Las primeras veces que fui al mar, no encontraba nada especial en ese espacio. Fue durante mis estudios universitarios que conocí el trabajo de Hiroshi Sugimoto, su serie ‘Seascapes’. Esta serie que arrancó el fotógrafo y arquitecto japonés en los años ochenta consta de varias fotografías a distintos mares y su horizonte, compuestas perfectamente en simetría y balance del cielo y el mar, con capturas de este horizonte alrededor de varios cuerpos acuáticos del mundo.
Poco después de conocer su trabajo, me vi obligado espiritualmente a hacer mis propias fotos del mar. Lo hago desde 2010 sin pretensiones de hacer algo artístico con ello. Es una copia silenciosa que me acompaña como una pequeña obsesión que nació a través del concepto de Sugimoto: el tiempo.
Así que, en un intento de entender mi concepto del tiempo, quiero hablaros del trabajo de este artista.
Deteniendo el reloj
Como hemos mencionado en ocasiones pasadas, Sugimoto es un artista cuya obsesión se remonta a lo primitivo del hombre. En su trabajo se nota el tiempo como tema principal, aunque es difícil inferir a través de sus obras la razón primaria de esta búsqueda temporal. Es cuando vemos entrevistas o leemos sus artículos que encontramos cuál es la fijación que vincula todas sus obras: El pasado y cómo este puede sobrevivir a través del tiempo.
Como él lo explica, es un artista que quiere volver al tiempo donde el humano gana conciencia del mundo, de sí mismo. Desde su tiempo en la secundaria, Sugimoto ya exploraba el cómo detener el tiempo en una película. No era de extrañarse que la mejor forma de detener este tiempo fuera capturar toda una película en una fotografía única a través de su serie ‘Movie Theaters’.
Él encuentra que uno de los primeros componentes en el desarrollo de la conciencia humana es el tiempo, creada por lo poco que tenemos de este. Pero, esta falta de tiempo y el deterioro que causa es mínimo. Pues esas ruinas que se han transformado han adquirido otro nivel de belleza, que ha superado el tiempo mísmo, como las pirámides o las ruinas de la antigua Grecia y Roma. Y ahí se centra su trabajo, él va al pasado a buscar la belleza que superó el tiempo, la belleza que se generó por ese momento de conciencia sobre el mundo, el sí y la relación del ser humano y el espacio. “Yo voy hacia atrás, la gente hacia adelante. Así que la distancia entre el mundo y yo se hace cada vez más y más grande”.
De esta búsqueda es donde encuentro fascinante el concepto de la serie de ‘Seascapes’. Durante una entrevista a T Magazine, el artista japonés habla de lo que vió en el mar: Cómo sería la forma en que el ser consciente del mundo vio ese horizonte por primera vez.
Su fotografía se vuelve no una búsqueda personal de entender el mar, sino el de meterse en otro cuerpo, en otro espacio temporal y de trasladar ese sentimiento de curiosidad, de incertidumbre y del infinito.
Su fotografía, arquitectura y artes escénicas se han vuelto una oda al tiempo. A la búsqueda del pasado para entender cómo sobrevive tras los milenios. A la búsqueda de cómo detener todo para conservar su belleza un poco más.
Volviendo al mar
Sugimoto quiere capturar la esencia del tiempo y la conciencia y su trabajo despertó una conciencia en mí sobre ello. Despertó en mí ese tick primitivo que quiere entenderlo, sobrevivir un poco más al tiempo.
La razón por la que tomo fotografías del mar es que lo visito cada muchos meses, a veces hasta años. Pero ese horizonte sigue siendo infinito, casi idéntico a las otras veces que lo he visitado. Mientras tanto, yo he cambiado, mi mirada ha cambiado.
Entiendo que me gusta detener el tiempo del mar para saber de qué manera ha evolucionado todo para mi. Cómo mi fotografía cambia.
A vosotros, ¿también os entró la obsesión de detener el tiempo?
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Imágenes | Sergio Fabara