Quien más y quien menos, de vez en cuando nos sentimos tentados a cambiar nuestra cámara por alguno de esos nuevos modelos que se presentan prometiendo cambiar nuestra forma de hacer fotos. Y aunque es cierto que en poco tiempo nuestra cámara puede haber quedado desfasada (que no inútil), y nos veamos tentados a jubilarla, también que las promesas de los nuevos productos no dejan de ser más que argumentos de marketing o, cuando menos, no son para tanto.
Hay otros casos, como el de quien sin tener muchos conocimientos se ve tentado a comprarse una réflex sin tener mucha idea, o el del aficionado que piensa que una cámara profesional (o casi) va a suponer un salto en su nivel fotográfico. En todos los casos, normalmente, la inversión necesaria para comprar una nueva cámara más cara y/o avanzada es lo suficientemente importante como para que nos lo pensemos bastante (si no estuviera la barrera del dinero posiblemente lo haríamos sin pensarlo). A continuación te ofrecemos algunas claves para tener claro si merece la pena jubilar tu cámara actual o dar el salto a una más avanzada.
Difícilmente vas a hacer mejores fotos
Lo primero y más importante es esto. No, no vas a hacer mejores fotos porque tengas una mejor cámara. Esa típica frase que se escucha repetidamente de “claro, con esa cámara yo también hago buenas fotos” es totalmente engañosa. No nos cansaremos de decir que lo fundamental para hacer fotos es la capacidad y la creatividad del fotógrafo, la cámara sólo es un instrumento.
No vas a hacer mejores fotos porque tengas una mejor cámara. Lo fundamental para hacer fotos es el fotógrafo, no la cámara
Por eso cuando me preguntan si una cámara es mejor que otra siempre digo que, tratándose de modelos similares, con ninguna cámara vas a poder hacer una foto que no puedas hacer con la otra. Así, si te decides a invertir en una nueva cámara piénsate bien las razones para hacerlo porque, como mucho, una cámara más moderna o mejor hará que tus fotos tengan más calidad de imagen, pero esto en ningún caso es sinónimo de una mejor fotografía.
¿Realmente merece la pena el cambio?
Como digo, hay que pensarlo bien antes de jubilar la cámara y decidir si un nuevo modelo te va a aportar realmente algo en tu práctica fotográfica. Así, en el caso de que aparezca un nuevo y más avanzado modelo que, para tu fastidio, sustituye a la flamante cámara que te compraste hace apenas un año y medio (es un ejemplo), lo más seguro es que en el 90% de los casos las mejoras introducidas no compensen en ningún caso deshacerte del modelo viejo para hacerte con el nuevo. Puede pasar, pero es raro y si estás contento con tu cámara no tendrías porqué dejar de estarlo por ello.
Las diferencias entre una réflex básica y una pro muchas veces son cosas (ráfaga, sellado, controles, sistema AF...) que difícilmente son aprovechadas por los fotógrafos aficionados
Si tu caso es el de que con la compra pretendes dar un salto de calidad con una cámara más avanzada debes pensar que en realidad un modelo más profesional y uno básico tienen funcionalidades muy similares. Es fácil incluso que dos cámaras de la misma marca (aunque sean de niveles distintos) tengan el mismo sensor con lo que la calidad de imagen será prácticamente la misma, y las mejoras introducidas en el modelo más avanzado se centren en aspectos que difícilmente vas a aprovechar porque están pensadas para fotógrafos profesionales. Así que piensa bien si realmente necesitas una ráfaga más rápida, un sistema de enfoque más sofisticado, mayor número de controles o de botones de acceso directo a funciones o un cuerpo sellado contra los elementos y decide si estás dispuesto a pagar por ello.
Si estás en la tercera vía, la del novato que pasa de una compacta a una réflex, deberías plantearse sobre todo si realmente vas a sacar provecho de la nueva cámara, para lo cual deberías utilizarla algo más que ocasionalmente. Por otro lado, tienes que considerar si estás preparado para ello, es decir si tienes los conocimientos necesarios de fotografía para dominar la cámara y sacarle provecho. Sí, es cierto que en automático no necesitas saber mucho, pero es que para usarla así no merece la pena invertir en una réflex. Por último, aunque es algo de lo que hablamos más adelante, debes pensar si te merece la pena tener que cargar con un equipo mucho más grande y pesado, algo que puede notarse mucho cuando viajes con la cámara.
Así que, en todos los casos y aunque pueda parecer lo contrario, el cambio de cámara no suele ser un salto tan grande si no ha pasado mucho tiempo desde que te compraste la tuya o si no vas a sacar partido realmente del nuevo modelo del que te has “encaprichado”.
La mejor inversión: ópticas
Por eso, si te quema el bolsillo y quieres comprarte algo para tu equipo fotográfico decántate mejor por alguna nueva óptica, que eso sí que puede ampliar tus posibilidades fotográficas y es una inversión mucho mejor ya que no se devalúa tan rápidamente como las cámaras. Por ejemplo, atrévete con una óptica luminosa de 50 mm que te permita hacer mejores fotos con poca luz y te ofrezca una mayor calidad de imagen. O con un teleobjetivo que te dé la posibilidad de emular a los famosos paparazzi…
Lógicamente no es tu caso si eres un aficionado que, de momento, se conforme con una compacta, pero si te gusta la fotografía seguro que al final acabarás haciéndote con una cámara de objetivos intercambiables (ya sea una réflex o una mirrorless) y tendrás que tener en cuenta este consejo. Las cámaras se quedan anticuadas y pierden su valor inicial muy rápidamente, los objetivos no porque pueden seguir usándose (como norma general) en los nuevos modelos de cámara.
¿Has pensado en el tema del peso y el tamaño?
Lo hemos adelantado antes porque es un asunto que puede parece menor pero no lo es en absoluto. Aquí, una vez más, depende de tu caso pero sin duda es una característica que debes tener muy en cuenta a la hora de plantearte un cambio de cámara. Si tu salto va a ser, por ejemplo, desde una compacta a una réflex es importante que tengas en cuenta que tu equipo fotográfico va a aumentar considerablemente de dimensiones. Piensa que ya no podrás llevar simplemente la cámara en un bolsillo o en el bolso, sino que vas a tener que cargar con una bolsa o mochila extra para llevar todo el equipo. Y puede que éste pese bastante como para resultar molesto si, por ejemplo, estás de viaje y tienes que ir cargando con todo un día entero.
El salto a una cámara mejor muchas veces implica un aumento en peso y tamaño del equipo lo que no es un asunto baladí, sobre todo si vamos a llevarnos la cámara de viaje habitualmente
Esto precisamente es algo que influye decisivamente en que algunos fotógrafos den justo el paso contrario, el de comprarse un equipo más liviano, tal vez una sin espejo con la que dejar aparcada su pesada réflex y viajar más ligero. Si estás en este caso, elige bien lo que te vas a comprar porque no todas las mirrorless son tan pequeñas y a veces, dependiendo de que objetivo le acoples, la diferencia no va a ser considerable.
Si, finalmente, el salto va a ser a una réflex más avanzada, quizá profesional, piensa si el aumento de peso va a merecer la pena. Como ya hemos dicho ten en cuenta que una cámara más grande puede tener la misma calidad de imagen y sólo va a ofrecerte algunas prestaciones extra o una construcción más sólida. Aparte de que las necesites o no y que te merezcan la pena, tienes que pensar que todo esto va a suponer seguramente un aumento de peso importante que tu espalda va a notar seguro.
Sí que merece la pena si…
Al hilo de todo lo anterior, podemos decir que sí podría ser recomendable el cambio si el salto va a ser lo suficientemente importante. En el caso del cambio de un modelo más antiguo por uno renovado es difícil que esto ocurra, pero podría pasar si la nueva cámara incorpora algún elemento especialmente novedoso, como podría ser un sensor de nueva generación.
En el caso de un aficionado que quiera una cámara más avanzada el salto se justificaría si el usuario realmente siente que necesita un modelo mejor para dar rienda suelta a su creatividad o si empieza a dar pasos en el mundo profesional. En el caso de alguien que quiere comprarse su primera réflex, el cambio merecería la pena si el aficionado está dispuesto a aprender fotografía y a aprovechar las características de su nueva cámara, sin que el aumento de peso le suponga un sacrificio. Claro que cada uno con su dinero… ¿Y vosotros qué opináis?
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Foto de portada | DaiLuo
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