Estadounidense de nacimiento, Yasuhiro Ishimoto fue un fotógrafo de origen japonés que siempre quedará asociado a la ciudad de Chicago. No solo fue allí donde residió, vivió y se desarrolló como fotógrafo (también vinculado a la famosa escuela de Chicago), sino que fue un grandísimo cronista de sus calles durante desde finales cuarenta a principios de los sesenta.
Capturó la espontaneidad y la vida diaria. No fue un fotorreportero clásico de la época, le interesaba lo cotidiano, lo que le rodeaba. Un gran cronista de la calle. Pero sería injusto reducir su valía y talento fotográfico a Chicago. También retrató con gran acierto las calles de Tokio, además de destacar y forjarse como gran fotógrafo de arquitectura…
A Ishimoto se le puede considerar como responsable de la introducción del modernismo formal en toda una generación de grandes fotógrafos nipones. Todo esto y mucho más ha supuesto su aportación a la historia de la fotografía. Repasemos su trayectoria.
Sus inicios: de Japón a Chicago
Ishimoto nació en Estados Unidos (San Francisco, 1921), pero pronto, a los tres años viajó a Japón, la patria de sus padres. Quiso convertirse en ingeniero pero estudió agricultura, por la influencia de su progenitor que era granjero. Poco antes de estallar la guerra, emigraron nuevamente a Estados Unidos donde continuó con sus estudios pero fueron truncados por el conflicto bélico ya que fue recluido, por su origen étnico, en un internado en Colorado. Allí tuvo una estancia tranquila, con grandes paseos y fue desarrollándose su capacidad de observación y donde se fraguó su interés por la fotografía.
Posteriormente se estableció en Chicago, ciudad crucial en su desarrollo como fotógrafo. Así, en 1946 estudió arquitectura en la Universidad de Northwestern mientras lo compaginaba con la fotografía, pero en 1948 abandona los estudios para completar su formación fotográfica en el Instituto de Diseño, de la mano de, nada menos, Harry Callahan y Aaron Siskind. Allí obtuvo un gran reconocimiento (premio al mejor fotógrafo novel otorgado por la revista Life en 1950, y en 1951 y 1952 el premio Moholy-Nagy), y se graduó con gran éxito en 1952.
De regreso a Japón
Tras forjarse un nombre con un prometedor talento fotográfico, se trasladó nuevamente a Japón en 1953. Allí trabajó en algunas de sus series más conocidas, aunando la modernidad de su mirada adquirida en la escuela de Chicago con la pausa y respeto por la tradición más japonesa. Supo combinar con gran talento su estética modernista con motivos tradicionales, llegando a publicar un libro muy destacado ('Katsura') y logrando una gran repercusión.
El gran fotógrafo de las calles de Chicago y Tokio
Su prestigio fue aumentando manteniendo sus vínculos y conexiones con la fotografía estadounidense de la época, hasta el punto que expuso en el MoMA de Nueva York, regresando a Chicago en 1958 donde continuó realizando fotografías en las calles de su ciudad de adopción y empezó a darle forma a un proyecto que acabó siendo una obra capital: 'Chicago, Chicago'. Una crónica espontánea de la ciudad, con una mirada madura, certera y próxima.
Estuvo trabajando en este proyecto hasta que en 1961 regresó de nuevo a Japón (a Fujisawa) donde, posteriormente, ya adquirió la nacionalidad nipona. El libro 'Chicago, Chicago' se publica en 1969 y supone todo un hito y consolidó su reputación como uno de los grandes fotógrafos de la época.
En años posteriores combinó su trabajo como fotógrafo con la de profesor (en el Instituto de Diseño de Fujisawa, en el Colegio de Fotografía de Tokio y la Universidad Zokei de Tokio), publica varios libros y, entre 1975 y 1978, viaja por diferentes países (Irak, Irán, Turquía, China, España, India, Australia, América del Sur y norte de África) donde la arquitectura se mantiene presente con proyectos muy destacados, aunque sin dejar de mantenerse espontáneo y capturando con proximidad la vida de la calle. Así, sus fotografías urbanas de Tokio se publican en otro libro muy destacado, junto a las de Chicago, titulado 'A tale of two cites'. Una obra editada por el prestigioso comisario Colin Westerbeck.
Ishimoto, un genio influyente
De su método de trabajo hay que destacar su enorme modestia, gran apasionado y muy meticuloso, trabajando él mismo el revelado obteniendo copias de gran calidad. Su influencia en la fotografía japonesa ha sido capital, tanto como para que ser el impulsor de la "escuela de imagen", entre cuyos miembros se pueden apuntar grandes fotógrafos como Ikko Narahara, Shomei Tomatsu y Eikoh Hoste.
En 1999, Ishimoto fue honrado con una retrospectiva en el Instituto de Arte de Chicago y falleció en 2012.