A propósito de la publicación de un libro sobre su vida y obra gracias a La Fábrica, descubrimos a un fotógrafo nacido en 1893 en Jerez de la Frontera, el cual no sólo cubrió varias décadas gracias a su papel como fotógrafo documental, sino que además nos dejó un legado que hoy puede disfrutarse desde el archivo que lleva su nombre. Hablamos de Diego González Ragel.
Con él completamos unos años de la España anterior y posterior a la Guerra Civil, y además conocemos que estuvo implicado en el famoso desvío de fondos del Banco de España en lo que se dio a conocer como el Oro de Moscú. No obstante, y aunque muy recurrente como punto de partida y captación del público, me gustaría que tuviésemos una visión más completa sobre su figura.
Como comentábamos, Ragel nació en el seno de una familia de clase media acomodada a finales del siglo XIX, de inquietudes para las bellas artes por parte de madre y de la fotografía gracias al estudio de su padre. Emigró a Madrid junto a su hermano, en esa época donde la bohemia inundaba los rincones artísticos, que en el caso de su hermano, el pintor Carlos González Ragel, le llevaría a una vida sumergida en el alcohol que marcaría sus enfermedades posteriores.
Vida de Ragel
Pero hablemos de Diego, quien tras su paso por Madrid cruzó el charco para trabajar en Buenos Aires como colaborar en revistas como Caras y caretas. De nuevo en la capital española, abrió un estudio y se involucró fácilmente en el entorno cultural y aristocrático de la época, entablando amistad con el hijo de Joaquín Sorolla o con el pintor Mariano Benlliure. Pero cerró su estudio cuando empezó a ser solicitado en prestigiosas revistas deportivas de la época, las cuales hicieron que su trabajo se proyectase internacionalmente.
Con la Guerra Civil fundó junto con otros fotógrafos la Unión de Reporteros Gráficos de Guerra y, siempre aliado con el bando republicano, quedó involucrado en 1936 antes de la victoria fascista, en el famoso caso del Oro del Moscú. Su misión, documentar fotográficamente los documentos de aquella operación, lo cuales destruyó en parte con el nuevo régimen. Curiosamente terminó trabajando para el Banco de España en 1941, tras esclarecer los hechos y gracias a su deseo de trabajar allí y a la recuperación de algunos de los negativos que entregó al nuevo Ministerio de Hacienda.
Tras ello, pasó por varias dificultades económicas, que fue remontando con publicaciones en el diario ABC, pero que tras la muerte de su hija de seis años de cual quedó muy afectado y su larga enfermedad, murió en Ciempozuelos a la temprana edad de 58 años.
El legado de Ragel
Su obra, ligada sobre todo a los deportes, la caza y quizá un compendio más artístico en sus retratos, la hemos podido ver tras su muerte en varias exposiciones, bien ligadas a la figura de Sorolla, a Madrid o pasando por una individual en el Museo de Historia de Madrid hasta la más reciente celebrada a finales de 2013 sobre la imagen de España en la Fundación Mapfre.
Desde aquí os invito a visitar varios enlaces donde puede verse su obra, tales como en Flickr, en el Archivo Ragel o en la web de Bernard Custard donde se llevó a cabo un trabajo espléndido de documentación sobre este fotógrafo. No os lo perdáis porque tienes imágenes excelentes más allá del mero documentalismo.
Más información para conseguir el libro en La Fábrica Fotografía Salto de obstáculos en el hipódromo de la Castellana. Madrid, ca. 1925. Copyright Diego González Ragel / Archivo Ragel