Dedicarse a retratar la fauna salvaje es sin duda una disciplina fotográfica de las más sugerentes pero también muy exigente y llena de retos. Aparte de las dificultades obvias que implica tener la oportunidad de estar en un lugar en el que haya animales de este tipo, el fotógrafo se enfrenta a un reto técnico de consideración que pone a prueba sus conocimientos y su paciencia.
Retratar a animales salvajes en su entorno natural es algo muy diferente a fotografiarlos en un zoo o similar, por eso está claro que si queréis iniciaros en esta disciplina os vendrán bien conocer una serie de consejos prácticos que hemos elaborado para vosotros.
Eso sí, además tampoco podemos dejar de lado que el fotógrafo también se expone a una serie de aspectos morales que no se pueden obviar. Aspectos que lógicamente tienen que ver con el respeto por la naturaleza y que se resumen en que la seguridad del animal debe prevalecer sobre la obtención de la fotografía.
Un código ético
Se suele decir que se trata de unas normas no escritas de respeto a los animales pero es que en realidad sí que están escritas como ya os contamos hace unos años cuando hablamos del código ético de la AEFONA (Asociación Española de Fotógrafos de Naturaleza). Esta asociación sin ánimo de lucro fundada en 1993 ofrece esta declaración de principios básicos para la práctica de esta actividad elaborados con el fin de instar a todos sus socios y seguidores a que lo asuman como un compromiso personal.
Por eso nuestro primer consejo para los que queráis fotografiar la naturaleza salvaje es leeros el código ético porque, como se dice en él, el respeto por los sujetos fotografiados y la necesidad de conservar el entorno natural sin duda se han convertido en aspectos muy importantes que se relacionan muy directamente con la labor del fotógrafo de naturaleza salvaje.
Estudia a “tus presas”
Conocer los hábitos de comportamiento de la especie que queramos fotografiar es fundamental porque no se puede esperar que el animal se ponga “a tiro” de la cámara si no se está en un lugar que frecuente, como puede ser una fuente de agua a la que suela acudir. Por supuesto este conocimiento se hace extensivo al entorno en general, de tal manera que debemos conocer qué tipo de animales nos podemos encontrar en un lugar determinado (por nuestra propia seguridad y la del medio ambiente).
Mantén las distancias
Por supuesto, uno de los puntos en que incide el código ético al que nos hemos referido es que debemos procurar alterar lo mínimo el entorno de los animales y mantenernos lejos evitando sufrimientos, perturbaciones o interferencias. Para ello, aunque este es un consejo que parece obvio, necesitaremos un buen teleobjetivo de tal manera que podamos hacer las fotos desde lejos. Hablamos de objetivos con longitudes focales por encima de los 300 mm y a ser posible luminosos para que nos permitan trabajar en entornos de baja iluminación con margen suficiente para congelar a nuestros modelos.
Para ello, cómo no, también necesitaremos contar con un buen trípode con el que evitar posibles trepidaciones y, de paso, que no tengamos que sujetar la cámara en mano a lo largo de las horas.
Aprende a camuflarte
El siguiente consejo también es bastante obvio. Siguiendo con la idea de influir lo mínimo en el medio ambiente, lo primero que debe aprender todo fotógrafo de naturaleza es a camuflarse. Para ello hay muchas maneras: un hide, una capelina (una especie de capa grande de camuflaje), ocultarse entre la maleza... Eso sí siempre, según nos recomienda el propio código ético, respetando la naturaleza, de tal modo que siempre es mejor apartar o sujetar ramas que cortarlas o arrancarlas, nunca debemos dejar restos de nuestra presencia en el lugar y hay que evitar la excesiva proximidad al sujeto.
Por otro lado, hay que evitar hacer ruido, llevar ropa llamativa o un perfume que nos pueda descubrir. Recuerda que los animales suelen guiarse mucho por el olfato y que nuestra idea es pasar totalmente desapercibidos.
Siempre preparados
Si no estás listo en todo momento la foto perfecta puede pasar delante de tu cámara sin que seas capaz de registrarla. Por ello, en tus sesiones de fauna salvaje debes estar muy atento en todo momento y con la cámara preparada para disparar en décimas de segundo. Para ello, lo mejor es tener el dedo listo sobre el disparador, poner la cámara en modo semiautomático y con el disparo en ráfaga y tener preparadas todas las baterías y tarjetas de memoria que tengamos.
Usa un modo semiautomático
Utilizar el modo manual de la cámara quizá no es lo más adecuado ya que es posible que tengas que disparar rápidamente sin tener tiempo de realizar ajustes. Por eso, es mejor recurrir al modo de prioridad a la velocidad de obturación (normalmente llamado Tv) ajustando ésta a una velocidad de 1/250 segundos (como norma general) para evitar que el animal salga movido (recuerda que aunque uses trípode una cosa es que la cámara se mueva y otra que lo haga el sujeto).
Cuida la composición
Por supuesto no se trata de disparar a lo loco sino que hay que procurar obtener una imagen con una composición adecuada, cuidando el fondo y el resto de elementos de la imagen para que no compitan en atención con el protagonista. Una buena práctica es tratar de aislar al sujeto en la fotografía, aunque para eso hay que estar lo suficientemente cerca (siempre sin pasarse como comentábamos antes) y contar con unas condiciones, especialmente por lo que toca al objetivo, que nos permitan aislarle del fondo desenfocando este elemento.
Capta su personalidad
Fotografiar una determinada especie puede ser más fácil o difícil pero obtener una imagen realmente valiosa normalmente va más allá e implica capturar el carácter y la personalidad del animal. Una forma es aprovechar el humor que aparece intrínsecamente en los animales. Evidentemente no se trata de que se hagan los graciosos sino de que a menudo hacen cosas que nos parecen divertidas. Cosas que pueden plasmarse en una gran foto (siempre y cuando estemos listos para capturar el momento) y que son una buena manera de otorgar carácter a nuestras fotos de animales salvajes.
Trata de ser original
Al hilo de lo anterior, y como siempre recomendamos, es importante tratar de hacer algo diferente y original. Apréndete la regla de los tercios y todas esas normas que se deben conocer y atrévete a romperlas. Experimentar es imprescindible, y aunque al principio no obtengamos resultados, con el tiempo (quizá cuando menos te lo esperes) deberían llegar.
Mantén los ojos y los oídos bien abiertos
Aunque tengamos la tentación de pasarnos el tiempo con un ojo cerrado y el otro pegado al visor, un buen consejo es mantener los dos ojos bien abiertos. Lograr la fotografía deseada suele ser algo que ocurre en segundos así que tenerlos abiertos ayuda a anticipar una escena inminente. Además, también sirve para mantenerse en guardia frente a posibles amenazas del entorno (como especies peligrosas).
Por otro lado, tampoco debemos desdeñar otro sentido muy importante en la naturaleza como es el oído. Es importante aguzarlo a la hora de encontrar animales, ya que el rumor de un aleteo, el crujir de unas ramas pisadas o los sonidos de un animal llamando a sus congéneres (en su idioma particular) puede ser una gran pista de que se acerca la presa buscada.
Paciencia, mucha paciencia
Para acabar, el consejo más importante de todos. Para lograr buenas fotos de fauna salvaje hace falta muuuucha paciencia. Lograr que se acerquen lo suficiente para conseguir una buena imagen puede llevarnos muchas horas en las que tendremos que estar preparados, con el dedo sobre el gatillo y los ojos muy abiertos para no perdernos la foto. Y aún así, puede que en una salida no logremos captar nada y nos marchemos con la tarjeta de memoria vacía.
Y hasta aquí nuestros consejos. Como siempre, os invitamos a que completéis este artículo con vuestras propias recomendaciones basadas en vuestros conocimientos y experiencia.
En Xataka Foto | Lugares y consejos para fotografiar la naturaleza’, de David Santiago, un libro eminentemente práctico
Foto de portada | Caters/The Grosby Group en Discovery Times con licencia de dominio público
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