Para ser un buen retratista se ha de plasmar la esencia del modelo, no se limita sólo a disparar y a saber iluminar correctamente, sino que va más allá. Podríamos decir que se ha de tener un don para poder reflejar la verdadera personalidad del modelo en una única imagen. El fotógrafo armenio-canadiense Yousuf Karsh, conocido por retratar a miles de personajes famosos, tenía ese don, era capaz de mostrar la forma de ser de cada personaje en un retrato.
Hace un mes aproximadamente, el 13 de julio, se cumplió los 10 años de su muerte, por ello he querido hablaros un poco de él, ya que su extensa obra me parece realmente interesante. No conocer el trabajo de este fotógrafo que ha estado detrás de los retratos de las figuras más carismáticas del siglo XX es un pecado si nos queremos dedicar a plasmar el rostro de personas, ya sean conocidas o anónimas.
La importancia de las manos
Karsh fue un maestro en el uso de luces de estudio, las dominaba a la perfección y moldeaba a sus modelos a través de la iluminación para obtener y sacar su personalidad. Si observamos su extensa obra nos podemos dar cuenta como en la mayoría de sus fotografías enfatizaba las manos del personaje iluminándolas por separado, era una forma de hablar del trabajo y la forma de ser del modelo. Para muchos las manos es un reflejo de nuestra vida y Karsh mediante la iluminación quería remarcar esta idea.
Esta obsesión por iluminar las manos se puede apreciar en la imagen de más arriba, uno de los retratos más conocidos de Yousuf Karsh, ya sea por el emblemático personaje o por la fuerza de la fotografía. Cabe decir que gracias al retrato que realizó a Wiston Churchill, primer ministro británico en 1940, empezó a darse a conocer como retratista consiguiendo capturar el alma de personajes tan emblemáticos como Albert Einstein, Pablo Picasso o Isabel II de Inglaterra entre otras personalidades de la época.
Del exilio al reconocimiento
La vida de Karsh fue dura, nada facil. Nació en 1908 en Mardin cuando aún era parte del Imperio Otomano, actualmente es Turquia. A los 14 años se exilió con su familia a Siria por culpa del Genocidio armenio, y a los 16 años se fue a vivir a Canadá con su tío George Nakash, un fotógrafo con cierto nombre y reputación en Sherbrooke.
Yousuf Karsh soñaba con ser médico pero cuando su tío Nakash le regaló su primera cámara su vida cambió por completo. Estuvo cuatro años ayudando a su tío en el laboratorio y al terminar los estudios se fue a Bostón como aprendiz de John Garo, un reconocido fotógrafo especialista en el retrato. Garo le enseño los secretos de la iluminación tanto de la fotografía como de la pintura y la escultura, le enseño a observar a la persona a fotografiar, a conocerla. Para Karsh el fotógrafo John Garo fue más que un maestro, le abrió las puertas a un mundo nuevo:
Garo me enseñó a mirar. Hacer fotografía no es sólo cuestión de preparar nuestra herramienta técnica. También hay que saber desmenuzar la imagen para encontrar las emociones
Así, gracias al retratista de Boston el joven Karsh aprendió el arte de la iluminación, y consiguió dominar la luz de estudio como nadie lo ha hecho, enfatizaba o difuminaba detalles de los rostros a retratar según le convenía en aquel momento. Debido a su minuciosa iluminación y su apurada técnica muchos han comparado sus retratos fotográficos con las pinturas barrocas, uno de sus retratos más famosos, el que realizó al escritor irlandés George Bernard Shaw ha sido comparado en varias ocasiones con las obras de Rembrandt por su iluminación y su composición.
Cuando aprendió el secreto de una buena iluminación regresó a Canadá donde abrió su propio estudio en Ottawa, cerca de la sede del Gobierno. Gracias a la localización de su estudio el Primer Ministro canadiense Mackenzie King le encargó realizar los retratos de dignatarios extranjeros en visita oficial, comenzando de esta manera su andadura como retratista de las más emblemáticas e importantes personalidades y celebridades de su generación. Como dijo el periodista George Perry en el Sunday Times de Londres:
… cuando los famosos comienzan a pensar en la inmortalidad, llaman a Karsh de Ottawa.
Durante toda su vida fotográfica realizó más de 15.000 sesiones, y dejó más de 100.000 negativos, de los cuales 17.000 correspondían a retratos realizados a los hombres y mujeres más influyentes de la historia del siglo XX. Sus fotografías se encuentran en diversos museos aunque la colección completa de toda su obra se puede ver en la Biblioteca de Canadá y su equipo fotográfico en el Museo de la Ciencia y la Tecnología de Ottawa.
Para terminar os dejo una galería con una muestra de sus impactantes retratos, para que os perdáis en la iluminación tan bien trabajada y pensada que realizaba con suma precisión. Además os aconsejo visitar el apartado de retrato de su web donde explica la historia de cada retrato que realizó.
Fotógrafo | Yousuf Karsh
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