Ya hemos comentado que un fotolibro, por lo general, necesita de un tiempo extenso desde la idea hasta su publicación. Para "Versus", David Jiménez ha trabajado durante aproximadamente 14 años, compaginándolo con otros proyectos. No le sucedió lo mismo con su anterior "Infinito", el cual le ocupó sólo tres meses, libro además con el cual existe una conexión por la fuerte presencia de la simetría, algo que en esta publicación que nos ocupa ha llevado un paso más allá al darle salida en forma de dos ejemplares.
"Versus" es por tanto dos libros donde el autor ha querido jugar con la idea de positivado, llevando sus imágenes a ese paso anterior al blanco, ese blanco y negro al extremo e importándole más el aspecto formal que lo narrativo. Un trabajo que le ha ocupado estos últimos años donde sin embargo ha desarrollado otros proyectos en paralelo, tiempo en el cual ha tomado muchísimas fotografías y donde la idea primigenia ha ido cambiando hasta el resultado final.
Hay trabajos que nos inspiran a hablar de ellos desde las sensaciones que nos provocan, "Versus" es uno de ellos. David Jiménez nos habla de esos pequeños misterios que podemos ir descubriendo en su interior. Es un libro para ser tocado gracias a esa impresión sobre un papel que le acerca al grabado. Es un libro para vivir la experiencia que conduce al lector a descubrir fotografías y conexiones entre los dípticos, para observar cómo interactúan las imágenes. Porque esta publicación no trata de explicar nada, está ahí para que sucedan cosas y que, como comentaba su autor, mejora en sus sucesivas lecturas.
Este fotolibro es posible gracias a esas imágenes que David Jiménez guardaba en su imaginario, porque como nos cuenta, todos tenemos fotografías abstractas en nuestra cabeza que al final terminamos dándoles forma, haciéndolas concretas. Ahí reside parte de la magia de esta disciplina. También se ha hecho realidad gracias al trabajo de concepción y diseño realizado por el propio autor sin la ayuda de un diseñador, porque para él una obra es un todo y le gusta vivir la experiencia completa del proceso controlando todos los aspectos.
Y ya que hablamos de experiencia, es interesante esa magia que envuelve el proceso, cuando David Jiménez se encuentra con esas casualidades que están conectadas con el libro. Y no hablamos de cuestiones exotéricas, no nos confundamos, aunque podamos hilarlo con Ralph Gibson el cual, según Kondo Chamorro, parece que diseñaba sus fotolibros en función de las cartas del Tarot, aunque seguramente fuese una anécdota inventada. Pero no es ese tipo de magia a la que nos referimos, sino más bien ese halo que envuelve todo este tipo de creaciones que hacen que sucedan episodios en forma de señales a su alrededor, y que finalmente traspasan al lector que vive la lectura del libro desde ese afán por descubrir qué esconden sus páginas.
Editado por RM, gracias a la dirección editorial de Iñaki Domingo y al trabajo conjunto con el también editor Ramón Reverté, fue presentado el pasado jueves en la Escuela Blank Paper de Madrid. Y puesto que el libro nos invita a hablar de él desde la poesía, os dejo con unas palabras que no sólo nos hablan de esta publicación sino que además resultan inspiradoras:
En el espacio imaginario que se abre entre ellos (los dos libros que componen Versus) se nos revela el verdadero sentido del viaje al que hemos sido invitados, cifrado en el eco que vibra con tensa quietud entre las dos orillas de un mismo océano.
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