Estamos caminando por la ciudad, encontramos una situación curiosa, capturamos el momento y, cuando nos damos cuenta, una persona está frente a nosotros pidiendo que eliminemos esa toma. Entramos en un debate entre nuestra libertad como fotógrafos de capturar imágenes de personas en espacios públicos contra el derecho de privacidad de una persona. ¿Qué debemos hacer?
En lo personal pienso que la persona tiene prioridad.
¿Por qué volver al debate?
Desde el canal de Weekly Imogen llegó el vídeo que pueden ver arriba. Imogen nos cuenta el caso de un fotógrafo británico que ha decidido tomar una fotografía de unas chicas en un parque. Ellas le piden borrarlas, pero el fotógrafo usa la legalidad como sustento para mantener sus imágenes. Las chicas lo siguen hasta la estación de metro, donde instan a las autoridades para presionar al fotógrafo a eliminar las fotografías. Aunque él está en su total derecho de capturar las imágenes, la presión de los funcionarios de la estación de tren le hace borrar las imágenes. Imogen termina el vídeo preguntando que cuál es la posición del público.
Pensando en esta pregunta, llegué a la conclusión de que mi postura es la de eliminar las fotografías si la persona realmente lo desea y nos lo pide. Sin embargo, creo que este caso tiene un problema más importante: la comunicación.
No te preocupes
Digamos que estamos en la calle y tomamos la fotografía de alguien. Luego, esa persona se acerca a nosotros a pedir explicaciones o con la petición de eliminar la imagen que acabamos de tomar. No es necesario reaccionar con nuestro derecho legal de capturar la imagen. Esto es por dos motivos: la persona tiene derecho a su privacidad y nos hace lucir como depravados haciendo algo malo.
Creo que, como fotógrafos, debemos tener tacto con las personas y encontrar la manera amable de dar un giro a la situación. Lo primero que debemos hacer si alguien se acerca es calmar a la persona y presentarnos. Si explicamos que somos fotógrafos y además podemos presentar algo de nuestro trabajo, las personas suelen bajar el nivel de alerta.
Explicar el por qué tomamos la fotografía también puede ser útil. En ello podemos hablar desde cómo nos gustaba la luz que estaba cayendo, la mirada de la persona, la situación general… lo que enserio nos haya salido del corazón. A su vez podemos decirles lo importantes que son esas personas en la imagen capturada. Alguien precavido quiere que eliminen la fotografía, pero alguien halagado por ser ‘el elemento más importante! será más propenso a dejar que sigas con tu trabajo.
En mi experiencia me ha servido mostrar mi perfil de Instagram para que vean lo que hago y anotar el correo de la persona para enviarle la fotografía una vez la haya retocado. Si cuando tomo la foto nadie me dice nada, pues sigo adelante en el camino. Mi trabajo se enfoca principalmente en arquitectura y paisaje, pero entiendo que hay momentos en los que encontramos personajes interesantes que nos invitan a capturarlos. Por ese motivo soy partidario de disparar y luego pedir permiso.
Nada que hacer
Sin embargo, cuando las personas son reacias a que mantengamos esa imagen, es momento de decir ‘Sin problema, perdón por la molestia’. Mostrarle nuestra pantalla y que mire que borramos la imagen. Seguir adelante y capturar nuevos momentos.
Salvo que la imagen sea "la toma perfecta" ganadora de los World Press Photo, no creo que importe mucho si borramos o no una imagen. Siempre habrá más y mejores momentos que capturar.
Hacer esa simple acción de borrar una imagen es más fácil que explicarle a las personas la legalidad y menos vergonzoso que se acerquen los policías y encontrarnos con una situación muy embarazosa. Además, con cada una de esas peleas por si borrar o no la imagen, lo que logramos es que creen más restricciones de cómo, a quién y a qué tomarle fotografías.
Nosotros tenemos derecho de capturar imágenes respetando la ley, pero son las personas que capturamos quienes tienen derecho a no ser fotografiadas, no darnos consentimiento y a sentirse bien con esa captura. Una vez más, creo que esas personas son prioridad ante nuestros deseos.
Valoramos nuestras fotografías con mucho amor. Sin embargo tenemos que ceder una que otra cuando la situación lo permita.
Vosotros, ¿cederíais o mantendríais vuestra posición?
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