Del formato RAW hemos hablado largo y tendido en Xataka Foto, incluyendo una completa guía sobre cómo tratar las imágenes con Adobe Camera RAW o RAWTherapee, cómo trabajarlos para sacar el mayor provecho o si conviene (o no) usarlo conjuntamente con JPEG. Pero si quieres aclarar conceptos en la materia seguramente te interesa conocer, de forma resumida, cuáles son las virtudes y cuáles los problemas de utilizar los archivos en RAW a la hora de hacer fotografías.
Ventajas del RAW
Lo primero que hay que saber, por si aún no lo conoces, es que el RAW, tal como indica su nombre (raw se traduce como “crudo”), es un formato que contiene toda la información que la cámara capta al realizar la captura sin realizar ningún tipo de procesado posterior y sin compresión alguna (aunque existen formatos propietarios con compresión sin pérdida). Es decir, una especie de “negativo digital” que, como puedes imaginar, es susceptible de ser modificado a posteriori, lo cual es su principal virtud.
Así, en principio durante la toma no hay problema en no ajustar ciertos parámetros de la cámara como puede ser el balance de blancos, el brillo o la reducción de ruido (dentro de lo que permita el rango dinámico de tu cámara), porque es algo que se puede realizar a posteriori. De esta manera, en la postproducción es posible ajustar las imágenes para obtener un resultado final que puede cambiar mucho respecto a lo que sería el JPEG (en este artículo se explican muy bien las diferencias entre RAW y JPEG) que genera la cámara, y que no suele ofrecer margen de maniobra para realizar retoques posteriores.
Es decir, en términos prácticos, si hemos hecho una foto en RAW y nos ha quedado demasiado oscura, normalmente podemos recuperar la información incluso de las zonas más negras (por supuesto no es infalible) ya que es una información que “está ahí”, en el archivo. Igualmente es posible corregir un posible ruido generado al usar una sensibilidad alta o corregir una dominante de color equivocada según el color de la luz de la escena. Pero, sobre todo, es un formato que ofrece la posibilidad de obtener una imagen final con la máxima calidad posible.
Inconvenientes del RAW
Como era de suponer, que el archivo contenga toda la información recogida en la toma implica que su tamaño crezca. Y la diferencia no es poca. Por ejemplo, en nuestra prueba de la Sony RX10 IV (cámara que tiene un sensor de 20,1 megapíxeles), los archivos RAW pesan entre 17 y 28 Mbytes, mientras que los JPEG (de la máxima calidad que permite la cámara) tienen entre 2,5 y 17 Mbytes (aunque la media estaría sobre ocho).
Esto supone una importante diferencia en la capacidad que nos va a ofrecer nuestra tarjeta a la hora de hacer fotos, diferencia que empieza a ser abismal cuando hablamos de colecciones de miles de fotografías almacenadas en nuestros discos duros. Y esto también afecta al funcionamiento de la cámara si usamos el modo ráfaga, una característica que muchas veces se invalida si queremos disparar en RAW porque la cámara se bloquea al tener que guardar mucha más información.
Esta sería la primera (y en principio más importante) desventaja del formato RAW, pero hay otra que no es baladí. Hablamos de la necesidad de procesar los archivos posteriormente para tener una “foto terminada”; es decir una virtud que se puede convertir en inconveniente ya que implica que tenemos que dedicar parte de nuestro tiempo (que dependiendo del número de fotos podría ser mucho) a procesar las fotos.
Para paliar este problema, es recomendable realizar una selección previa de las imágenes para borrar las no válidas y sólo tener que retocar las que nos interesen. Otra opción habitual (que ya hemos mencionado) es utilizar conjuntamente JPEG+RAW, una manera de tener rápidamente nuestros archivos “acabados” que, si son de nuestro gusto, nos permitirán borrar los archivos en crudo para que no ocupen tanto espacio.
Un último inconveniente del RAW sería que se trata de un tipo de archivo no estandarizado. Es cierto que existe el formato Adobe DNG (de Digital Negative) que, como su nombre indica, se desarrolló pensando en convertirse en un estándar, pero la realidad es tozuda y cada marca tiene su propio tipo de formato diferente. Así, si tienes una Canon tus archivos RAW tendrán extensión .CR2, si eres de Nikon .NEF, si eres de Sony .ARW y si eres de otra marca tendrás otra extensión, aunque hay modelos que permiten grabar en el suyo propio y también en .DNG.
Y si cada marca tiene su formato propio, por supuesto también existe un programa de revelado específico para estos archivos, aunque los programas generalistas como Adobe Lightroom o Capture One son capaces de tratar RAWs de distintas marcas, aunque ello obligue a constantes actualizaciones. En cualquier caso, un lío que supone otro problema (menor pero problema) para utilizar este formato.
Tabla resumen
Como decíamos, para que lo veáis más claro hemos hecho un cuadro resumen de las ventajas y problemas que supone disparar en formato RAW. Como veis, podemos resumirlo en tres aspectos por cada columna, aunque os remitimos a lo dicho anteriormente para entender mejor lo que significa cada uno de ellos y para que podáis valorar a la hora de tomar una decisión sobre qué tipo de archivos usar.
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