiando, siempre con sentido del humor. Aunque aún no tengo dominado la edición de vídeo, me hace mucha compañía. A veces llevo trípode pero no lo cargo expresamente durante el día, solo cuando lo tengo muy claro, para fotografía al llegar la noche, para interiores oscuros... Es que el peso mata al fotógrafo, mata la creatividad, necesito ir cómodo y poder moverme, porque siempre son jornadas largas, hasta de más de 12 horas, y mejor ir ligero.

Tu web está en construcción…

En Instagram no subo fotos preciosas, sino más bien mis invenciones, dando rienda suelta a la creatividad... las que más me divierten

Sí, creo que lleva así varios años... ja, ja, ja... Por ahora no está, me cuesta mucho porque tengo que prepararlo y me puede más la pasión de cada día, cada reto, cada viaje o encargo. A veces no paro. En cierto modo no le doy demasiada importancia, y debo hacerlo. Pero en el estudio, con tres personas trabajando, y con tantas tareas para facturar día a día, y miles de fotos, es difícil encontrar hueco para montar una web completa. Además, de que siempre intento hacer algo nuevo, buscar cosas originales... y no es fácil reflejarlo en la web. Ahora disfruto con Instagram, una fotografía más liberadora, más divertida, aunque me he metido solo en una trampa, porque un día subí una foto de “cuentos de hadas”, y ahora no puedo salirme de ahí, atrapado, ya estoy por la número 45. No subo por ahora fotos espectaculares del mundo, o escenas de viajes que tengo por decenas, sino más bien mis invenciones, dando rienda suelta a la creatividad... las que más me divierten.

 

Viendo precisamente tus fotos, se nota que eres más de provocar la foto que de llegar, observar y esperar… supongo que es por tu forma de ser

Si, no sabría decirte bien cómo. En realidad, me gusta mucho la improvisación, incluso dentro de la planificación dejo que las cosas fluyan, viendo cómo puedo conseguir algo, intervenir,... Muchas veces las tomas son espóntaneas, en otras ocasiones no se puede esperar a que pasen las cosas, hay que actuar, desinhibirse... pero eso es parte de mi. Si veo a alguien que me interesa, y puedo perder la foto, le paro, le hablo, le mareo, busco una foto, y otra... hasta que consigo lo que quiero y me hace feliz, me gusta y me satisface.

¿El próximo viaje?

Me voy en unos días a Japón, al camino de Kumano (que es como El Camino de Santiago allí) y luego a Tokio.

 

Pues muy buen viaje y buenas fotos. Gracias por tu tiempo. A todos os invitamos a conocer algunas de sus fotos en su web, aunque está en construcción, y, sobre todo, su divertido perfil de Instagram.

Fotografías de Gonzalo Azumendi reproducidas con permiso del autor para este artículo

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