Foto | Manolo Toledo
Hará cosa de un mes, Fernando Berlín, reconocido periodista y director de radiocable.com, contacto conmigo para pedirme opinión acerca el debate actual sobre el uso de photoshop y el retoque fotográfico en la fotografía de moda y el fotoperiodismo, para un artículo de la revista QUO en su número de Noviembre.
Un debate que no es nuevo pero que saltó de nuevo a la palestra en verano tras la noticia de que el Reino Unido iba a llevar el debate al parlamento. Para echar más leña al fuego, la revista Elle se propuso lanzar varias portadas retratando a famosas sin maquillaje en defensa de la belleza natural frente al retoque extremo.
Mi opinión y la de otra compañera blogger, podeis leerla a continuación:
En mi opinión, hay dos tipos de retoques: los que alteran la realidad y los que no. Hay correcciones que se han hecho siempre, incluso cuando se revelaban negativos, que no alteran la escena: corregir el brillo, el contraste o la saturación, por ejemplo. Esa edición puede admitirse en cualquier fotografía, y de hecho pocas de las que se publican no pasan por ese proceso.
Así que mi postura no es contra el retoque fotográfico en sí, y desde luego no contra el Photoshop. Pero advertiría de su uso en algunas circunstancias y en cierto tipo de fotografías, sobre todo en función del producto que se esté publicitando y del mercado al que vaya dirigido.
Por supuesto, no se puede demonizar el Photoshop: es una herramienta más de los fotógrafos. El problema viene cuando con ella se altera la realidad, la imagen en sí. Eso puede estar justificado en la llamada fotografía artística, pero es artificial en la publicidad e inaceptable en el fotoperiodismo.
Es difícil establecer un límite, porque también con maquillaje se puede alterar la realidad. Por tanto, ¿dónde empieza una imagen a ser falsa? ¿Dónde empieza el límite de lo que se puede conseguir usando el producto que quiere vender una marca?
En las fotografías de moda, por ejemplo, es poco ético que te vendan una crema antiarrugas con una foto de una mujer de 70 años a la que se le ha puesto con Photoshop la cara de una veinteañera; o una modelo a la que le quitan 20 kilos y a quien la ropa parece ajustarse a la perfección.
Por otra parte, también podeis leer la opinión de otra compañera blogger, Carmen Cachero, autora del blog El diablo viste de Zara, que se publica en la web de la revista ELLE.
Es posible que con el retoque fotográfico se hayan producido algunos excesos, pero también podríamos decir que en el mundo de la moda se abusa de otras cosas en las que no se repara. Por ejemplo, el hecho de que una modelo se haya sometido a cirugía, o una actriz esté operada, también es una modificación de la realidad y nadie obligaría a poner un rótulo indicando: “La modelo de la imagen ha sido operada”. No soy partidaria, por tanto, de advertirlo.
El Photoshop es necesario porque cualquier fotógrafo que trabaja con la imagen necesita retocar sus instantáneas. De hecho, antes de que se inventara ya existían otros procedimientos y las fotografías también se editaban.
Creo que avisar solo de ese aspecto sería un poco hipócrita. Es cierto que la moda tiene esa vertiente de irrealidad, porque desde luego no es lo mismo ver a una persona maquillada que sin maquillar, peinada que sin peinar, y con todo un estilismo que la favorezca. Es decir, que no creo que en el mundo de la moda haya mucho de realidad.
Es verdad que debería existir una cierta ética, especialmente en lo que atañe a los productos publicitarios. Considero, sin embargo, que la gente no es tan ingenua como a veces pensamos. Sabe bien que todo forma parte del mundo de la ficción.
De hecho, algunas veces el abuso del Photoshop puede provocar un efecto contrario al que realmente se persigue. Hay personajes que son muy populares, pero de los que la gente termina burlándose porque aparecen una y otra vez muy retocados en las revistas. El público es perfectamente consciente de cómo son en la realidad.
Y vosotros, ¿qué opinais?
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