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Sony A7 y A7R, análisis

Sony A7 y A7R, análisis

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Sony A7 y A7R, análisis

Las dos cámaras que protagonizan este post representan la apuesta más sólida que ha hecho Sony en el ámbito de la fotografía digital durante los últimos años. Y lo es por varias razones. Por un lado, la A7 y la A7R son las primeras cámaras de sistema compacto que llegan al mercado equipadas con un sensor Full Frame.

Y, por otra parte, este movimiento no solo revela el firme compromiso de la compañía con los usuarios profesionales, sino también que confía plenamente en el desarrollo del mercado de las cámaras sin espejo. Basta echar un vistazo a estas dos propuestas para darse cuenta de que han sido diseñadas para enfrentarse sin miramientos a las DSLR profesionales con sensor Full Frame de las dos grandes compañías por tradición en este mercado, que, como todos sabemos, son Canon y Nikon.

La A7R carece de filtro óptico de paso bajo, y la resolución de su sensor es mayor que la de la A7

Desde su lanzamiento, a finales de 2013, la A7, y, en mayor medida, la A7R, han recabado innumerables elogios provenientes tanto de la prensa especializada como de los usuarios, que no han dudado en hablar muy bien de ellas en muchos foros de Internet. ¿Es realmente para tanto? Esa es la pregunta a la que intentaré dar respuesta a lo largo de este análisis con la máxima objetividad posible. No obstante, antes de entrar en materia repasaremos brevemente las especificaciones más relevantes de ambas cámaras, que, como veréis a continuación, tienen mucho en común, pero no son en absoluto idénticas.

El sensor de la A7 tiene una resolución de 24,3 megapíxeles, mientras que el de la A7R alcanza los 36,4 megapíxeles. Además, a diferencia de su casi «gemela», esta última carece de filtro óptico de paso bajo (OLPF). El enfoque tampoco es idéntico en ambas cámaras. La A7 recurre a un enfoque híbrido con detección de fase en el propio chip, mientras que la A7R utiliza un enfoque por detección de contraste. También es importante tener en cuenta que la A7 incorpora una cortinilla electrónica y alcanza los 5 FPS en disparo continuo, mientras que la A7R carece de ella y se queda en los 4 FPS. Veamos ambas cámaras con más detalle.

  • Sensor CMOS Exmor de fotograma completo / 24,3 megapíxeles efectivos (35,8 x 23,9 mm) en la A7 / 36,4 megapíxeles efectivos (35,9 x 24 mm) en la A7R

  • Filtro óptico de paso bajo (OLPF): (A7) / No (A7R)

  • Sistema antipolvo con mecanismo de vibración ultrasónica

  • Cuerpo de aleación de magnesio sellado

  • Compatible con objetivos con montura de tipo E

  • Enfoque híbrido (A7) / Enfoque por detección de contraste (A7R)

  • Procesador de imagen BIONZ X

  • Disparo continuo máximo: 5 FPS (A7) / 4 FPS (A7R)

  • Sensibilidad ISO: 100 a 25.600

  • Visor electrónico Tru-Finder OLED XGA de tipo 0,5 (2.359.296 puntos)

  • Cobertura de campo 100% y ampliación 0,71x

  • Pantalla TFT Xtra Fine LCD inclinable de 3 pulgadas (921.600 puntos)

  • Rango de velocidades de obturación: 30 a 1/8.000 s

  • Grabación de vídeo de hasta 1.080/60p

  • Conectividad WiFi y NFC

  • Zapata de interfaz múltiple

  • Tarjetas de almacenamiento: Memory Stick Pro Duo, Pro-HG Duo, XC-HG Duo, SD, SDHC y SDXC

  • Dimensiones: 126,9 x 94,4 x 48,2 mm

  • Peso (solo cámara): 416 g (A7) / 407 g (A7R)

Un vistazo a…
Qué es la sensibilidad ISO y cómo usarla en tus fotografías

Sony A7 y A7R: construcción y ergonomía

A pesar del reducido tamaño de su cuerpo (cuesta creer que Sony haya sido capaz de introducir un sensor de formato completo y tanta tecnología en tan poco espacio), tanto la A7 como la A7R ofrecen una evidente sensación de robustez. En este apartado su cuerpo de aleación de magnesio sellado transmite confianza.

Sony A7 y A7R

Aun así, y esta es tan solo una percepción subjetiva, prefiero el acabado ligeramente rugoso del cuerpo de muchas DSLR, o, sin ir más lejos, de la RX10 de Sony que tuve la oportunidad de analizar hace varias semanas, al tacto pulido del chasis de estas CSC. En cualquier caso, su construcción es intachable, como cabe esperar de una cámara de este nivel de precio.

En mano, ambas cámaras, cuyo chasis es de idénticas dimensiones pero su peso varía ligeramente, ofrecen un agarre confortable y firme. Es posible que los usuarios que están acostumbrados a utilizar una DSLR voluminosa, como la D4 de Nikon o la EOS 5D Mark III de Canon, echen de menos un grip algo más contundente, pero la verdad es que «en combate» el agarre es muy convincente.

Sony A7 y A7R

Probablemente tan solo los usuarios que quieran utilizar con estas cámaras un objetivo muy pesado con montura de tipo A, que, lógicamente, requiere un adaptador, echarán de menos un agarre más voluminoso. Pero en este caso la solución pasa por comprar el grip adicional VG-C1EM, que, como suele ser habitual, además, mejora la autonomía de la cámara al incluir dos baterías más.

También me gustaría destacar que el mecanizado tanto del chasis como de los diales de control es impecable (no es la primera vez que me he «tropezado» con una cámara ambiciosa pero con un acabado irregular). Y al acoplamiento de las tapas que permiten acceder a la batería, los conectores y las tarjetas de almacenamiento no puedo ponerle ninguna pega.

Un sensor de auténtica referencia

Según DxOMark, el sensor que incorpora la A7R es uno de los mejores que podemos encontrar actualmente en el mercado. Y, si lo comparo con el rendimiento de las cámaras que he tenido ocasión de analizar, solo puedo estar de acuerdo. En las pruebas de este laboratorio, este sensor ha alcanzado una puntuación de 95, la misma que obtuvo en su momento el de la estupenda D800 de Nikon, y solo un punto menos que el de la D800E. De hecho, los autores de este análisis especulan, dado lo mucho que tienen en común, con la posibilidad de que estos sensores sean en realidad tres versiones prácticamente idénticas del mismo chip. Y es muy probable que sea así.

Sony A7 y A7R

Como hemos visto, la principal diferencia entre la A7 y la A7R reside, precisamente, en su sensor. Ambos son Full Frame y su tamaño es casi idéntico (el de la A7R es 0,1 milímetros mayor en ambas dimensiones), pero la resolución efectiva de este último asciende a 36,4 megapíxeles, mientras que el de la A7 se queda en unos también interesantes 24,3 megapíxeles efectivos. Además, la A7R carece de filtro óptico de paso bajo (OLPF), mientras que la A7 sí lo tiene, por lo que la cámara de mayor resolución debería ofrecer, sobre el papel, un mayor nivel de detalle y unas capturas ligeramente más nítidas. Y, en la práctica, así es.

Captura de detalle tomada con la A7 (125%)

Captura de detalle tomada con la A7 (125%)

Si observáis con detenimiento las dos fotografías de detalle colocadas justo encima y debajo de este párrafo, comprobaréis que, efectivamente, la captura tomada con la A7R ofrece una mayor cantidad de microinformación, más nitidez y un mayor nivel de detalle. Basta fijarse en las briznas de hierba para comprobar que es así. No obstante, como veremos más adelante, el rendimiento del sensor de la A7 es también fantástico, y, además, esta cámara aventaja a la A7R en algunos parámetros también importantes.

Captura de detalle tomada con la A7R (125%)

Captura de detalle tomada con la A7R (125%)

El primero de ellos es, cómo no, su precio, que es sensiblemente más bajo, como veremos al final del post. Y el segundo es su mayor velocidad de enfoque automático, que, al ser híbrido, se beneficia de la combinación de las tecnologías de detección de fases y contraste, mientras que el enfoque automático de la A7R recurre únicamente a la detección de contraste.

Interfaz y conectividad

La interfaz de las A7 y A7R es prácticamente idéntica a la que incorporan otras cámaras de última generación de Sony, como la RX10 que tuve la oportunidad de analizar hace pocas semanas. Me gusta, ante todo, porque todos los parámetros de configuración están agrupados en tan solo dos niveles anidados, por lo que es relativamente fácil encontrar el que estamos buscando.

Al principio, como cualquier otra cámara, requiere un cierto esfuerzo, pero enseguida se vuelve un proceso bastante intuitivo. En cualquier caso, su interfaz es muy completa y nos permite acceder a los parámetros que determinan las condiciones de exposición de una forma directa, que es lo exigible en una cámara de esta categoría.

Sony A7 y A7R
Ambas cámaras incorporan tanto WiFi como NFC, por lo que a su conectividad es muy difícil ponerle «pegas»

La calidad de la pantalla TFT Xtra Fine LCD de 3 pulgadas (con una resolución de 921.600 puntos) es alta, y me parece una buena idea que sea inclinable. Esta característica, como sabéis, nos permite tomar fotografías elevando la cámara sin que el encuadre se vaya al garete, lo que en algunas ocasiones puede resultar muy útil. Sin embargo, una pantalla articulada daría más juego al permitir, además, adoptar una posición estable en aquellas circunstancias en las que nos vemos obligados a colocarnos en una postura incómoda para materializar el encuadre que tenemos en mente.

En cualquier caso, para abordar la composición de una fotografía es preferible utilizar el visor electrónico, dejando la pantalla LCD para otras tareas, como son el acceso a los parámetros de configuración de la cámara o la revisión de las fotografías que ya hemos tomado.

Sony A7 y A7R

En lo que concierne a la conectividad, no puedo poner ningún «pero» a las A7 y A7R. Sony ha resuelto este apartado con eficacia dotando a estas cámaras de los puertos de conexión exigibles (micro-USB, micro-HDMI, toma de auriculares, etc.), y, en lo que concierne a la conectividad inalámbrica, también cumplen a las mil maravillas. Ambas incorporan tanto WiFi como NFC, por lo que es posible conectarlas a un smartphone o un tablet sin utilizar ningún cable, y, así, transferir a este último dispositivo nuestras fotografías y vídeos de una forma cómoda. Para los fotógrafos tradicionales será probablemente más interesante la posibilidad de controlar la cámara y disparar remotamente utilizando un teléfono móvil inteligente.

Sony A7 y A7R

Y, si tenemos una tableta o un smartphone con conexión NFC, para crear el enlace WiFi ad hoc entre este dispositivo y la cámara solo tendremos que acercarlos, de forma que queden a unos pocos milímetros de distancia. De esta manera, la negociación de la conexión se llevará a cabo de forma completamente automática y no tendremos que preocuparnos de configurar absolutamente nada.

Eso sí, para sacar partido al control remoto de la A7 y la A7R es necesario instalar previamente en la tableta o el teléfono móvil inteligente la aplicación PlayMemories Mobile, de Sony, que está disponible gratuitamente para Android y iOS. Esta herramienta no está mal, pero me parece un poco limitada debido a que únicamente permite manipular un puñado de parámetros de la cámara. Esperemos que Sony la actualice pronto y ponga a punto una versión más flexible.

Experiencia de uso

Utilizar estas nuevas cámaras de Sony es una delicia. Como he comentado al principio de este post, su ergonomía está muy lograda, y transmiten una innegable sensación de robustez. Me parecen especialmente útiles los dos diales que podemos manipular usando los dedos pulgar y corazón, mientras que mantenemos el índice sobre el botón de disparo.

De esta forma es posible modificar parámetros como la abertura y el tiempo de exposición sin necesidad de apartar nuestro ojo del visor electrónico. Asimismo, el tacto de los diales me parece muy correcto; no son ni demasiado duros, como en otras cámaras, ni demasiado suaves, lo que podría provocar que los giremos sin darnos cuenta.

Sony A7 y A7R

El visor Tru-Finder OLED que incorporan estas cámaras es uno de los mejores que he tenido ocasión de utilizar. Su resolución es muy alta y tiene un tiempo de respuesta claramente inferior al de otros visores electrónicos que han pasado por mis manos, lo que nos permite componer la imagen con precisión y comodidad. Además, su cobertura de campo es del 100%, ofrece una ampliación de 0,71x y su contraste me parece muy notable, por lo que posiblemente causará una buena impresión incluso a los incondicionales de los visores ópticos.

Sony A7 y A7R
El enfoque híbrido de la A7 es más rápido que el enfoque automático por contraste de la A7R

Por otra parte, el enfoque automático con ambas cámaras funciona realmente bien, aunque, como he adelantado antes, el rendimiento de la A7 y la A7R no es el mismo en este ámbito. Como era previsible, el enfoque híbrido de la A7 es más rápido que el enfoque por detección de contraste de la A7R, lo que en determinados escenarios de uso en los que es necesario enfocar con la máxima velocidad posible el objeto a capturar puede ser determinante.

Y, en lo que concierne a la grabación de vídeo, las dos cámaras tienen idénticas prestaciones. Pueden registrar imágenes de alta definición (1.920 x 1.080 puntos) con una cadencia máxima de 60 fotogramas por segundo en modo progresivo. Su definición y gama cromática convencerán incluso a los usuarios exigentes, pero lo que a mí más me ha gustado en este terreno es su enfoque, que pone a nuestra disposición un área panorámica que permite mantener enfocado con sencillez cualquier sujeto en movimiento, incluso, aunque se esté desplazando a una velocidad considerable.

Calidad de imagen

El objetivo que hemos utilizado durante nuestras pruebas es el FE 28-70 mm f/3.5-5.6 OSS que Sony entrega junto a la A7 en uno de los kits disponibles actualmente en el mercado. Su calidad es muy decente, si bien no es muy luminoso; de hecho, Sony tiene objetivos de mayor calidad, y, cómo no, también de precio más alto. Aun así, me ha permitido determinar con bastante precisión qué calidad de imagen son capaces de ofrecernos estas dos cámaras.

Prueba de calidad 1

Imagen capturada con la A7 a f/5.6, 1/500 y 1.600 ISO

El resultado arrojado tanto por la A7 como por la A7R en todos los escenarios de prueba ha sido muy bueno, aunque esta última es la que ofrece la mayor nitidez y nivel de detalle como resultado de la supresión del filtro óptico de paso bajo (OLPF) y de la mayor resolución de su sensor. La gama dinámica de ambas cámaras es muy amplia, lo que les permite restituir una paleta de colores extensa y respetar con mucha fidelidad los tonos que podemos percibir en el mundo real, lo que, a su vez, las hace apropiadas para abordar trabajos profesionales.

Prueba de calidad 2

Imagen capturada con la A7 a f/4, 1/640 y 1.600 ISO

La forma en que resuelven las tomas con contrastes intensos es absolutamente convincente tanto en la A7 como en la A7R, si bien, una vez más, el resultado que ha arrojado esta última es ligeramente superior al de su «hermana». En cualquier caso, ambas cámaras ofrecen un alto nivel de detalle en las zonas en sombra sin llegar a saturar las altas luces, lo que, en mi opinión, las sitúa en la misma órbita de las DSLR profesionales no solo de la propia Sony, sino también de marcas como Canon o Nikon.

Prueba de calidad 3

Imagen capturada con la A7R a f/4, 1/125 y 100 ISO

En lo que concierne al nivel de ruido, a unas cámaras con el estatus de estas A7 y A7R hay que exigirles, y lo cierto es que ambas han respondido muy bien, si bien su resultado no es idéntico, como cabe esperar de dos soluciones equipadas con sensores diferentes. Si lo deseamos, las dos entregan ficheros JPEG de calidad con una casi inapreciable presencia de artefactos de compresión. Pero yo, sin duda, prefiero disparar en RAW debido al amplio margen de maniobra que este formato nos ofrece durante el postprocesado de nuestras imágenes.

Muestras tomadas con la A7

Muestras tomadas con la A7

Lo primero que me siento obligado a destacar es que las dos ofrecen resultados excelentes, incluso, con valores ISO muy elevados, lo que permite incrementar la sensibilidad con bastante tranquilidad. Hasta 6.400 ISO el nivel de ruido permanece siempre bajo control en ambas cámaras. Y, por encima de este valor, el ruido comienza a incrementarse con más claridad, si bien es posible utilizar ISO muy altos que en otras cámaras serían impensables. No obstante, el rendimiento de la A7 con valores muy elevados es ligeramente mejor que el que ofrece la A7R, como podéis observar en las imágenes que ilustran este apartado.

Muestras tomadas con la A7R

Muestras tomadas con la A7R

A 25.600 ISO, un valor que a priori yo no utilizaría ni mucho menos en ninguna cámara, el ruido que arroja la A7 es perceptiblemente más reducido que el que materializa la A7R debido, sin duda, al mayor tamaño de sus fotodiodos. Aun así, la diferencia entre ambas cámaras por debajo de 6.400 ISO es prácticamente imperceptible.

Sony A7 y A7R: conclusiones y valoración

En mi modesta opinión, Sony ha hecho un trabajo excelente con estas dos cámaras. Resulta muy difícil resistirse al encanto de dos CSC tan bien diseñadas, y, sobre todo, equipadas con dos sensores de formato completo de tanta calidad. Además, ambas ofrecen una experiencia de uso perfectamente equiparable a la de una muy buena DSLR, y su calidad de imagen es extraordinaria en cualquier escenario. Desafortunadamente, solo he tenido ocasión de probarlas con un objetivo, pero Sony cuenta en su porfolio con varios «cristales» de Carl Zeiss para monturas de tipo E a los que me habría encantado echarles el guante.

La A7 ofrece un enfoque más rápido y un precio más comedido, y la A7R más resolución y un mayor nivel de detalle

Ante la disyuntiva de verme obligado a elegir entre la A7 y la A7R, yo me quedaría con esta última debido, ante todo, a la ausencia del filtro de paso bajo y su consiguiente mayor nivel de detalle. No obstante, como he explicado antes, la velocidad de enfoque de esta última cámara es algo inferior a la que ofrece su «hermana», por lo que en algunos escenarios de uso, como son la fotografía deportiva o la de fauna salvaje, quizás sea preferible optar por la A7.

Sony A7 y A7R

Creo que es evidente que ambas cámaras me han gustado mucho, pero no me parecen perfectas. En condiciones de muy baja luminosidad, la velocidad del enfoque automático decae tanto en la A7 como en la A7R, aunque no llega a ser dramático. Además, su velocidad de arranque, aunque no irrita, me parece mejorable. Y su autonomía tampoco es para «tirar cohetes», por lo que es absolutamente imprescindible comprar una segunda batería de repuesto.

Aun así, tengo muy claro que si ahora mismo me apeteciese comprar una cámara sin espejo ambiciosa, me haría con una de estas dos propuestas de Sony. Incluso a sabiendas de que pronto llegarán al mercado otras cámaras a priori también muy interesantes, como la X-T1 de Fujifilm o la Lumix GH4 de Panasonic. Eso sí, el gasto que es necesario afrontar es importante. El cuerpo de la A7 cuesta 1.499 euros, mientras que la A7R tiene un precio de 2.099 euros.

A continuación, podéis ver una galería de muestra, o bien visitar la galería en Flickr a toda resolución:

La cámara ha sido cedida para el análisis por parte de Sony. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.

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