Así al menos lo dice un estudio elaborado por dos investigadores norteamericanos basándose en la experiencia de un medio que en 2013 prescindió de todos sus fotoperiodistas. Una buena noticia en esta época de crisis para el fotoperiodismo que ha llegado a la conclusión de que las fotos de no profesionales no son tan atractivas como las producidas por fotoperiodistas profesionales.
El estudio completo está disponible (previo pago) en Journalism & Mass Communication Quarterly pero en el American Press Institute hacen un amplio resumen que ayuda a entender cómo han llegado a semejante (e interesante) conclusión.
El periódico en cuestión se llama Times Herald-Record, pertenece a Middletown (Nueva York) y cuando hace cinco años prescindió de todos sus fotoperiodistas aumentó el número de fotos no profesionales publicadas de un 19% a un 33% (el resto se mantuvieron como fotos profesionales compradas a agencias). Pues bien, los investigadores Tara Mortensen, profesora asistente de la Universidad de Carolina del Sur, y Peter Gade, profesor de la Universidad de Oklahoma, se propusieron comprobar si este cambio afectaba a la calidad de las fotos publicadas.
Para ello, Para ello, compararon 488 fotos publicadas en el periódico y acreditadas a profesionales con otras 409 fotos que aparecían como imágenes de “aficionados”. Teniendo en cuenta que las fotos tomadas por profesionales suelen ser “gráficamente atractivas”, “emocionales” e “íntimas”, mientras que las tomadas por no profesionales tienden a ser simplemente “informativas”, dividieron todas las fotos dentro de cuatro categorías:
Informativas: Imágenes que brindan información (como una foto policial) pero carecen de emoción o creatividad.
Gráficamente atractivas: Fotos tomadas desde ángulos o perspectivas que las hacen “estéticamente interesantes”.
Emocionalmente atractivas: Imágenes que transmiten “el elemento humano de los protagonistas”
Íntimas: Fotos que logran una “conexión privada con el espectador”.
Teniendo en cuenta esto clasificaron este casi millar de imágenes para comprobar que las primeras, las fotos informativas, son las más utilizadas de forma rutinaria, mientras que las fotos íntimas son las más raras y excepcionales. También que los no profesionales eran mucho más propensos a tomar fotos informativas que los fotoperiodistas profesionales. Así, algo más del 80% de fotos no profesionales eran informativas, mientras que sólo lo eran un 49% de las tomadas por profesionales.
Sobre un 25% de las realizadas por fotoperiodistas podían calificarse en el apartado 2 y 3 (gráfica y emocionalmente atractivas), cuando solo un 10% de las no profesionales lograba entrar en alguna de estas categorías. Por último, ninguna de las fotos hechas por no profesionales se podían considerar como íntimas, mientras que el 2% de las fotos profesionales sí lo eran.
Claro que las diferencias no se quedaron en eso. También concluyeron que es mucho menos probable que las fotos no profesionales muestren escenas de acción y/o conflictos, dos cualidades que suelen atraer la atención del público. Para constatarlo, los investigadores comprobaron que el 67% de las fotos profesionales publicadas durante este tiempo en el Times Herald-Record aparecieron en la parte superior o central del diario, en comparación con el 58% de fotos no profesionales que fueron destacadas.
La conclusión, por tanto, es que las imágenes de fotoperiodistas son mejores que las tomadas por no profesionales, aunque la investigación de Mortensen y Gade sugiere que para encontrar las diferencias entre unas fotos y otras necesitarían investigar más. Aún así, añaden que las causas podrían ser que los fotógrafos profesionales aborden la fotografía de forma diferente, o que toman imágenes en eventos distintos que los no profesionales. De hecho, en el estudio se afirma que el 77% de las fotos no profesionales eran de ámbito local (por un 29% de los profesionales).
El caso es que este estudio parece demostrar de forma bastante clara que los fotoperiodistas profesionales son importantes, incluso en esta era de los teléfonos inteligentes en la que cualquiera puede hacer una foto con su móvil que sirva como portada de un diario. Sin embargo, lo que muchos ya pensábamos, que cuando las redacciones eliminan a su personal de fotoperiodismo, también suprimen un componente convincente de las noticias.
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