"Ahora el fotoperiodismo es más popular, ha perdido el elitismo": Carlos Cazalis, fotoperiodista

"Ahora el fotoperiodismo es más popular, ha perdido el elitismo": Carlos Cazalis, fotoperiodista
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Hace algún tiempo que sigo la pista al fotógrafo mexicano Carlos Cazalis. Un fotógrafo inquieto, que ha cubierto algunos conflictos y situaciones en distintas partes del mundo, pero también está muy interesado en cómo se vive en las ciudades, el proceso de transformación, la desigualdad que ha reflejado en su reciente trabajo presentado en forma de libro 'Occupy São Paulo', así como en otro proyecto de megaciudades que tiene en marcha.

Todo ello, unido a haber ganado nada menos que un World Press Photo en 2009 (entre otros premios) y también tener una gran relación con el mundo taurino, despertó mi interés por entrevistarle. Casualmente, hemos coincidido en Sevilla y aprovechamos para mantener una charla que ha dado lugar a esta entrevista. Una forma de conocer un poco más a Cazalis en España, sobre su trabajo, su visión del fotoperiodismo y sus inquietudes.

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  • Para los que no conozcan mucho sobre tí ¿cómo empezaste en esto de la fotografía?

Puerto Príncipe, 2010 - Carlos Cazalis

Puerto Príncipe (Haití, 2010), días después del terremoto.

Aunque nací en México, por el trabajo de mi padre, a los cuatro años ya marché a vivir a otros países: Costa Rica, Argentina, Brasil,… Además, mi padre traía a casa el periódico The International Herald Tribune y siempre leía las noticias. Quizás por imitarle. Ahí nació mi interés en el fotoperiodismo. Tenía interés por ir y conocer esos grandes dramas que veía en la prensa.

Junto a esto. Tenía una tía que siempre me hacía fotos cada vez que volvía a México. No me gustaba mucho la situación. Se acercaba mucho, era algo incómodo. Pero las revelaba y pude conocer el proceso. Luego también, durante la época del bachillerato ya hacía fotos para el anuario… aunque siempre fui aprendiendo de forma autodidacta. Sin embargo, tenía interés en ser biólogo marino y, por ello, me marché a la Universidad de Miami a estudiar.

Una vez allí, no terminaba de ubicarme, de encontrar mi vocación. Durante dos años estuve cambiando de materias. Fue un momento de mi vida muy confuso. Pero en el último año, recibí dos clases de fotografía y me enfoqué en el diseño gráfico y la publicidad. Sobre todo porque mi padre me decía que me iba a morir de hambre y necesitaba ganarme la vida.

En esta etapa de confusión, la fotografía era lo único que realmente me estimulaba y así empecé un pequeño proyecto. Aprovechando que viajaba mucho empecé a fotografiar cementerios (París, Buenos Aires, Londres…). Pero por el año 1994, cuando volví a México encontré mi primer trabajo como fotoperiodista en El Economista, un periódico local. Éramos tres fotógrafos en el diario y ahí empecé a hacer mis primeros trabajos, también para agencias (AFP). En este diario empecé a viajar por México cubriendo al candidato oficial a las elecciones. Cuando acababa mis fotografías de los actos y eventos, aprovechaba para hacer fotos de cementerios en las ciudades donde estaba, para completar mi proyecto.

  • ¿Desde entonces has estado enfocado en el fotoperiodismo?

No. Continué trabajando para AFP pero por el año 1999 renuncié completamente a la fotografía. Sentía que no avanzaba y no me quería quedar estancado en lo que estaba haciendo. Además el trabajo fijo no era para mí. Así que volví a la publicidad por dinero, mientras estuve estudiando edición de vídeo y diseño. Pero tampoco no me llenaba y, definitivamente, regresé a la fotografía. Primero, reciclando lo que había hecho hasta entonces.

Cuando regresé a México hice la historia de la primer mujer torero (Hilda Tenorio) que estaba teniendo éxito. Por aquel entonces también se produjo el golpe de estado en Haití, donde estuve fotografiando las consecuencias. Todo ello me sirvió de impulso, especialmente a raíz de un trabajo publicado en The New York Times, junto con otro fotógrafo de Reuters con el que presenciamos una ejecución. Mis fotos se publicaron en Francia, porque trabaja para Corbis, y me entrevistaron y empecé a darme a conocer.

  • Carlos, pero tú tienes familia taurina ¿te influyó en la fotografía?

Barcelona, 2009 - Carlos Cazalis

Barcelona (2009), el último toro muerto en una corrida de toros en Cataluña

Si, claramente. Mi tío abuelo (El Calesero) fue un conocido torero y mi abuelo fue empresario taurino responsable de la plaza de Aguascalientes por más de 35 años. Y más miembros de la familia acaban en el mundo del toro. Cuando visitaba a mi abuelo en México recuerdo que tenía un mural con carteles taurinos de su época y aquello resultaba muy estético y atractivo, me impresionaba. Pero a mí no me gustaba ver morir al toro.

Cuando estaba en México trabajando para AFP y no había un trabajo fijo, aprovechando que conocía a los toreros que venían, fui haciéndoles fotos. Fue un poco por supervivencia, pero me da cancha y me sirvió para aprender a hacer fotos del mundo taurino. Fui insistiendo, porque buscaba otro tipo de foto, para salirme de lo tópico.

Hasta que pasé por Europa y fui a fotografiar a los Forcados (Évora). Luego, en pleno auge del torero José Tomás le estuve siguiendo y fotografiando, incluso tenía en proyecto hacer un documental sobre él, hasta que decide retirarse. Aunque a mí me interesaba más que su figura, retratar lo efímero del toreo.

  • Pero además, también te atraían los grandes dramas, las situaciones complicadas que se viven en distintos lugares, el terreno habitual para un fotoperiodista inquieto… ¿es así?

Quizás ese interés venga por una historia muy loca. Por un trauma que viví durante un tiempo. Viviendo en Brasil, con diez años, me asaltaron a mí y a mi hermano. Eso fue un shock, después de huir y que nadie hizo nada, ni ayudó… me marcó emocionalmente.

También me influyó para querer regresar a Brasil. A las favelas, y encontrar a ese niño que intentó atracarme. Aunque realmente lo que necesitaba era reencontrarme y perder ese miedo, superar el trauma.

  • Aprovechado que comentas sobre Brasil. Recientemente has publicado el libro 'Occupy São Paulo', con un proyecto interesante sobre la ciudad. ¿Cómo surgió y que te ha supuesto?

Sao Paulo, 2013 - Carlos Cazalis

Sao Paulo (2013), una persona sin hogar en la Estación Paraíso, en pleno centro de la ciudad

Comenzó todo en 2005 y estuve trabajando en ello hasta 2008. El proyecto trataba de mostrar a la gente de Sao Paulo que luchaba por tener un hogar donde vivir. Gente que había ocupado edificios, que estuve documentando, en distintos lugares de la ciudad. Ahí hay una historia de religión, de tierras, de indígenas, de pobreza y riqueza en esta gran ciudad.

Mientras estaba trabajando, estuve viviendo cerca de un enorme edificio, una antigua fábrica textil que estuve documentando durante dos años. Acudiendo cuando ocurría algo, siguiendo la historias de algunas familias, a las que les gané mi confianza y pude trabajar muy próximo, retratando momentos dramáticos, con escenas muy duras en las circunstancias en las que estaban viviendo.

  • El libro acaba de ser presentado ¿qué perspectivas tienes sobre su acogida?
Occupy Sao Paulo - Carlos Cazalis

Acabo de regresar de Amsterdam donde lo he presentado. Aunque mi principal interés es darle un enfoque no meramente fotográfico. Intento acompañar las presentaciones de gente ligada al urbanismo, para romper el esquema habitual del entorno fotográfico y poder atraer a otro tipo de público que pueda conocer mi trabajo y estas historias.

  • Actualmente tienes otro gran proyecto en marcha, también enfocado en grandes ciudades del planeta. Ciudades que son complicadas de conocer. ¿Cómo afrontas el trabajo? ¿cómo llegas ahí y trabajas para documentarlas?

Mucho del trabajo ha surgido de forma espontánea. El proyecto de Megaciudades en realidad se convierte en este proyecto, tras estar en Dhaka. Donde fui invitado con una exposición que realicé y quedé fascinado por esa ciudad. Por su enormidad, por ser la ciudad con mayor crecimiento de población pero también por su enorme contaminación. Ahí aumenta mi interés en el proyecto y justo me llega una historia de un barrio de Osaka, donde, en un kilómetro cuadrado, se confinan borrachos maduros, que viven asilados del resto, en una situación casi surreal.

Allí pude alquilar uno de los pequeños cubículos donde algunos solían vivir. Muy pequeños. Así me instalé un tiempo, viviendo como ellos y acercándome para conocer su realidad. Solía beber todo el día con ellos. Les mostraba fotos (las de Sao Paulo) y trataba de explicarles lo que estaba haciendo y, poco a poco, fui conociendo a la comunidad. La primera semana no hice fotos, llevaba la cámara pero hasta que no pasé unos días no empecé a hacer fotos.

Cuando llevaba ya un mes, me paraban y querían conocerme porque sabían que estaba haciendo fotos para ayudarles y, por el hecho de participar de cerca, de vivir con ellos su día a día, pude ganarme su confianza y trabajar bien.

Este ha sido el más íntimo y cercano. En el resto, en Lagos (Nigeria) o en México D.F. son diferentes. En la capital mexicana me centré en sus infraestructuras para dotar de agua corriente a tanta gente. Una ciudad con problemas de suministro y fue un reto cómo mostrarlo. Por supuesto, hay un gran desequilibrio entre los ricos que siempre tienen agua, y los más pobres que sufren cortes constantes. Un nuevo ejemplo de que los recursos solo existen para los que tienen dinero.

Bangladesh, 2009 - Carlos Cazalis

Bangladesh, 2009

En definitiva, el proyecto intenta mostrar el hábitat y sus dificultades. En Dhaka es la contaminación, la segregación en Osaka, la sobrepoblación en Lagos, la dicotomía en cómo se vive en Teherán fuera y dentro de las casas y en El Cairo el crecimiento desorbitado mezclado con el levantamiento en una revuelta.

  • ¿En qué proceso se encuentra este proyecto de Megaciudades? ¿volverás a alguna de esas ciudades para completar el trabajo? ¿buscarás otros escenarios?

Lo quiero cerrar. Pero me cuesta. Me gustaría hacer un libro de todas ellas, aunque me han propuesto hacer uno de cada ciudad. Quizás mi idea vaya enfocada en hacer una especie de libro-objeto. Algo más pequeño, que cada volumen se pueda acumular y construir un conjunto.

México, 2011 - Carlos Cazalis

Ciudad de México, 2011

  • Hablemos sobre tus premios. ¿Has buscado participar en algunos para poder abrir puertas o te han llegado sin buscar?

Es un poco de todo. Al principio buscas reconocimiento y caes en la falacia del ego de buscar un premio. En mi caso el más importante fue el World Press Photo y en ese año (2008) no iba a mandar las fotos. Andaba deprimido, estaba viviendo en Dubai, solo… al final acabé mandando las fotos y acabé ganando.

Me sirvió para abrir muchas puertas, como el trabajo en Osaka. Así que en ese sentido pues bien. Pero en general, los premios son un arma de doble filo.

  • ¿En la actualidad continuas fijándote en premios y optando a participar?

No voy a decir que no, pero especialmente el año anterior y este los he dejado pasar un poco. Me he cansado de perseguir esta historia, este proyecto de Megaciudades quizás no la estoy expresando como gusta a más gente, por eso es posible que no despierte tanto interés dentro del mundo fotográfico. Pero es lo que quiero hacer. Sin embargo, en el ámbito del urbanismo y arquitectura sí he encontrado mucha gente interesada.

  • Has sido siempre autodidacta, pero tendrás fotógrafos referentes, fotógrafos en los que te fijas o admiras ¿cuáles son?

De los más grandes, siempre me ha gustado Don McCullin y Donna Ferrato. Por la profundidad en los temas de ambos. Sus trabajos me dieron un parámetro para entender el alcance necesario en un proyecto. No todo tiene que estar hecho de un día para el otro.

Por supuesto también me gusta Salgado. Recuerdo que compré su libro ‘Workers’ y, tras verlo me dije “para que voy a trabajar con este tipo ahí, para qué, si ya lo ha hecho todo”.

En cuanto a amigos y compañeros con los que he trabajado, admiro mucho a Sergio Caro. Lo conocí aquí en Sevilla, precisamente, en un taller con David Alan Harvey. Ambos veníamos de trabajar en digital en esa época (2004) y Alan Harvey todavía trabajaba con película y cuando nos ve trabajando, David se lanza a lo digital.

Admiro también mucho el trabajo de un fotógrafo mexicano, Mauricio Palos. No me gusta su estética. Cosa que le he dicho muchas veces, pero su narrativa es muy buena. Sus fotos vistas aisladamente no llaman la atención, pero cuando ves algunos de sus trabajos completos, con su contexto global, comprendes el mensaje y te llega.

  • Cambiando de tema. Por curiosidad ¿qué cámara o cámaras utilizas?

Es curioso, pero el teléfono móvil ha dado esa capacidad de ser sutil, de entrar en la intimidad, en lo cotidiano de mucha gente. Aunque en términos de lo que yo trabajo, ahora he empezado a trabajar con Fujifilm. Compré la X100 por ser muy pequeña y manejable. Comprobé que su nitidez es impresionante pero es tremendamente lenta. Y me dije, voy a trabajar un poco más despacio, por desacelerarme.

Y me la llevé a Egipto cuando fui a cubrir los disturbios pero no podía con ella. Aún no me encontraba preparado para trabajar plenamente con ella. Sin embargo, logré una foto, que es mi favorita de El Cairo, en ese momento. Lo que me hizo reflexionar que no todo tiene que ser tan perfectamente encuadrado, tan fijo… En definitiva estoy contento con este equipo, es pequeño, práctico, ha ido mejorando (también he probado la X-Pro1, la X100S,…) y me gusta especialmente por sus colores. Su reproducción es muy natural y me recuerda a cuando trabajaba con película que precisamente lo hacía con película Fuji, con Velvia y Provia.

Pero también uso habitualmente mi equipo réflex. Tengo la típica Canon EOS 5D que tiene todo el mundo, aunque suelo trabajar casi siempre con un 35 mm fijo. Como el trabajo de 'Occupy São Paulo', exceptuando alguna toma aérea desde helicóptero que utilicé un zoom, el resto está todo hecho con un 35 mm. Me gusta trabajar cerca y me parece la focal más idónea. El 50 mm me parece un poco lejos, el 28 mm demasiado cerca, así que el 35 mm me parece más equilibrado. Tengo más objetivos, como un 300 mm, que he usado para la fotografía de toros, pero no es el más habitual.

  • Tras tantos años trabajando en el fotoperiodismo y con tantos cambios como se están produciendo ¿cómo ves el futuro inmediato?

Jesus Ramirez - Carlos Cazalis

Jesús Ramírez (2012), padre de Cazalis, pocos días antes de su fallecimiento

He tenido suerte. He contado siempre con apoyo económico familiar en momentos de necesidad y siempre me ha ayudado a poder seguir. Sin embargo, ahora creo que hay más dinero para fotos de lo que había antes, pero está en manos de otra gente. Personas que están empezando a interesarse en la fotografía. Y ahora hay oportunidades importantes con premios y becas con mucha dotación, pero en general los que aún no son desconocidos no cuentan con tanto apoyo.

Por una parte, debido a los recortes económicos en las agencias, tenemos buenos fotógrafos por todas partes. Antes había que enviar a fotógrafos europeos o americanos y ahora en casi cualquier lugar hay fotógrafos que cubren acontecimientos y situaciones con buenos resultados y calidad. Lo positivo es que ahora el fotoperiodismo es más popular, ha perdido cierto elitismo, pero todo dentro de un proceso de transformación que no se sabe muy bien dónde irá a parar.

El problema, más que residir en la fotografía, está con la obsesión creciente de que la gente siempre quiere ver más y más, consumir fotos de cualquier cosa, con un ritmo frenético.

Carlos Cazalis

Agradezco enormemente la paciencia y el buen trato de Carlos Cazalis en todo momento para la realización esta entrevista. Recomiendo seguirle la pista, es un habitual de Facebook, Twitter, Tumblr, aunque en su web se puede ver todo su trabajo, incluido el mencionado y reciente fotolibro 'Occupy São Paulo'. Libro que el propio Cazalis se ofrece a enviar a aquel que esté interesado en comprarlo y poder recibirlo más rápida y cómodamente desde España.

Foto inicial | Miocao, Sao Paulo, 2008

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