Kim Kardashian publica su fotolibro de selfies

Kim Kardashian publica su fotolibro de selfies
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Sé que es una noticia que está recorriendo las redes sociales, pero no puedo dejar de morderme la lengua con este tipo de publicaciones. Me sirva como terapia y/o como una forma de desahogarme, el encontrarme con el hecho de que Kim Kardashian haya publicado un fotolibro (¿podemos llamarlo así?) con sus poses selfies, me horroriza a la vez que me atrae por lo casposo del asunto.

Es ese tipo de libro que vuelve locos a los que piensan en ello como una manifestación de arte, poniendo sobre un pedestal a una figura mediática alejada del entorno artístico, que de pronto se ve editado su libro "Selfish" por Rizzoli presentándolo en una librería a la vez que Time le dedica un artículo.

Surgen preguntas al respecto. ¿Es ésto una nueva manisfestación de la cultura pop? ¿Los selfies como expresión fotográfica han acercado la fotografía al gran público que a su vez nos devuelve la moneda en forma de fotolibros? ¿Estamos ante una democratización del arte? ¿O por el contrario seguimos alimentando que las figuras mediáticas tengan mayor repercusión sin merecerlo?

Ésto último huele un poco a envidia, pero es que cuesta creer que mientras la gran mayoría nos estamos dejando los cuernos inviertiendo en trabajos serios nuestro tiempo y dinero con la autopublicación, que de pronto venga Kim Kardashian y nos haga un estudio interior de su ser para llevarse todo el protagonismo, no es muy agradable.

Y que conste que me sigue atrayendo esa idea de que experimentos de este tipo acerquen la cultura fotográfica al gran público, porque obviando el contenido, sí estamos ante un libro de imágenes que no nos está contando las vacaciones ni el día de la comunión de nuestros hijos, sino que nos muestra una serie de autorretratos en un intento por haber puesto en práctica un trabajo fotográfico. Mal que nos pese, hubo en Kim Kardashian un ejercicio fotográfico. ¿Lo hubo?

Si nos ponemos a pensar, lo que nos incomoda es el contenido a nivel visual, la simplicidad a la hora de observar que es una mujer poniendo morritos ante un espejo, es como si cogiésemos a todas esas chicas y chicos de Instagram con sus poses "sensuales y provocadoras" y las elevásemos a la categoría de arte publicando un fotolibro, aunque todos sabemos que sería otra cosa.

Pero esa premisa de utilizar la fotografía para documentar la vida diaria individual no es algo que nos venga de sorpresa. Realmente no estamos ante algo fuera de lo común, si ésto mismo lo hubiese llevado a cabo una fotógrafa o fotógrafo conceptual, de hecho creo que hay algún caso a nivel expositivo, la crítica y análisis del contenido habría sido otro, porque la intención del autor indudablemente habría sido otra.

Ya por cerrar y dejando mi bipolaridad ante esta magna publicación, no quiero dejar más preguntas en el aire, pero sí invitaros a que hagais de vez en cuando un Kim Kardashian, a que penséis en un tema concreto y fabriquéis una maqueta con ello, incluso a imprimir una copia a modo de libro, porque es ahí donde la envidia quedará a un lado para pasar a la acción. Ahí lo dejo.

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