¿Existen las fotografías perfectas? Esta pregunta me ha recordado a ese primer día de clase en la Facultad donde nos preguntaron qué era el arte. Con 18 años y muchos pájaros en la cabeza sin haber empezado casi con las materias de crítica o teoría del arte, las respuestas se dispararon mientras muchos otros nos quedamos pensando.
En fotografía podríamos hablar en términos de perfección sobre lo que supone una buena imagen. La perfección no existe. Es relativa dicen otros. Depende del color con el cual se mire apuntan más allá. Depende lo que se busque argumentan más acá. Sin ánimo de cerrar la conversación pensando que usamos el término "fotografía perfecta" banalmente, vamos a intentar desgranar cuál sería la perfección en cada uno de los géneros, así como otras reflexiones que nos surjan por el camino.
Podríamos que decir que la base para una buena fotografía reside en una combinación de composición y luz adecuadamente usada. Bajo este argumento cualquier imagen que respondiese a esos dos parámetros sería perfecta. Pero, ¿y si la modelo aparece poco agraciada por un mal gesto? o, ¿si el edificio que hemos fotografiado tiene poco atractivo en sí? Como vemos, hay elementos más allá de esas dos premisas. La fotografía tiene que tener algo más si queremos que no quede incompleta.
Un ejemplo que viene circulando por la red en las últimas semanas es esa fotografía en el Congreso polaco, cuya composición nos lleva directamente a la pintura y sus cuadraturas y elipses. Pero no sólo eso, sino que el motivo fotografiado es muy atractivo, de tintes muy barrocos en cuanto a la expresión en los rostros. Decidme quien puede no caer rendido ante tan magna imagen. Aún así muchos seguirían poniéndole pegas.
El público como factor determinante
Y es que en el público es donde se cierra el círculo, donde la obra en sí cobra todo su significado. Me diréis, hay gente que no le gusta enseñar sus fotografías. Pues serán perfectas o no para su creador, será él quien las etiquete. Pero como en este mundillo somos casi todos unos exhibicionistas, existe esa connotación que busca la aprobación del espectador. Ahí es donde comienza la relatividad, la libre opinión, que por mucho que pensemos atiende a la razón, al final siempre nos llevará a cuestiones púramente sentimentales.
Dependerá de la afinidad que tengamos con lo que se nos muestra, si es un género que practicamos o por el contrario nos da tanta envidia que por ello lo adoramos. Dependerá del momento, por ello es bueno volver a las imágenes con margen de tiempo de por medio, igual que ocurre con el cine. Dependerá de si el procesado atiende a nuestras necesidades gustativas. Si los escenarios empatizan con nuestra idea de lugares con encanto fotográfico. O si las modelos dan la talla bajo nuestros ideales.
La perfección según el género fotográfico
Podríamos hablar de perfección en fotografía de paisaje por un buen uso de la composición, la luz capturada y la profundidad de campo bien resuelta. En retrato, me da igual que sea para BBC o para moda o books, lo importante, y que a veces se nos olvida, es que seamos complacientes con nuestros retratados, que proyecten "su luz", que sepamos captarla por muy poca que tengan, hacer bellas las imperfecciones, porque hay veces que nos enfrascamos en la técnica y nos olvidamos de las capas que hay detrás de cada persona. Es muy común ver composiciones increíbles donde los rostros o las poses juegan escorzos imposibles sin sentido ni fotogenia.
En fotografía callejera este dato lo pasamos por alto, normalmente los personajes no salen con su mejor cara, pero parece primar el momento. Y qué decir de las imágenes que cuelgan de las paredes de los museos, donde estaríamos hablando de provocar sentimientos, aunque su discurso se vaya por otros caminos más (con)textuales. Si la imagen es perfecta técnicamente y conceptualmente atrapa, ¿habríamos tocado cielo? Ahí lo dejo.
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