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«Vivimos más en la imagen que en el mundo real», Carlos García, autor del proyecto "Ciudad Real"

«Vivimos más en la imagen que en el mundo real», Carlos García, autor del proyecto "Ciudad Real"

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«Vivimos más en la imagen que en el mundo real», Carlos García, autor del proyecto "Ciudad Real"

Carlos García ha sido uno de los cinco seleccionados en las becas FotoPress La Caixa con su proyecto "Ciudad Real", un trabajo que usa uno de los principales escenarios que transitó Don Quijote de La Mancha como una excusa para hacer una reflexión acerca del espacio, la fotografía y la deconstrucción de la imagen. Hablamos con él para conocer un poco mejor como está gestando su proyecto.

Comencemos por el nombre de tu proyecto. Para mi Ciudad Real es una majísima ciudad situada en Castilla La Mancha, pero me parece que para ti es algo muy diferente. En las imágenes de tu trabajo, la Ciudad Real que veo se aleja mucho de la postal turística o de lo que me muestra Google Images. Veo una Ciudad Real pálida, con un aire metafísico y en cierto modo como si se estuviera desquebrajando. ¿A qué se debe?

Pese a que yo soy de Alicante, empecé a trabajar el territorio de Ciudad Real de una manera muy natural puesto que es el territorio de mis antepasados y sus paisajes siempre me habían fascinado desde mis viajes de la infancia. Recordaba unas imágenes vagas pero preciosas mirando al horizonte rojizo desde el coche o viajando bajo un profundo campo de estrellas. Eran estas imágenes infantiles las que quería buscar y explotar en el paisaje, buscar mi conexión emocional con el territorio y con mi pasado familiar en una especie de "búsqueda de identidad". Lo primero que hice fue revisar y escanear los albums familiares, fotografiar la casa de mis abuelos, investigar un poco mi árbol genealógico, El Quijote y diferentes pintores manchegos, cómo trataban ellos el espacio, etc...

Las imágenes actúan más como ladrillos de una estructura imaginaria que como espejos del mundo real

Mi punto de partida era este, la teoría de que el paisaje es capaz de acumular emociones, de conectar el pasado con el presente, y quizá incluso de proporcionar respuestas a problemas concretos. Todo esto tenía unas connotaciones bastante románticas con respecto al territorio de La Mancha, pues lo suponía como una especie de "territorio originario", una llanura amplia que conecta dentro de siglos de tradición, y aun así se mantiene inabarcable e infinita, invitándonos a explorarla y colonizarla, como un océano.

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"Ciudad Real" se convierte en una especie de ensayo visual sobre el documento fotográfico, un estudio cerrado que pretende analizar hasta que punto puede la fotografía construir una realidad concreta

Pero lo que encontré allí fue completamente diferente a lo que buscaba, quizá incluso lo opuesto: Construcciones nuevas, repetitivas y cúbicas en donde la vida parecía imposible; espacios fracturados, nuevos territorios producidos en serie de forma geométrica que desdibujaban por completo los límites entre lo urbano y lo rural, entre la tradición y lo nuevo; generando zonas homogéneas que van desde el suburbio habitable a la zona industrial o comercial, con unos límites cada vez más difusos... Zonas reproducibles que están diseñadas para reproducir también una serie de comportamientos y para prohibir otros muchos, para definir un estilo de vida concreto y contenido dentro de sus estructuras predecibles.

Todo esto tiene una connotación muy política, que podría centrarse en las políticas urbanísticas durante el periodo de crisis, en el boom inmobiliario que ha generado miles de estructuras esqueleto a beneficio de los bancos... Otros se han fijado en este aspecto de las nuevas construcciones, en su aspecto más ideológico, pero yo en cambio he querido evitarlo por completo (la crítica política). Y no es que el trabajo no pueda ser interpretado políticamente... Pero no ha sido mi intención. Mi intención ha sido buscar una nueva manera de presentar estos territorios, ser lo más honesto y objetivo posible con ellos. Si los hubiese ignorado y me hubiese fijado en otros aspectos más pintorescos de los pueblos, más tradicionales, hubiese estado mintiendo; si los hubiese exagerado, hubiese resultado en una especie de hipérbole. Mi intención era presentarlos de forma neutra y objetiva.

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Por supuesto la objetividad en es tan solo un mecanismo estético, uno de tantos, y no una meta alcanzable. La objetividad en fotografía es siempre una ilusión. Y es en la construcción e interpretación de este nuevo lenguaje "objetivo" donde entra en juego el doble sentido del proyecto. Por un lado "Ciudad": urbanismo y habitabilidad, arquitectura y forma, estructura y construcción, estética e ideología, racionalidad y experiencia en su sentido más espacial. Por otro lado "Real": objetividad y ambigüedad, imagen y documento, realidad e ilusión, experiencia y texto. De esta manera "Ciudad Real" se convierte en una especie de ensayo visual sobre el documento fotográfico, un estudio cerrado que pretende analizar hasta que punto puede la fotografía construir una realidad concreta, una ilusión a la vez imaginaria y objetiva.

Creo que en plena crisis de las artes plásticas, la fotografía es el arte del futuro y el instrumento del presente digital

Tengo entendido que el artista suprematista Kazimir Malévich es una influencia para ti y está presente en este trabajo. ¿Puedes explicarme como ha influido esta figura en tu trabajo?

Malévich entra en juego en mi trabajo en cuanto empezamos a considerar cómo representar la realidad de la manera "más objetiva posible". En principio una representación objetiva de la realidad es imposible, puesto que la propia representación implica una selección y un soporte concreto. Además, en el acto de representación mismo se da una ilusión, y es el que remplaza a la imagen por su referente. Esto también sucede en el lenguaje: la palabra "casa" no tiene que ver el fenómeno real de la casa, ni con ninguna casa concreta, en una abstracción total. La imagen de una casa tampoco tiene nada que ver con una casa real y concreta (no se puede entrar ni rodear, no tiene dimensiones), sin embargo solemos interpretar la imagen como algo verídico (esto existió). Éste es el carácter ambiguo del documento fotográfico, que está respaldado por su similitud con la realidad visual.

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Malevich me ayudó a crear un lenguaje que cuestionase este acto de representación, esta sustitución de la imagen por el referente, prestando más atención a la materia de la imagen, a su soporte "plástico", por tanto llevando la imagen a un nivel más alto de objetividad o hiperobjetividad. Para los que no estén familiarizados con su obra, su cuadro más famoso es simple y llanamente un cuadrado blanco. Aquí no hay ningún tipo de ilusión, no hay ninguna mentira ni ninguna sustitución, puesto que no representa nada que no sea el mismo. Tanto el cuadrado como el color blanco son elementos reales (la forma y el color, que se convierten en el cimiento lingüístico de cualquier obra). De alguna manera es como si cuadrado blanco fuese todos los cuadros que se han pintado nunca superpuestos uno encima de otro. Ahí es cuando la abstracción geométrica adquiere un aire metafísico, cuando concepto y forma son un todo indivisible y perfecto.

En mi proyecto hay una imagen que considero equivalente a este cuadro y es una casa completamente blanca. Esta casa es una paradoja porque su forma esta sostenida por la ausencia de todo color. Es como si estuviese aguantada en el vacío... Es una abstracción. Por eso le doy un valor lingüístico, como "la idea de casa", el "concepto de casa", todas y cada una de las casas y ninguna casa en concreto a la vez. El resto del proyecto se ha construido alrededor de esta imagen y en base a esta se ha determinado su estética.

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El espacio y su representación es un tema que te obsesiona. ¿A qué se debe?

Es posible que sea porque hoy en día vivimos más en la representación del espacio que en el espacio en sí mismo, vivimos más en la imagen que en el mundo real. Y la imagen fotográfica es el gran culpable de esto, de esta disociación. Creo que cómo fotógrafos nuestro deber es producir trabajos que sean críticos con este proceso narcisista, y que nos alerten sobre sus diferentes mecanismos. El espacio es nuestra materia prima, aquello que debe ser moldeado y manipulado hasta su reconstrucción final. Si la cámara es nuestro pincel el espacio es nuestro lienzo... Es en él y sus cualidades dónde debemos concentrar toda nuestra atención.

Con respecto a la representación del espacio, se podría decir que una imagen tiene dos espacios, el espacio que la imagen representa (una calle, una habitación, el mundo, etc) y el espacio que la imagen ocupa en su soporte (su tamaño, su puesta en página y su relación con otras imágenes, y también su estructura formal, cómo están distribuidos los colores en la imagen, etc). Después de un periodo de investigación llegué a algunas conclusiones que me permitieron trasladar las preocupaciones de los constructivistas y suprematistas a la fotografía.

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En primer lugar eliminé todas las fotografías que nos invitaban a "andar" dentro de ellas, es decir, que tendían a evocar la llanura y la amplitud, algo que en un principio estaba buscando, para censurar la "ilusión de un espacio real"; centrándome en cambio en imágenes más planas y geométricas con formas voluptuosas y estructuras muy claras. Este factor lo combiné reduciendo drásticamente el tamaño de casi todas las imágenes. Cuando una imagen está a página completa, tiendes a sumergirte en ella y en su espacio sin cuestionarlo, como en un cine a oscuras. Sin embargo, en una imagen pequeña, es más difícil olvidar que estás viendo una imagen y no el mundo real, y los pesos visuales de estas se hacen más obvios. Esto me permitió jugar con los espacios en blanco de las páginas para crear diferentes ritmos formales, y también juntar diferentes imágenes para crear nuevas estructuras. De esta manera las imágenes actúan más como ladrillos de una estructura imaginaria que como espejos del mundo real.

El resultado bajo la estética de la objetividad no es un mundo real, sino todo lo contrario. La ilusión absoluta y definitiva... Pero creo que su función es decirnos hasta qué punto puede llegar la fotografía (y el lenguaje), y cuáles son sus límites. Y detrás de esos límites, la realidad, el espacio, queda como el terreno exclusivo de nuestra imaginación.

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¿Te consideras fotógrafo o piensas que la fotografía es uno de los muchos lenguajes disponibles que tienes para desarrollar tu trabajo?

Me considero un fotógrafo porque aún practico ese ritual romántico de cargar con la cámara (aunque la mía es muy pequeña) y salir al mundo a buscar imágenes. Hay gente que ha sustituido los paseos por el GoogleMaps y que dice que la fotografía está muerta, que todas las imágenes están ya tomadas. Yo creo que en plena crisis de las artes plásticas, la fotografía es el arte del futuro y el instrumento del presente digital (por su inmediatez y su conectividad). Pero los fotógrafos tenemos que librarnos de todas las convenciones que aún pesan sobre nosotros e intentar crear nuevos lenguajes que sean más acordes con nuestros tiempos, además de empezar a entender la imagen de una manera diferente, más abierta y virtual. Por ejemplo en este proyecto acabé añadiendo unos pequeños textos que hacían referencia a las imágenes, que servían como contrapunto narrativo, y para mi estos textos siguen siendo fotográficos, de alguna manera u otra... Puede que haya una imagen que necesite de textura, de olor, sonido, o una intervención en el espacio. No es nada nuevo, pero hay que estar abiertos a las diferentes posibilidades de la imagen.

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¿Tienes algún otro proyecto en desarrollo o en mente?

Hace poco he hecho un trabajo con fotografías del móvil. Estuve fotografiando de forma muy natural durante meses y lo junté todo en un solo día. Este trabajo es particular por varias razones. En primer lugar, porque he incluido todas y cada una de las imágenes que he tomado con mi móvil en los últimos tres meses sin alterar su orden (muchas se repiten), y en segundo lugar, porque he renunciado a la puesta en página tomando capturas de pantalla directamente desde los iconos del ordenador (el ordenador las ha ordenado por mi, generando nuevas combinaciones). El resultado es lo que podría parecer más un perfil de Facebook o nuestro archivo digital que un fotolibro convencional, y su narrativa es la propia narrativa de mi ojo y de mi vida diaria.

Pero mi intención es precisamente acercar el lenguaje cotidiano, el digital, nuestra verdadera forma de relacionarnos con las imágenes hoy, la cultura del selfie; a lo que conocemos como "lenguaje artístico". Creo que por este camino se pueden crear nuevos lenguajes estéticos. Puede que en el futuro en lugar de acudir a una exposición visitemos un perfil de Facebook determinado. Aunque estéticamente este trabajo sea lo contrario a Ciudad Real, su esencia es la misma, un intento de abarcar la realidad desde la imagen.

8 Cuadratura

Página oficial del artista | Carlos García Martinez

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