David Nebreda: “Mi propia realidad es peor que las fotos”

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Aviso a aprensivos antes de ver el vídeo. David Nebreda y su fotografía pellizcan los sentidos para retorcernos en su dolor, para hacernos partícipes de una enfermedad que le hizo recluirse en un piso madrileño donde vive su propio sufrimiento en soledad.

A raíz del post sobre los autorretratos desnudos, surgió en los comentarios la idea de hablar de este artista. Primero porque también se autorretrata sin ropa y segundo porque es un autor apenas conocido fuera de los círculos más especializados del arte.

Le conocí en esa asignatura donde hablábamos de la relación entre cuerpo y arte, siendo uno de esos autores cuya obra se quedó impregnada en la retina desde el mismo instante que pasó ante mí la primera diapositiva. Estaba ante el trabajo de un hombre que sufría de esquizofrenia y que nos mostraba de primera mano lo que sentía y lo que padecía.

Con cierta influencia de la obra de Witkin en cuanto a estética (y de Caravaggio formalmente por los claroscuros que practica), se aleja de su propósito en el momento en que se utiliza a sí mismo como modelo para describirnos una realidad, la suya. No hay ficción en su cuerpo dañado ni en su sangre derramada.

Más conocido en Francia que en España, sus imágenes llegaron a las manos de Renos Xippas quien le dedicó una exposición en su galería parisina, en la cual Léo Scheer pudo conocerle para inmeditamente hacerse editor y así promocionar la obra del madrileño. Incluso el filósofo francés Jean Baudrillard le dedicó unas palabras: “Nebreda consigue negarse absolutamente y plasmar esta auto-negación como obra de arte”.

En el vídeo de cabecera se hace un resumen de su obra y de lo que quiere transmitir, pero si me permitís, me gustaría terminar con las palabras que Juan Antonio Ramírez le dedicó en su libro “Corpus Solus: Para un mapa del cuerpo en el arte contemporáneo” (imprescindible por otra parte y que fue la base para la asignatura que cursé en la carrera) donde de una forma muy poética nos habla de Nebreda con la misma pasión con la que el artista se representa a sí mismo:

Nebreda ha bajado al abismo más oscuro de sí mismo y, tras sufrir peripecias y penalidades indecibles, ha regresado cargado de tesoros. Como joyas rutilantes, resplandecen ahora en la oscuridad de este mundo sombrío en el que habitamos todos. “No más allá”, parecen proclamar. Desde el fondo de la cueva, desde el interior del capullo de la metamorfosis, desde el cáliz de la Pasión emerge el mensaje de que “aquí ya no queda nada”.

Y con estas palabras, espero haberos despertado la curiosidad por conocer más sobre este fotógrafo, sobre sus miedos, sobre su propia existencia y sobre su verdad. Porque como él mismo relataba “mi propia realidad es peor que las fotos”.

Vídeo | Youtube

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