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Querido amigo/a: Lo siento pero no, no quiero ser el fotógrafo de tu boda

Querido amigo/a: Lo siento pero no, no quiero ser el fotógrafo de tu boda
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Si eres aficionado a la fotografía o si te dedicas profesionalmente a ella, es muy posible que te hayas visto en la situación de que algún amigo o familiar te haya pedido que seas el fotógrafo de su boda ¿No es así? Se trata de una situación que estoy seguro muchos habéis “sufrido”... ¿Y cómo la resolvistéis? Difícil negarse ¿no? Seguramente, pero hacer de fotógrafo en una boda no es ninguna tontería, es un trabajo complicado, estresante y con mucha responsabilidad.

Justo por eso el fotógrafo neoyorkino Chris Gampat publicó hace poco en The Phoblographer esta carta que reproducimos (convenientemente traducida):

Queridos amigos

No hay palabras de felicitación lo suficientemente fuertes ni efectivas como para mostrar mi entusiasmo por lo que está por venir. Tú y tu prometida encontrastéis la forma de perseverar en el mundo de las citas modernas y habeís llegado al amor genuino. Durante años, serás la envidia de mí mismo y de muchos otros.

Te escribo esta carta en respuesta a tu solicitud para que yo sea el fotógrafo de vuestra boda. Lo siento, pero tengo que declinar respetuosamente la invitación; La verdad, preferiría ser sólo un invitado. Estaré encantado de hacer fotos en vuestra boda, pero no quiero ser el fotógrafo.

Este trabajo requiere mucha habilidad, paciencia y práctica. No es algo que pueda hacer cualquiera, y no es algo que realmente yo quiera hacer en vuestra boda. Sí es verdad que lo he hecho antes, pero esos días quedaron atrás. Soy alguien que va mucho más allá que solo mi cámara, y tengo una personalidad con la que, obviamente, vosotros y yo, estamos unidos como amigos que somos.

Entiendo que esto os puede suponer que tengáis que gastar un buen dinero en pagar a un fotógrafo de bodas profesional. Sugiero que busquéis una opción lo más asequible posible, pero pensad que esas imágenes son las que le enseñaréis a vuestros hijos y futuros gatos/ perros. Esas imágenes formarán parte de vuestra vida por muchos años y quedarán en la memoria por mucho tiempo. Realmente no quiero ser responsable de esto, y también creo que sería más feliz simplemente asistiendo a la boda sin tener sobre mis hombros la responsabilidad de inmortalizar ese día perfecto.

Sin embargo, voy a disfrutar del privilegio de asistir a vuestra boda como invitado y compartir vuestra felicidad. Mi cabeza no quiere estar en modo trabajo ni quiero que vuestros recuerdos personales formen parte de mi trabajo. Los días y horas que gastaría en editar las fotos y crear un álbum se me antojan especialmente estresantes. En cambio, prefiero compraros un bonito regalo para vuestra nueva vida.

Por favor, aceptad esta sincera carta escrita desde el fondo de mi corazón.

Firmado,

Un fotógrafo

¿Qué os parece? A mí estupendo, la verdad. De hecho os confieso que yo también lo he sufrido, y me costó negarme... Pero lo hice, siempre lo he hecho, como el de la carta. Bueno, siempre no. Hace muchos años, cuando no tenía mucha experiencia y usaba una cámara semiprofesional, fui el fotógrafo de la boda de un primo. Ahora lo pienso y no sé cómo me atreví. Fue una locura que podía haber acabado en desastre. Encima en la era analógica donde no se podía comprobar in situ el resultado de las fotos, con una única cámara y un flash recién comprado para ese reportaje…

Afortunadamente aquello acabó bien, pero nunca lo he vuelto a repetir. No descarto que algún día me pueda dedicar a ello, pero lo haría de otra manera. Ahora, cuando voy a una boda suelo hacer fotos (que, modestia aparte, suelen gustar a los protagonistas), pero no es lo mismo. La presión y exigencia que tiene un fotógrafo de este tipo es una cosa muy seria. Así que, amigo mio, mejor que sepas de antemano que no, que no quiero ser el fotógrafo de tu boda.

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Foto de portada | Óscar Condés

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