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Madrid Photo Fest 2018: Asistimos a la primera edición del nuevo evento fotográfico de la capital (y II)

Madrid Photo Fest 2018: Asistimos a la primera edición del nuevo evento fotográfico de la capital (y II)

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Madrid Photo Fest 2018: Asistimos a la primera edición del nuevo evento fotográfico de la capital (y II)

Como ya hemos empezado a contaros en la primera entrega, la semana pasada (del jueves al domingo) se ha celebrado en Madrid el primer Madrid Photo Fest, el festival internacional de fotografía dedicado al mundo de la postproducción fotográfica. Dos de los editores de Xataka Foto nos hemos acercado para contar cómo funciona un evento de estas características.

Siempre es bueno organizar eventos de esta índole. Es una buena noticia para fotógrafos, marcas y aficionados. Y más si nos fijamos en el cartel. Desde Albert Watson, pasando por Eugenio Recuenco hasta llegar a Isabel Muñoz. Por no hablar de algunos de los estudios de post producción más importantes del mundo. En principio allí, en la futura sede de Workshop Experience, íbamos a encontrarnos con lo mejor del mundo digital de la fotografía.

El precio era el gran problema. Cuatro días por 590€. O 190€ por un día completo sin restricción de accesos. Pero si nos fijamos en los protagonistas podíamos pensar que el precio era totalmente justificable. A ese precio no nos encontraríamos con talleres de postproducción internacionales en el que nos explicaran la diferencia entre Flujo y Opacidad de la herramienta Pincel o un bar en el que no servían vasos de agua del grifo de Madrid.

Dos días en el festival

Por problemas de agenda solo pude acercarme dos días. El viernes completo y la tarde del domingo. El lugar, una auténtica maravilla. No dejéis de acercaros a la calle Alcalá 182. Menudas instalaciones. Seguro que será un lugar de encuentro para fotógrafos de la ciudad. La competencia siempre es sana. Espero que muy pronto se convierta además en una zona de exposiciones que nos obligue a salir de los circuitos habituales.

En un lugar teníamos a todos los expositores: tiendas de fotografía, editoriales y marcas de renombre estaban ahí todos los días. Si pagabas 29€ era una de las cosas que podías hacer. Siempre es agradable poder ver y tocar los últimos equipos del mercado, como esa Sony A7 III que tan buena acogida está teniendo.

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Fotografía de Silhouette Studio

La mañana del viernes tuvimos el workshop de Eugenio Recuenco, uno de los grandes fotógrafos de la actualidad. Impresionaba ver cómo, delante de tanta gente, él y su equipo eran capaces de llegar a cabo una producción completa de moda. Con un escenario montado in situ, una modelo maquillada por el mismísimo Lewis Amarante, la magia se iba desarrollando delante de nuestros ojos.

Siempre es interesante ver bullir las ideas de un autor tan creativo delante de tus ojos. Lo malo es que con tanta gente hay veces que es difícil que todo el mundo mantenga la atención. Y los comentarios, el arrastre de sillas y el bullicio propio de un evento de estas características dificultaba seguir los avances hasta la fotografía final.

Y además nos vimos obligados a salir a las dos horas porque empezaba la conferencia de Manu Brabo, fotógrafo de guerra, en la zona Talks. Sus fotografías son un golpe en el estómago, mientras con sus palabras nos azotaba una y otra vez en nuestras conciencias, metiéndonos a todos en el mismo saco de irresponsabilidad por el mundo que estamos dejando. Te duele el alma al ver imágenes de guerra, pero Manu Brabo nos llamó constantemente la atención a través de la mirada y sus duras palabras.

La zona de Post-producción

Era una de las zonas más importantes de este primer festival. Pocas veces puedes conocer el trabajo de algunos de los estudios más importantes de fotografía. Esos retocadores que nos enseñan las fotografías de las portadas de las grandes cabeceras del mundo de la moda y los anuncios de las marcas más exclusivas del mercado.

Hemos tenido el privilegio de ver de nuevo en Madrid a Numérique y a Justine Foord de Silhouette Studio & La Máscara Studio. Seguro que más de una portada del kiosko de tu barrio es así por obra y gracias de estos dos estudios. Por no hablar de las campañas de publicidad que inundan las calles de cualquier ciudad.

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Fotografía de Numérique

La sala estaba abarrotada. Entrada controlada, mesas corridas, firmas de confidencialidad, cabina de traductores... Todo invita a descubrir nuevas técnicas y procesos que realmente nos ayuden a mejorar nuestro trabajo delante del ordenador. El disparo fotográfico es lo más importante, pero la labor de estos profesionales es lo que convierte a las fotografías en esos objetos del deseo que no podemos dejar de mirar.

En sus manos todo parece perfecto, tocado por los dioses. Se podía percibir la emoción de la gente que asistía a los talleres con la libreta de notas nueva o los ordenadores preparados para recibir la información. Solo en ese estado de trance podíamos obviar, en el caso de Numérique, los cantos melódicos de las conferencias en la zona Talk de Yhabril y Sandra Balsells, que estaban al otro lado de la puerta y que no pudimos disfrutar por incompatibilidad de horarios.

En los talleres se enseñó mucho, desde cómo funcionaban las sesiones de Capture One y lo útil que son las cuatro carpetas que se crean, hasta la increíble posibilidad de recortar la cara de un modelo de una fotografía para sustituirla por otra en la que no sale bien con la libertad que te dan las máscaras de capa.

Lo que aprendimos los que allí estuvimos es que muchas veces imaginamos que las técnicas que se emplean son harto complicadas y no es así. Lo más sencillo siempre es el mejor camino para lograr grandes resultados. Y que utilizar determinados filtros de pago para limpiar las pieles de las modelos no es, ni será pecado, siempre que los utilicemos con moderación.

A modo de conclusión

Promover la fotografía siempre es bueno. Entre todos nos tenemos que apoyar para que esta afición se convierta en el trabajo soñado de muchos. Y los festivales de fotografía siempre son una buena idea. Cuesta muchísimo organizarlos y las primeras ediciones son siempre difíciles.

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Manu Brabo

Madrid Photo Festival es un chorro de aire fresco en el territorio inexpugnable de PhotoEspaña. No son competidores, pues hablan de cosas distintas. La fotografía es tan rica que admite diversos puntos de vista. En esta ocasión los fotógrafos han podido aprender el ABC de revelado de algunos estudios de prestigio, conocer al gran Albert Watson, ver la forma de trabajar de Recuenco, soñar con Isabel Muñoz...

Acaba de terminar y estamos esperando ya la nueva convocatoria del segundo Madrid Photo Fest. Seguro que le pasará como al vino, que con el tiempo mejora. Su celebración confirma la buena salud de la fotografía en España y la gran importancia internacional que está tomando. Espero vernos el año que viene.

En Xataka Foto| Madrid Photo Fest 2018, el nuevo festival de fotografía de Madrid

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