Siempre os hablamos de la última cámara que acaba de salir, que va a salir o incluso cuya existencia ni siquiera se ha confirmado oficialmente aún, de la nueva generación de objetivos que el líder del mercado ha prometido desarrollar, de inventos que casi parecen sacados de películas de ciencia ficción y hasta de prototipos que esperamos llegar a ver algún día.
Pero hoy vamos a volver por un momento al pasado, rescatar tecnología “obsoleta” y traerla al presente para ver que no sólo no está tan desfasada como pensábamos sino que, de hecho, puede ser muy útil.
Hemos cogido una de esas cámaras desechables que fueron “lo más” en los años ’90, concretamente una Kodak Wedding como la de la foto, y hemos salido a disparar con ella, a ver qué nos ofrece.
<h2>Cámara desechable con flash integrado Kodak Wedding</h2>
Empecemos por el principio. Estamos hablando de una cámara desechable y por tanto, es una cámara en el extremo de la sencillez.
Está fabricada en plástico, tiene un peso ridículo y carece de todo tipo de controles: la exposición es fija, la distancia de enfoque también, la apertura… todo viene preconfigurado y no lo podemos modificar, sin embargo veremos que a pesar de ello se le puede sacar mucho jugo.
El objetivo es bastante pequeño (supongo que utilizará una apertura de diafragma de F/8 o cercano a ese valor) y no es ninguna joya, a juzgar por los resultados, pero para ser una desechable creo que no está tan mal. La profundidad de campo, o área de foco si queréis, se encuentra entre el 1,2 y los 3,5 metros de distancia a la cámara, por tanto todo lo que coloquemos a esa distancia saldrá enfocado y el resto borroso o muy borroso. Yo he intentado sacar fotos a unos 2 metros para maximizar el enfoque en algunas tomas y he probado hasta paisajes lejanos en otras.
La película que monta es un simple carrete de 135-24, concretamente un Kodak GT 800-5, que al ir montado en fábrica nos permite aprovecharlo al máximo con 27 exposiciones. Nada del otro mundo aquí, es una película color clásica de Kodak preparada para disparar a ISO 800. Me ha parecido que tiene bastante grano, a pesar de que el fabricante americano destaca precisamente lo contrario, pero esto probablemente es una consecuencia de que las fotografías nunca salgan perfectamente expuestas.
El punto fuerte, sin duda es su flash integrado, que no es nada malo para ser una cámara tan barata. Al estar medido para película de ISO 800 y para sujetos a esa distancia media de poco más de dos metros, cuando lo usemos y encuadremos elementos más cercanos estos nos saldrán quemados y cuando estén más alejados saldrán oscuros si no hay luz ambiente suficiente. Para activarlo tiene un botón de pre-carga, aunque también se enciende automáticamente cuando pasamos la película, y dispone de un pequeño testigo que se ilumina cuando está preparado para disparar (es casi inmediato y su pila no desfallece antes de terminar el carrete).
<h2>Resultados con la Kodak Wedding desechable</h2>
Respondiendo un poco a la pregunta del título, ¿qué se puede hacer con ella? Pues desde luego, fotos en una boda, como su propio nombre oficial nos indica, pero ¡también mucho más! Yo he intentado ir no ya un paso más allá sino un buen trecho, para comprobar hasta donde tiene sentido llegar con ella, y los resultados los estáis viendo.
Para obtener una calidad medianamente buena, casi prácticamente nos tendremos que ceñir a los usos para los que está diseñada, pero si no somos quisquillosos podremos hacer mucho más que eso con unos resultados aceptables por encima o al nivel de cualquier lomográfica barata.
La nitidez no es su fuerte, en mi opinión, sin embargo para un tamaño de 10×15 (el habitual) es más que suficiente, produciendo imágenes nítidas siempre que respetemos las distancias de enfoque mencionadas.
Además al disponer de flash nos permitirá también algún que otro uso creativo, como por ejemplo fotografías con cierto movimiento de fondo y un sujeto congelado por el flash, algo muy socorrido y habitual en las fotografías de baile en una boda. Lamentablemente no se me dio la ocasión y no tengo ningún ejemplo para mostraros, pero estoy seguro de que dará un buen resultado.
Si preferís revelar la película vosotros mismos – tened en cuenta que es película color y es más difícil que el blanco y negro – para luego positivar o simplemente escanear los negativos, deciros que es una opción muy válida y que estas cámaras son muy fáciles de abrir con una pequeña herramienta o un poco de maña.
<h2>Conclusiones de la Kodak Wedding desechable</h2>
Una cámara desechable como ésta tiene unos límites muy claros pero es una gran idea por su inmediatez (“apunta y dispara”, no hay ni que encenderla, ni quitar la tapa del objetivo, ni nada de nada), su facilidad de uso que permite que cualquiera pueda hacer fotos con ella y la practicidad de su flash integrado.
Por tanto, resulta realmente útil tanto si queremos experimentar o una solución rápida como para esa clase de eventos o circunstancias en las que nos interese tener muchos fotógrafos recogiendo instantáneas al mismo tiempo, ya se trate de un evento social como una boda, un “photowalk” como el que hicimos en Madrid hace unos meses todos los xatakafoteros que por allí nos encontrábamos, realizar una misma foto desde muchos puntos de vista, etc. El límite está en nuestra imaginación, como diría algún creativo publicitario.
La gran baza es su bajo precio, que se sitúa entorno a los seis euros, ya que el paquete de diez unidades sale por 59,90 euros (no se venden sueltas). Si lo pensáis bien, cuesta poco más que un carrete de película bueno (los más caros la superan) pero te incluye la cámara, permitiendo lo que acabamos de comentar, aunque la película que trae dentro es bastante económica.
Además de todo esto, y para que los más ecologistas dejéis de echaros las manos a la cabeza, decir que todas estas cámaras son recicladas por el fabricante o sus empresas colaboradoras, así que tampoco estamos ante la aberración de malgasto de recursos y contaminación que más de uno habríamos pensado en un primer momento. Hay quien incluso recicla personalmente estas cámaras, utilizando los flashes que traen para construirse su propio flash anular casero, por ejemplo, o las lentes para hacer “juguetes ópticos”.
Y para terminar, comentar que todas estas imágenes han sido escaneadas directamente de la película y ajustadas con curvas para corregir la deficiencia del escaneado, sin ningún otro aditivo, para que veáis el tipo de fotografías que produce. He intentado aproximar la ligera dominante a la que tienen las copias en papel que me hizo el laboratorio (propia de este tipo de película).
A continuación os voy a mostrar un ejemplo de hasta donde podemos llegar con estas camaritas, yendo más allá en tema de retoque, desde un escaneado normal del negativo a 1600ppp con un escáner Epson V600:
Así que ya sabéis, tanto si estáis organizando una boda o un curso de fotografía analógica, como si queréis algo nuevo, fácil y barato con lo que experimentar, no dejéis de considerar las cámaras desechables.
Más información | Kodak
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