Seamos el tipo de fotógrafo que seamos y llevamos el tiempo que llevemos, es muy posible que tengamos ciertas costumbres a la hora de hacer fotos que a lo mejor no nos están ayudando precisamente. Del mismo modo, seguramente nos interesa conocer otros hábitos que nos vendrían muy bien incorporar a la rutina de trabajo. Vamos a hablar de ambos casos pero empezamos con los malos hábitos que deberíamos desterrar.
Son cosas que a veces haces sin querer, porque no te das cuenta, y otras veces son fruto de algún conocimiento erróneo o de tener asimilado inconscientemente alguno de esos mitos alrededor de la fotografía que circulan por ahí. En cualquier caso, son hábitos que estás a tiempo de corregir en tu forma de hacer fotos.
Dudar demasiado
Un hábito muy común es el que tiene que ver con la vacilación. Dudar demasiado tiempo en un momento dado puede ser la causa de que pierdas la foto perfecta. Y esto puede producirse por variadas razones, por ejemplo por tener vergüenza a lo que la gente piense de ti por hacerles una foto. Por ejemplo al retratar a un desconocido por la calle situación que suele ser incómoda para muchos, sobre todo en el caso de principiantes. Si encima hablamos de captar un momento más o menos “íntimo” de un desconocido, como por ejemplo el llanto de una mujer, la cosa puede complicarse aún más y hacer que la duda nos bloquee y no seamos capaces de disparar.
Otra razón que puede hacer que dudemos al tomar fotos se debe a que no tengamos la cámara siempre lista para disparar. De esto los fotógrafos callejeros suelen saber un rato y por eso dan varios consejos, entre otros preenfocar y llevar seleccionado un diafragma cerrado que permita tener bastante profundidad de campo, así como disparar en RAW para tener una mayor flexibilidad en el posterior procesado. También es recomendable usar la cámara en modo automático o semiautomático, de manera que no perdamos la foto por tener que ajustar la exposición a mano.
Disparar sin pensar
Sin dudad, la instantaneidad y el bajo coste de la fotografía digital han sido algunas de las causas de que actualmente se hagan las fotos de otra manera, sin pensarlas tanto como se hacía con la fotografía química. En aquellos tiempos un carrete de fotos no solía dar más allá de 36 fotos, y obtenerlas costaba un dinero, y por ello cada una se cuidaba de forma mucho más especial que ahora.
Así, hoy día parece que a veces es cuestión de hacer muchas fotos y esperar que con suerte alguna sea buena, cuando lo realmente importante es pensar bien qué es lo que quieres conseguir. Por eso, nuestro consejo es que te tomes con calma los pasos básicos que hay que dar antes de disparar.
Abusar de la ráfaga
Al hilo del punto anterior, hay que recomendar también no pasarse con el disparo en serie, algo muy habitual hoy día a la hora de hacer fotografías. Disparar en ráfaga puede que sea necesario en determinadas circunstancias, pero en la mayoría no lo es y tiene sus consecuencias negativas: No sabrás realmente cómo conseguiste esas imágenes y tus discos duros rebosaran de fotografías (a menos que le dediques mucho tiempo a seleccionar y eliminar las tomas que no sirvan).
Poner el ISO demasiado bajo
Otro hábito que deberíamos desterrar de nuestra práctica es la de disparar siempre con valores ISO bajos, en un afán de tratar de evitar el ruido a toda costa. Hoy día, cuando la gran mayoría de cámaras ya están preparadas para hacer fotos en 1.600 y 3.200 ISO sin que el ruido apenas se aprecie, debemos desterrar el miedo a las altas sensibilidades.
Tenemos que pensar que una foto trepidada es mucho peor que una foto ruidosa, así que en este sentido lo fundamental es que tengamos claro hasta que valor podemos exprimir nuestra cámara en particular sin que el ruido resulte molesto. Una vez hecho, si acaso podemos ajustar la cámara para que no se pase de ese listón. Con ello, podremos disparar con sensibilidades altas sin miedo.
No vigilar los ajustes
Sin embargo, si por ejemplo estamos disparando con ISO 1600 en un interior y después pasamos a un exterior y no nos fijamos en los ajustes seleccionados, es posible que sigamos haciendo fotos con esa elevada sensibilidad cuando realmente no nos hace falta (¿verdad que te ha pasado alguna vez? A mí unas cuantas) provocando ruido innecesario. Por eso, es importante vigilar los ajustes seleccionados en todo momento para que no te pase algo similar, sobre todo si estás disparando en modo manual y utilizas una réflex (en la que el visor no te mostrará si la foto sale oscura).
Disparar siempre a la misma altura
Es un error muy típico que cometemos todos en algún momento. Tomar las fotos siempre desde la misma altura, puede hacer que nuestras fotografías pequen de monótonas al tener un ángulo muy similar. Por eso debemos desterrar la comodidad que supone hacer las fotos siempre de pie y buscar la perspectiva más adecuada para la toma en cuestión.
Limpiar el objetivo con nuestra ropa
Cambiando de tercio, otro mal hábito que se suele ver por ahí es limpiar el equipo con un material inadecuado. En concreto usar nuestra propia vestimenta para limpiar la lente frontal del objetivo, algo que no es muy apropiado porque nuestra ropa suele atraer la suciedad. Así, siempre debemos llevar un paño de microfibra en la bolsa de fotos (o incluso en el bolsillo) para realizar esta tarea adecuadamente.
Creer que disparar en RAW es un salvavidas
Sí, efectivamente siempre decimos (en este mismo artículo lo hemos mencionado) que utilizar el formato en crudo sirve para poder modificar ciertos ajustes (como el equilibrio de blancos) en postproducción, pero al mismo tiempo debemos tener cuidado de no confiarnos demasiado pensando que por disparar en RAW todo podemos solucionarlo después.
De hecho, como norma general, deberíamos pensar en ajustar todos los parámetros de exposición, balance de blancos y demás como si fuera una toma única, porque esa será la mejor manera de asegurarnos la máxima calidad posible en la fotografía.
Dejarse el trabajo para el postproceso
Al hilo de lo anterior, es muy habitual hoy día dejar para después ciertas correcciones que deberían realizarse in situ. Por ejemplo la composición, que es muy habitual corregir en el postprocesado cuando es algo que debería dejarse establecido y cuidarse mucho en la propia toma.
Una buena composición es algo fundamental y no puede dejarse para después, donde lo más que se puede es corregir pequeños errores o eliminar elementos molestos que aparezcan en los márgenes de la imagen.
Fijarse demasiado en el detalle
Otro mal hábito de muchos fotógrafos es el de querer ver todas las fotos al 100% en el ordenador y obsesionarse demasiado con el detalle de las imágenes. Puede suceder que, vista de este modo, una foto deje que desear, ya sea por tener ruido o poco detalle, pero esto no invalidará una buena toma si todo lo demás (composición, exposición, etc, etc) es perfecto.
Además, es posible que a pesar de todo la imagen se vea perfecta una vez impresa (siempre que no queramos un tamaño exagerado claro), y no digamos ya si sólo va a usarse para una página web. Por ello no hay que obsesionarse con el detalle al 100% y fijarse más en la imagen en su conjunto y en lo que transmite (y tampoco sobreajustar la nitidez en busca del mayor detalle posible).
Compartir todas tus fotografías
Por último, un mal hábito relacionado con las redes sociales y la costumbre de compartir fotografías en ellas. Por supuesto no decimos que no compartas nada, porque hacerlo es una buena manera de darse a conocer y lograr feedback sobre nuestro trabajo, pero es importante no pasarse.
Si publicamos en exceso o compartimos muchas imágenes similares podemos llegar a ser pesados y conseguir el efecto contrario del que buscamos. Por eso, es importante seleccionar bien lo que se comparte y enseñar sólo lo que sea realmente bueno, de manera que pueda ayudarte a mejorar tu reputación como fotógrafo o conseguirte nuevos clientes.
Y con esto terminamos por hoy pero, como siempre, os agradecemos vuestra aportación a través de los comentarios; en este caso para que nos contéis si os habéis visto reflejados en algunas de las malas costumbres que hemos comentado o si conocéis otras que merezca la pena comentar. Además, como hemos comentado al principio, el artículo continúa con este otro dedicado a los buenos hábitos que merece la pena adoptar.
*Foto de portada | Benjamin Combs en Unsplash
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