A veces nos acostumbramos tanto al autofocus de nuestra cámara que nos cuesta usar el enfoque manual que en algunas situaciones. Debemos peder el miedo si lo hay o bien probar a usarlo más a menudo, especialmente cuando la escena se antoja complicada para el enfoque automático.
Vamos a repasar algunas de esas situaciones en las que debemos optar por el enfoque manual para conseguir un resultado mucho más ajustado y más satisfactorio. Eso sí, requiere que probemos y nos habituemos a él con nuestros objetivos, hay que experimentar y especialmente no fiarse tanto del resultado que vemos en la pantalla de la cámara y comprobarlo con más detenimiento en la de nuestro ordenador.
Para resaltar un detalle
Es posible que nuestro motivo tenga varios puntos de interés, pero si queremos lograr enfatizar uno en particular, podemos usar el enfoque manual y afinar en ese punto. Especialmente en la fotografía de objetos estáticos, flores, naturaleza, bodegones y similares. Pero no lo descartemos en escenarios donde también se producen movimientos, un monumento, un detalle urbano en el que prescindimos de los peatones puede ser una opción más.
Cuando hay obstáculos
Si nuestro objetivo a fotografiar se encuentra parcialmente oculto o justo detrás de algún obstáculo, el enfoque manual nos ayudará mantener la atención en el detalle. A veces el autofocus puede tener dificultad para lograrlo (pensemos en un animal dentro de una jaula o fotografiar a través del cristal de una ventana o una verja).
Cuando la geometría es confusa
A la hora de fotografiar arquitectura, a menudo nos puede interesar capturar una imagen con formas geométricas o con formas abstractras. Si la luz es buena igual tenemos suerte con el enfoque automático, aunque en estos motivos puede requerir de varios intentos, así que casi mejor nos ayudamos del enfoque manual y así acertaremos a destacar lo que buscamos.
En situaciones de alto contraste
Una de las más comunes en la que el autofocus puede “traicionarnos” o simplemente encontrar serias dificultades para acertar con el foco. Esos escenarios que contienen zonas de alto contraste también son fáciles de solventar si hacemos uso del enfoque manual.
En fotografía nocturna
Cuando la luz escasea, el enfoque manual es nuestro mejor aliado. Especialmente en escenas nocturnas. Eso sí, hay que hacer varias pruebas y disparar varias tomas para después quedarnos con la más adecuada.
Aunque cabe destacar que el enfoque manual es una opción interesante en muchas más situaciones, escenas y motivos de los que pensamos. Todo es cuestión es probar, experimentar y sacarle el máximo partido a nuestros objetivos.
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