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'El fotógrafo de Minamata', crítica: la cruzada de Eugene Smith contra la contaminación medioambiental

'El fotógrafo de Minamata', crítica: la cruzada de Eugene Smith contra la contaminación medioambiental

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'El fotógrafo de Minamata', crítica: la cruzada de Eugene Smith contra la contaminación medioambiental

Johnny Depp interpreta a Eugene Smith, el maestro del ensayo fotográfico, en 'El fotógrafo de Minamata'. La película está basada en el último trabajo que hizo el genial fotógrafo para denunciar uno de los delitos más graves contra el medio ambiente y la población de los años setenta: la contaminación consciente y prolongada por el vertido de mercurio. Por fin se estrena en los cines.

Ver películas de fotógrafos es uno de mis placeres ocultos. Me encanta ir al cine, buscar en los libros y en las plataformas para encontrar una película en la que salga uno de nosotros. Afortunadamente cada vez se fijan más en esta profesión.

'El fotógrafo de Minamata' es la primera película que veo en el cine en mucho tiempo, casi un año. Fue emocionante sentarme en una butaca, que apaguen las luces y que el proyector se encienda. Es una sensación única que nunca podrá igualar la televisión en casa.

Es una película protagonizada y producida por Johnny Depp. El director es Andrew Levitas que aparece en la red como pintor, escultor, cineasta, escritor, productor, fotógrafo, actor y restaurador. Demasiadas profesiones para hacerlas todas bien. Y la película tiene varios problemas. Y lo que destaca, por encima de todo, es el trabajo de Johnny Depp.

El argumento de la película

Eugene Smith es un fotógrafo en horas bajas. Tiene problemas de salud, de drogodependencia, de dinero... Un día le visitan una pareja para hacerle una entrevista comercial. Él le admira y ella asegura desconocer su trabajo. Luego quedan en un bar y ella le confiesa que le ha elegido para ir a su pueblo para visibilizar el problema de contaminación que azota a su pueblo.

El fotógrafo de Minamata
Los protagonistas

Eugene Smith mueve todos los hilos para convencer al director de la revista 'Life', en horas bajas, y se va a Japón con la chica. En principio va por motivos económicos, pero al final ganan la ética y el corazón y, a pesar de una serie de dificultades, consiguen su objetivo. Por supuesto, hay una historia de amor por medio.

Todo está rodado para dirigir al espectador. Aquí tienes que llorar, en este momento tienes que llorar, reír ahora... Todo roza la épica, cada plano tiene que ser más intenso que el anterior. El objetivo es concienciar. Desde la visita al hospital hasta los momentos en el que el héroe no puede con su vida. Y cuando llega el momento final, cuando dispara esa foto que hizo historia y que muchos citan como la Piedad del siglo XX, el director nos deja bien claro que todo se condensa en ese preciso instante.

El fotógrafo de Minamata

La película cierra con los consabidos textos que cuentan las consecuencias de la historia que nos han contado y con innumerables fotografías de los desastres ecológicos que hemos sufrido desde entonces y que han sido denunciados siguiendo el camino que marcó Eugene Smith.

La narración no emociona, no sentimos el paso del tiempo, algo tan difícil de hacer en una película. Todo está sobreactuado, exagerado. No hay una gota de realismo. Salvo el papel de Johnny Depp. Puede que sea una de las mejores caracterizaciones que se han visto en los últimos años.

Salvo el papel de Johnny Depp. Puede que sea una de las mejores caracterizaciones que se han visto en los últimos años.

Algunos críticos le llaman don Pantuflo, el padre de Zipi y Zape. Pero por primera vez me creo el maquillaje. Así de intenso debía ser Eugene Smith, una persona que muy pocos aguantaban. Me creo los movimientos de un fotógrafo que sabe cómo sujetar una cámara (aunque exagera mucho a la hora de revelar en el laboratorio, pocas veces frotas tanto el papel). Eché de menos la versión original para juzgar la actuación completa. Pero salva la película.

La historia real detrás de la película

La película está basada en hechos reales. La vida de Eugene Smith tiende a la leyenda. Está marcada por el intento de suicidio de su padre en la época de la Gran Depresión. Los medios de comunicación no tuvieron piedad con esta historia trágica y provocó el odio visceral del fotógrafo hacia los medios sensacionalistas.

Desde muy joven trabajó con una cámara al cuello y empezó a ser conocido por lo difícil que era trabajar con él. Sin embargo, ** gracias a su tremenda calidad y nivel de compromiso siempre le volvían a llamar**. Toda su vida estuvo peleando por sus ideas, por su forma de entender el mundo.

El fotógrafo de Minamata

Entró y salió de la revista 'Life', formó parte de la agencia Magnum aunque no hizo ningún trabajo reseñable durante los tres años y medio que estuvo con ellos. Era incapaz de acabar sus proyectos por sus manías perfecccionistas, pero fue nombrado uno de los diez mejores fotógrafos del mundo en 1958. Llegaron a hablar del mito de Smith en las revistas de la época.

En 1970 fue víctima de una paliza. En su convalecencia conoció a Aileen Mioko, una traductora con la que se terminó casando. Un año después fue con ella a la aldea de Minamata para denunciar los efectos del mercurio vertido por la empresa Chisso en la laguna donde pescaban los aldeanos.

Como se ve en la película, los trabajadores le dieron otra paliza que le dejó casi minusválido y con problemas de visión. No se puede olvidar que en la II Guerra Mundial quedó muy afectado por la explosión de una granada de mano y que sus costumbres no eran tampoco un buen ejemplo.

A pesar de su salud precaria, pudo terminar este proyecto gracias a Aileen Mioko, su mujer. Ella realizó una cuarta parte de las fotografías y organizó todas las notas para que pudiera ser publicado en la revista 'Life' el 2 de junio de 1972. Este ensayo fue fundamental para conseguir que en 2001, la empresa Chisso pagara 2,18 millones de dólares a las familias afectadas.

El fotógrafo de Minamata

Fueron tres años de trabajo intenso que no se ven en la película. Todo sucede en un único viaje e introducen la historia de amor durante la elaboración del reportaje.

La famosa fotografía del baño de Tomoko, que ya no se puede publicar por deseo expreso de la familia, es el mejor ejemplo de la forma de trabajar de Eugene Smith.

La famosa fotografía del baño de Tomoko, que ya no se puede publicar por deseo expreso de la familia, es el mejor ejemplo de la forma de trabajar de Eugene Smith. Fue una propuesta de la madre de la niña y se planificó como una producción, incluso con iluminación artificial para rellenar las sombras. Todo por una idea, la clave del ensayo fotográfico.

El papel de Johnny Depp

Johnny Depp es Eugene Smith. Puede que no le haya costado parecerse a una persona enormemente creativa pero con muchos demonios internos. Lleva su barba, su característica boina y su aura de personaje complicado. Sabe sujetar bien una cámara y se desenvuelve bien en el laboratorio, aunque como hemos dicho antes, dudo mucho que frotara tanto las copias en el revelador.

No depende de las cámaras ni presume de marcas... Se ve que utiliza Minoltas, alguna que otra Nikon y creo recordar que nunca lleva en la mano una telemétrica. Si por algo se caracterizaba Smith es por su anarquía a la hora de elegir una máquina.

El fotógrafo de Minamata

Como nota curiosa, en la película se niega a hablar bien de una película en color pero no podemos olvidar que anunciaba sin problemas las fantásticas Olympus Pen de medio formato (la mitad de un negativo de 35 mm).

Eugene Smith tendrá siempre la cara de Johnny Depp. Consigue el aire socarrón y desastroso de este fotógrafo único que fue capaz de escribir en la pared de su laboratorio de Minamata el siguiente poema (tal como podemos leer en este fantástico blog):

Mis fotografías dicen muy suavemente…

Mira, tú; mira esto y escucha… Mira, tú; mira esto y piensa… Mira, tú; mira esto y reacciona… Y lo haces. No porque te haya obligado a ello, sino porque has reaccionado. Mis fotografías, te urgen, suavemente, y te hacen pensar y sentir. Eso es lo que espero de ellas. > >

Y hay que ir al cine, hay que volver a las salas oscuras donde todo es posible. Y si es con una película de fotógrafos, y encima de uno como Eugene Smith, con más motivos. No hay nada igual.

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