Seguro que muchos de vosotros, oh lectores, estáis de vacaciones. Una suerte inmensa. Y las estabais esperando como agua de mayo para sacar la cámara de paseo. En estos tiempos seguro que esperáis hacer muchas fotografías. Pero cuando volvéis a casa no sabéis qué hacer con ellas para sacarles el máximo provecho. Vamos a a descubrir los pasos que podemos dar para elegir los mejores disparos de nuestros días de relax.
Se acabaron los tiempos en los que solo hacíamos un carrete durante el viaje. Elegíamos muy bien lo que queríamos recordar antes de llevarnos la cámara al ojo y llegábamos a casa con las fotografías justas. Hoy eso no pasa. Yo he pasado cinco días por el sur de España y tengo ahora mismo 448 archivos pendientes de revisión. Y eso que mis acompañantes dicen que casi no me llevo la cámara al ojo (mi tiempo me costó darme cuenta de que no hace falta disparar más, sino mejor).
Ante tal magnitud de disparos no queda más remedio que organizarse para no convertirse en un mero propietario de datos. No hay que olvidar que si hacemos más fotografías no necesariamente tendremos más disparos buenos. Prácticamente haremos las mismas obras maestras que antes. Es decir, como mucho dos o tres buenos trabajos. Y eso si no somos críticos con nosotros... ¿Entonces qué tenemos que hacer para trabajar con las fotografías de nuestros viajes?
El tiempo todo lo mejora
Efectivamente. el tiempo todo lo cura. Estoy hablando de dejar madurar nuestros archivos como se hace con los vinos de reserva o de crianza. Es verdad que de vez en cuando encontramos vinos blancos que son una delicia. Pero los que te dejan marca son los que han reposado en barricas.
Muchas veces sabes que has hecho un buen trabajo. Pero si dejamos pasar unas semanas, cuando los recuerdos se han ido, puedes mirar lo que has hecho con la mente limpia. No tiene nada que ver ese primer visionado que haces cuando llegas a casa. Lo bueno destaca y lo malo llama todavía más la atención. Parece mentira, pero funciona.
Es un error empezar a editar nada más terminar el viaje, salvo que tengas que entregárselo a un cliente. Las buenas fotografías salen a la luz cuando has sido capaz de olvidarte de lo que hiciste. Es así de sencillo. Así que vamos a ver qué podemos hacer antes de editar nuestro viaje.
Ahhh... y antes de que algunos digáis que eso es imposible, que la familia o los amigos no son capaces de esperar, que no tienen paciencia, os aseguro que la espera merece la pena. Y ahora tenemos una herramienta que podemos utilizar para que todos terminemos contentos. Al final del artículo lo comentaré.
La copia de seguridad y la clasificación
Como ya hemos dicho otras veces, hay dos tipos de fotógrafos. Los que han perdido sus fotos y los que las van a perder. Puede parecer exagerado llevar un ordenador para hacer copias de seguridad todos los días, pero no es descabellado. Es la mejor forma de evitar problemas desde el principio.
Pero muchas cámaras modernas lo hacen por nosotros. Esa segunda ranura podemos usarla precisamente para asegurarnos. Es un fuerte gasto de tarjetas, pero si programamos el menú para crear el duplicado no perderemos nuestras fotografías.
En algún momento pasaremos las fotografías al ordenador. Hasta este momento recomiendo no borrar nada. Si acaso todas las trepidadas, las muy subexpuestas y las quemadas. Pero las fotografías que hoy no nos gustan, en el futuro pueden ser una joya oculta.
Recomiendo seguir la máxima de una tarjeta una carpeta, con un nombre. Y olvidarse de poner fecha, más que nada porque es un metadato y sería redundante. Pero la verdad es que es el sistema que sigue la mayoría de los fotógrafos.
También recomiendo nombrar todos los archivos de tal forma que ese título sea personal e intransferible. Y sobre todo nos permita encontrarlos rápidamente, con las inestimables y nunca suficientemente valoradas palabras clave. Solo así encontraremos todas y cada una de nuestras fotografía cuando las busquemos.
El uso de Instagram como libro de apuntes
Esta solución plantea un uso nuevo de esta popular red social. ¿Por qué no usar Instagram como un libro de apuntes fotográficos? Es una buena forma de ver nuestras imágenes, ver cómo maduran y sobre todo sirve para contentar a los que nos rodean.
No debemos pensar que son fotos terminadas (pequeñas, muy pequeñas, comprimidas, casi siempre las vemos en pequeños dispositivos...) sino que es como ese cuaderno de apuntes que llevan los pintores o los universitarios para luego pasar en limpio las ideas que reflejan en él.
Con esas fotos que hemos hecho en el viaje vamos seleccionando las que nos parecen más interesantes. Las damos forma (revelamos) y las colgamos en la red para deleite de nuestros amigos y familiares. Ahí las dejamos madurar. Es como si estuvieran en una cámara de conservación en la que podemos ver su evolución minuto a minuto.
Las buenas terminarán destacando, las malas ennegrecerán y por fin veremos, de una forma muy eficaz, cuáles son las fotografías definitivas que formarán parte de nuestras obras maestras (ojalá).
En Xataka Foto| Clasificar nuestras fotografías en Adobe Lightroom