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Recuperemos el fotómetro: nuestro primer pincel para pintar con luz

Recuperemos el fotómetro: nuestro primer pincel para pintar con luz

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Recuperemos el fotómetro: nuestro primer pincel para pintar con luz

Una de las herramientas más importantes que tenemos los fotógrafos es nuestro fotómetro. Con la fotografía digital, la inmediatez de la imagen ha generado que cada vez sea menos utilizado. Sin embargo, es una de las herramientas esenciales que deberían estar en nuestra maleta para cada trabajo que realizamos.

Un pincel fotográfico

Las distintas profesiones cuentan con herramientas para poder realizar sus tareas. En la fotografía, el fotómetro es esa herramienta que nos permite diseñar la luz de la forma perfecta, sacando el máximo provecho de los sensores de nuestra cámara y de la luz que utilizamos para iluminar nuestros sujetos. Es el equivalente a un cincel en la escultura o a un pincel en la pintura.

En el pasado os hemos hablado sobre los elementos que controlan la exposición, además de otros artículos explicando cómo exponer correctamente con nuestras cámaras digitales. Son técnicas que sacan provecho del exposímetro interno de las cámaras. Pero, si vemos la realidad, la costumbre más común se ha transformado en disparar, ver la pantalla y ajustar sobre eso que se ve en ella.

fotometro

El principal problema que tiene esta práctica es que olvidamos ver la escena como un todo, realizando microajustes de cosas que se ven en un área tan pequeña. Esto demora las tomas, le quita ritmo y nos hace perder los momentos que estamos buscando. Y estos microajustes los realizamos porque no estamos seguros de lo que está ocurriendo frente a nosotros. Hay un instinto de verificar cada toma todo el tiempo.

Aquí es donde se encuentra la primera ventaja del fotómetro. Hay una verdad en él, que da seguridad ante cada toma. Una verdad que es comprobable midiendo y poniendo esos mismos ajustes en cámara. Creativamente podemos subexponer o sobreexponer, pero si sabemos el punto que deseamos tener perfecto, la exposición queda clavada a nuestros deseos.

En vez de quemar disparos, aprendemos a ver en detalle la toma. Lo que nos ayuda a entender los elementos que la componen y cómo ajustarlos para sacar el máximo provecho.

En fotografía de calle, podemos salir y hacer un análisis del contraste de luz que tenemos midiendo a la luz directa y en la sombra. Esto nos permitirá de antemano saber el rango de la escena y si estamos cubiertos con el rango dinámico de nuestra cámara. Ya dependiendo de lo que busquemos expondremos de distintas formas, sabiendo cuáles son nuestros límites y qué es lo que sacrificaremos al irnos más arriba o abajo en exposición. Medir cada 15 minutos siempre ayuda.

Foto Dest

Para paisaje, bodas, retrato, moda o demás, en locación el fotómetro es la clave para sacar el máximo provecho a las escenas. Una buena medición nos permite ventajas desde ahorrar tiempos encontrando tiempos de exposición óptimos para realizar ciertos efectos, a manejar y dominar el contraste de las tomas cuando queremos usar los flashes para mezclarlos con la luz ambiente y diseñar iluminaciones especiales.

En estudio, cada medición que hacemos es una pincelada sobre nuestro sujeto. Si bien las luces de modelado nos ayudan a ver la propiedad de la luz sobre nuestros sujetos, es con el fotómetro que vemos cada fuente con propiedad para saber cómo afecta nuestra toma y anticipar qué quedará capturado en la cámara. Esto resulta en una toma donde cada punto de luz potencia nuestro sujeto, donde el contraste es el que buscábamos desde un principio y donde ese control de fuentes muestra por qué somos pintores con luz.

Hay un gran rango de dispositivos y precios. Los fotómetros más caros nos permiten tener un control más amplio en simultáneo, además de nuevas herramientas digitales que se han integrado en ellos. Pero, incluso los más básicos potencian nuestra forma de ver la luz y nos hacen pensar más en cómo sacar el mayor provecho a cada fuente; aunque requieren que hagamos algo más de cálculos.

Así que recuperemos la práctica de usar el fotómetro. Volvamos a usar más ese pincel que nos permite pintar con luz.

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