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La importancia de contar una buena cultura fotográfica para mejorar como fotógrafos

La importancia de contar una buena cultura fotográfica para mejorar como fotógrafos

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La importancia de contar una buena cultura fotográfica para mejorar como fotógrafos

Es muy habitual escuchar el manido y consabido "para gustos los colores" cuando alguien no sabe explicar porqué, frente al criterio de todos, algo le gusta. Pero los gustos son educables y van en función de lo que sabemos o no de un tema. En este caso vamos a intentar desgranar los motivos por los que es importante contar con una buena cultura fotográfica si queremos mejorar como fotógrafos.

Ultimamente asistimos a la invasión del Reggaeton, que pese a ser un subgénero musical se ha convertido en la música el sonido que más se escucha y que da mejores números a la industria musical. En pintura, literatura y fotografía también hay una especie de Reggaeton al que se suma mucha gente sin tener más criterio que el comercial o el estético para apoyarlo o desestimarlo.

Los clásicos nunca mueren

Aunque seamos gente moderna con inquietudes contemporáneas debemos conocer el trabajo de los clásicos. Todos los que han trascendido hasta nuestros días han sido pioneros en la fotografía y nos han abierto muchos caminos. Más allá del moralista comentario de deberles un respeto y cosas por el estilo hay que ser curiosos, conocer lo que ya se ha hecho nos ayudará a darnos cuenta de lo difícil que nos va a resultar crear algo que no se haya creado antes.

La inspiración

Tener referentes puede ayudarnos a saber por donde queremos ir. Si solemos fijarnos en fotógrafos como Helmut Newton, Irving Penn o William Klein, pese a que tienen diferentes estilos, lo más seguro es que nos interese la fotografía de moda. Esto, que parece tan obvio, es a menudo la llave que abre la puerta al trabajo fotográfico, ya que habitualmente la gente que se queda en la "foto bonita" de unos autores cualesquiera dificilmente tiene un trabajo personal, aunque su cuenta de Instagram será lo más parecido a un álbum de cromos, con fotos tan bonitas como inconexas.

Las comparaciones no siempre son odiosas

Raquel López-Chicheri es una fotógrafa española que, entre otras cosas, puede presumir de haber conseguido el segundo puesto nacional en los Sony World Photography Awards 2015. Pese a tener un estilo propio en el que domina tanto la fotografía en color como la de blanco y negro, tiene algún trabajo que recuerda a la grandísima Sally Mann.

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Arriba, fotografías de Raquel López-Chicheri. Abajo Fotografías de Sally Mann

Pero hay una diferencia, Mann presenta unas fotografías muy preparadas que son el resultado de un trabajo personal que habla de un tema concreto, en este caso el paso de la pubertad a la edad madura, las de López-Chicheri son más naturales y espontáneas.

Educación del ojo fotográfico

Aprender a mirar es algo que podemos educar, pero para ello es necesario ver mucha fotografía y, además, hacerlo de una manera activa. Investigando sobre los posibles porqués que llevaron a un autor a elegir ese ángulo, esas especificaciones. Más allá de lo estético el uso del color o el blanco y negro nos darán pistas sobre el sentido del trabajo.

Fotos bonitas y trabajos buenos

Es bastante habitual confundir "foto bonita" con "foto buena" y también lo es juzgar un trabajo por las características estéticas y, de nuevo, utilizaremos el "pues a mí me gusta/no me gusta" sin profundizar en el mensaje del trabajo, pero vayamos por partes:

  • Fotos bonitas vs fotos buenas

Si tenemos "educado el ojo" es posible que releguemos, casi instantáneamente, a un segundo lugar las características estéticas de una imagen y que nos fijemos en la técnica.

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Una foto con elementos bonitos o atractivos puede ser una mala foto. Cortesía de Pixabay.

El encuadre, la distribución de los elementos o la luz serán factores que nos harán preferir una imagen antes que otra. Si no tenemos el ojo educado corremos el riesgo de que nos gusten todos las fotos de amaneceres o atardeceres que veamos, independientemente de que la foto esté bien hecha o mal hecha.

  • Trabajos fotográficos buenos o malos

Algo muy común en nuestros días es juzgar el libro por la portada, decidirnos a entrar en el cine por el cartel de la película o elegir en el supermercado las manzanas bonitas y brillantes. Con los trabajos fotográficos pasa algo parecido.

Un trabajo fotográfico suele contar una historia. Las palabras son, en este caso, las fotografías. Seguramente nadie valora si un libro le gusta o no porque utilice palabras que le resulten atractivas al lector, sino que entran en juego elementos como el argumento, el estilo literario y el lenguaje empleado. Pero en fotografía se suele cometer el error de ver un trabajo fotográfico y decir "esas fotos no me gustan" o "que fotos más feas". Ese error es como decir que no nos gusta El Quijote porque utiliza palabras en castellano antiguo o que 100 Años de Soledad es un mal libro porque no lo entendemos.

La fotografía es algo mucho más profundo que un decálogo de buenas prácticas o una app con filtros de colores: Entender el lenguaje fotográfico, conocer los diferentes estilos que han creado los autores, entender que inspirarse y copiar son cosas diferentes, tener claro que una foto agradable estéticamente no tiene porqué ser buena o que una foto desagradable a la vista puede formar parte de un trabajo maravilloso son, en mi humilde opinión, factores a tener en cuenta a la hora de encarar un trabajo fotográfico.

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Foto de inicio | Chema Sanmoran

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