Un amigo me habló muy bien del Canon EF 200mm f/2,8L II USM y un día me dejó probarlo. Después de devolvérselo no paré hasta conseguir uno y montarlo en mi cámara. Desde ese día no pierdo la ocasión de salir a fotografiar con él, es una auténtica gozada.
Una cosa que siempre me ha sorprendido de este objetivo es lo poco que se habla de él, en favor de otros más populares como los copitos, eso sí, casi todo lo que se oye son halagos.
Después de haberlo utilizado durante más de dos años y de haber disfrutado de él en numerosas ocasiones y distintas circunstancias, me atrevo a hacer un pequeño análisis personal de esta pequeña joya.
Un poco de historia:
La serie de objetivos Canon de 200 mm se inició en 1988 con el f/1,8 que dejó de fabricarse en 2004 y que fue “sustituido” en 2007 con el 200 mm f/2 IS USM. En 1991 comenzó a comercializarse también el 200 mm f/2,8 que inicialmente salió con parasol retráctil incorporado y que fue sustituido en 1996 por el modelo Mark II, que continúa actualmente en fabricación.
Especificaciones:
El Canon EF 200mm f/2,8L II USM es un objetivo de un tamaño relativamente pequeño que no llega a los 14 centímetros de largo y poco más de 8 centímetros de diámetro máximo, el diámetro de filtros es de 72 mm. Estas reducidas dimensiones unidas a su ligereza, tan sólo 790 gramos de peso, hacen de él un objetivo muy cómodo de usar incluso en cámaras de pequeño tamaño.
Cuenta con 9 elementos ópticos divididos en 7 grupos, diafragma de 8 hojas con un rango de apertura que va desde f/2,8 hasta f/32. Su mínima distancia de enfoque se sitúa en 1,5 metros alcanzando a esa distancia un aumento máximo de 0,16. Su montura EF es válida para cámaras de formato completo y viene de fábrica con un parasol extraíble y funda individual.
Todos estos aspectos unidos a una construcción muy robusta, le hacen merecedor de un aro rojo rodeando su lente frontal que le delata como uno de los objetivos serie L de Canon, que es el distintivo que usa esta marca para diferenciar sus objetivos de alta gama.
Puntos a favor:
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Color negro. Parecerá una tontería, pero llevar un objetivo poco llamativo te hace pasar más desapercibido en multitud de situaciones en los que la discrección puede ser decisiva. Este es uno de los pequeños atractivos de este objetivo, su color negro le ayuda a ser discreto, por lo que unido a su larga focal puede ser muy útil en la fotografía de calle para tomar robados sin resultar muy evidente. Aunque si lo que queremos es llamar la atención siempre podemos cantar una jota a voz en grito mientras fotografiamos, eso no falla.
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Tamaño y peso. Dos puntos más a favor de este objetivo, es pequeño y ligero. Además de ayudarnos junto con el color negro a ser más discretos, también nos lo agradecerá nuestra espalda, ya que cargar con él no se hará tan pesado. Otro aspecto importante a tener en cuenta en este punto es que al ser menos pesado nuestro pulso se resentirá menos a la hora de disparar, por lo que podremos hacerlo a velocidades inferiores a otros objetivos de focal similar y que son más grandes y pesados.
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Velocidad de enfoque. Una de las cosas que más me sigue sorprendiendo es la velocidad de enfoque y lo silencioso que resulta. Cuando estás metido en un hide con un pajarillo asustadizo a menos de cuatro metros esto último es fundamental. Su velocidad de enfoque lo hace muy indicado también para fotografía de deportes.
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Nitidez y color. Dos aspectos muy importantes en la fotografía digital. Normalmente estamos acostumbrados a ajustar nuestras fotografías digitales con una ligera máscara de enfoque y un ajuste de niveles y saturación. No voy a decir que no sea necesario en el caso de este objetivo, pero los ajustes que hay que hacer son tan leves que hay que tener cuidado para no excederte.
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Bokeh. Su gran apertura y su distancia focal hacen que se obtengan unos resultados excelentes de primeros planos, con unos desenfoques de fondo muy suaves. Si tenemos un poco de espacio, puede ser un objetivo muy indicado para retratos.
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Trabajo en condiciones especiales. Su calidad de imagen es tan buena que puede usarse sin pérdida de calidad apreciable con multiplicadores 1,4X. Con los 2X da unos resultados muy buenos, pero sí se nota una ligera pérdida de calidad en la imagen final. Tambien podemos calificarlo como un objetivo excelente para trabajos en interiores o en situaciones de poca luz, ya que puede cotrarrestar el ruido producido por el aumento de la sensibilidad y ofrecernos resultados muy buenos incluso a ISOs muy altos.
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Relación calidad/precio. Es muy posible que estemos ante uno de los extraños casos en los que se nos ofrece un producto de una calidad excelente a un precio relativamente asequible, comparado con otros productos similares del mercado. Actualmente su precio ronda los 700 euros y podemos decir sin lugar a dudas que en este caso sí los vale.
Aspectos mejorables:
Es realmente difícil mejorar algo en este objetivo, hablando del mismo objetivo claro; podemos pedir un estabilizador de imagen, que sea un f/1,8, pero entonces no sería igual ni tan asequible. Aunque siendo un poco quisquillosos podemos sacarle un par de pegas:
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Aunque no es realmente necesario por su tamaño y peso, en ocasiones no vendría mal tener un anillo para trípode, sobre todo cuando lo usamos con multiplicadores y/o con cámaras de cuerpo pequeño, es una forma de tener más equilibrado el conjunto.
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El parasol es un poco engorroso de poner y quitar, no tiene marcas de punto de anclaje y a veces cuesta montarlo o desmontarlo del objetivo.
Podemos calificar estos peros como ligeros borrones en un expediente impecable.
Conclusiones:
Como resumen podemos asegurar de que se trata de un objetivo de una calidad de construcción muy buena, es luminoso, ergonómico, de enfoque rapidísimo, y que ofrece unos resultados de imagen excelentes: nitidez, color, bokeh. Además es pequeño, ligero y poco llamativo y lo mejor de todo es que se trata de un objetivo con una relación calidad/precio de lo mejor del mercado.
Si estás buscando un teleobjetivo bueno, bonito y… no muy caro, no lo dudes, el Canon EF 200mm f/2,8L II USM es tu objetivo, siempre y cuando tengas una cámara réflex Canon, claro está.
Fotos | Mario Ximénez
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