Christer Strömholm

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Pocas veces nos hacemos eco de fotógrafos más allá de nuestras fronteras, de Estados Unidos o de Francia, pero hoy queremos recordar a uno de los grandes autores que ha dado la fotografía sueca. Christer Strömholm, cuya exposición se clausuró hace unos días en Foto Colectania (Barcelona), dejó un legado de gran interés que le llevó a viajar por el mundo y que incluso le trajo a España entre los años 1958 y 1960 (aunque ya había hecho una primera incursión durante la Guerra Civil). Un fotógrafo que es conocido por su serie de transexuales en París de los años 50 y 60 y cuyo carácer nómada, junto a sus estudios de pintura, le hicieron ir forjándose un futuro dentro de la fotografía, aunque admitiese que se dedicaba a ello por la inmediatez a la hora de ser remunerado por los trabajos. [...] simplemente porque podía ganarme la vida de esa manera. Con mi cámara colgada del cuello la gente sabía que yo era fotógrafo. Descubrí que unirme a los periodistas me proporcionaba oportunidades porque ellos necesitaban fotografías. Yo tomaba las fotos y me pagaban inmediatamente. Como decíamos realizó estudios de pintura, primero en la ciudad alemana de Dresde y más tarde en París, ciudad donde comenzó su interés por el existencialismo de Jean Paul Sartre, Albert Camus y Simone de Beauvoir. Miembro de Fotoform y mucho más tarde director de Fotoskolen (Escuela de fotografía) de Estocolmo, no fue hasta 1997 cuando publicó "Kloka ord" (Palabras cuerdas) y recibió el Premio internacional de la Fundación Hasselblad. Fundamentalmente su trabajo estuvo enfocado a ilustrar los textos de los periodistas, siendo su serie más aclamada la dedicada a las prostitutas y travestidos de Place Blanche en París. La cercanía con la que retrataba a estas personas se ve reflejado también en sus palabras: Tienes que estar interesado de verdad en las personas para hacer esas fotografías. Me gusta tener una buena relación con la persona a la que tengo todo el respeto. El respeto es importante. Son unas fotografías realizadas en exquisito blanco y negro, la mayoría tomadas en situaciones de luz nocturna, en habitaciones o cafeterías, algunas muy íntimas, otras más descaradas, siempre dando importancia al impacto, porque si algo tiene el trabajo de Christer Strömholm, es esa capacidad para retorcernos, para revolver nuestras conciencias con estampas que atrapan por su fuerza visual. La galería que podemos ver en su espacio web es muy extensa, observando que trasladaba esa forma de fotografiar a cualquier situación. Tenía, por llamarlo de algún modo, una manera de enfrentarse al sujeto muy transgresora. Las más impactantes, en este sentido, pueden ser las dedicadas a Japón. Inspiradores son sus retratos a personajes del arte, como también lo son las imágenes de las cuales fue objeto como modelo. A propósito de esos autorretratos o retratos tomados sobre él por otros fotógrafos, existe un libro editado por STEIDL, "In memory of Himself", donde vemos que no le importaba ser objeto de la mirada de otras cámaras sino que incluso lo disfrutaba. Genuino, provocador, inteligente, rompedor, su fotografía es pura irreverencia poética. Fotógrafo Christer Strömholm

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