Entramos de lleno en un tema peliagudo, propio de cuñados cuando te oyen decir que eres fotógrafo en las cenas familiares que se aproximan. Fuera de bromas es algo recurrente en muchas conversaciones desesperadas con más de una copa de vino en las mesas de amigos fotógrafos. Para lograr éxito, entendiéndolo como dinero y fama, ¿es mejor ser un buen fotógrafo o tener una agenda llena de contactos?
Imagínate que llevas años trabajando como fotógrafo. Conoces todos los secretos, tienes un buen equipo y tienes claro tu estilo. Pero nunca has podido exponer más allá de un centro cultural o un café librería del centro de tu ciudad. Sin embargo, en el museo más importante de tu lugar, puedes ver la exposición de un desconocido que hace las mismas cosas que tú. Con la misma luz y estilo. Y a muchos se los llevan los demonios. Incluso te puede parecer que es bastante peor que tú...
Por no hablar del mundo de los concursos. Siempre que gana uno que no eres tú, el premio está dado. O en los que hay votos populares, seguro que el ganador tiene miles de amigos o cientos de miles de bots a su servicio. En estos casos, siempre existe la sensación de que el mundo está en tu contra y que los demás saben algo que tú no sabes. Y a mucha gente está sensación les despierta la frustración, la rabia y el odio a los demás en los casos más extremos.
A muchos les entran ganas de tirar la toalla. De mandar todo a un lugar innombrable. ¿Cómo puede ser? Cómo este no sé cómo llamarle es capaz de exponer aquí y yo que llevo toda la vida soy incapaz de colgar una sola fotografía... Seguro que estos pensamientos han rodado alguna vez por vuestra cabeza, aunque sea mínimamente. O conocéis a alguien que se ha expresado así en una exposición...
La famosa agenda de contactos
Y entonces es cuando aparecen las famosas frases:
Seguro que alguien ha hablado con alguien... Seguro que conoce al jurado... A este le he visto siempre detrás de fulanito o menganita...
Lo más fácil siempre es cuestionar el mérito del artista en cuestión y acudir a la ayuda externa para tratar de explicar el éxito ajeno. Cosa que jamás se pensará si el afortunado eres tú. Es algo que va en el carácter de muchos. No hay otra forma de explicar que las buenas noticias solo le lleguen a los demás.
Se olvida mucha veces el trabajo que puede estar detrás de todo lo que ves, las horas robadas al sueño y a la familia. El dinero que se ha gastado en formación y por supuesto, la naturaleza propia de la persona. El artista nace, pero se tiene que formar... La envidia es uno de los pecados capitales más graves.
Pero a pesar de todo circulan muchos rumores sobre la importancia de tener buenas padrinos para triunfar en el mundo de la fotografía. Llevándolo al terreno de la cultura existe la opinión en algunos sectores de que hay muchos Picassos y que si triunfó Pablo, el gran malagueño, no fue por revolucionar las bellas artes, hacer algunos de las obras más importantes del siglo XX, avanzar desde el género clásico de su infancia hasta llegar a las más altas cotas en las vanguardias... fue por el apoyo incondicional de los hermanos Stein, Gertrude y Leo.
Algunos piensan que con un buen mecenas todo está hecho. Otro ejemplo y ya centrado en el mundo de la fotografía es Robert Mapplethorpe. En el excelente documental 'Mapplethorpe: Look at the Pictures', se habla una y otra vez de su protector, amante y pareja, Sam Wagstaff. Allí dicen que si no llega a ser por él, un millonario desde la cuna, el fotógrafo Mapplethorpe no existiría...
La cruda realidad de la vida del arte
Y en el mundo de la fotografía lo único real es que hay que trabajar hasta desfallecer para conseguir algo. Y que puede que no llegue nunca. Pero mientras al menos puedas comer no tiene porqué importar. Siempre podremos dedicarnos a otras cosas, como la formación, el mundo de las bodas o cualquiera de las posibilidades que ofrece una cámara de fotos...
Y si tenemos el don de gentes o mejor aún, algún mecenas, podremos empezar a triunfar. Siempre y cuando pienses que es lo importante, claro está. La única realidad es que si eres realmente bueno, profesional, te mantendrás en lo más alto, en el lugar que otros te han colocado. Muchos han caído a pesar de sus fuertes apoyos.
Como no tengas formación y sobre todo, nada que decir, serás como Ícaro, el personaje mítico que quemó sus alas de cera por volar demasiado alto y acercarse al sol que soñaba con alcanzar. Hay que dejar de envidiar a los demás y luchar por formarse, por lograr expresarse en un trozo de papel y dejar para los demás las ganas de criticar. Nadie dijo nunca que ser fotógrafo fuera fácil. Apasionante sí pero pocas veces podrás retirarte a tu mansión de oro si solo tienes una máquina de fotos. Y suerte si consigues encontrar un buen mecenas.
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