Como os hemos contado en una de las entradas que hemos publicado esta mañana, y que ha dado pie a este post de opinión, la firma suiza especializada en microelectrónica STMicroelectronics está preparando el lanzamiento de una nueva hornada de sensores de imagen con nada menos que 100 millones de fotorreceptores.
Esta compañía mantiene una relación de colaboración bastante estrecha con Leica, por lo que, aunque por el momento es solo una especulación, no es descabellado pensar que la firma alemana podría utilizarlo en alguna de sus próximas cámaras. Todo parece indicar que la pregunta que podemos hacernos no es si llegarán los sensores de 100 megapíxeles o más, sino cuándo lo harán. Pero, ¿son realmente necesarios?
Más no siempre es mejor
Todos los que disfrutamos indagando en la tecnología de las cámaras fotográficas sabemos que el tamaño de los fotorreceptores, y, en consecuencia, también el tamaño del sensor, inciden decisivamente en la cantidad de luz que es capaz de capturar. Si su tecnología es similar, dos captadores con la misma resolución pero distinto tamaño físico tendrán una sensibilidad nativa diferente y una capacidad de captar fotones, que, como sabéis, son las partículas que «transportan» la luz, también distinta. El de mayor superficie ofrecerá normalmente mejor calidad de imagen, especialmente en condiciones de baja luminosidad.
La familia de cámaras A7 de Sony, que actualmente está conformada por tres modelos (la A7, la A7R y la A7S), ilustra a las mil maravillas la relación que existe entre el tamaño de los fotorreceptores y la capacidad de captar luz del sensor. Los captadores de formato completo de estas tres cámaras tienen un tamaño prácticamente idéntico, pero su resolución es muy diferente. La A7 tiene una resolución de 24,3 megapíxeles, la A7R de 36,4 megapíxeles y la más reciente, la A7S, de 12,2 megapíxeles.
La diferencia existente entre estas resoluciones es lo suficientemente holgada para que existan disparidades importantes en el tamaño de los fotodiodos. De hecho, sobre el papel, los fotorreceptores del sensor de la A7S deberían tener una superficie aproximadamente tres veces superior a la del captador de la A7R. Y, como sabemos, esta característica resulta decisiva (aunque no es el único factor a tener en cuenta) a la hora de permitir a esta última cámara arrojar una sensibilidad excepcionalmente elevada, de hasta 102.400 ISO (ampliables a 409.600 ISO), con un comportamiento realmente asombroso, como descubrimos gracias a un vídeo elaborado por la propia Sony.
¿100 megapíxeles? No creo que sean necesarios
Esta es mi opinión, con toda modestia. El único escenario de trabajo en el que me parece razonable utilizar resoluciones muy elevadas es la fotografía publicitaria, y eso siempre y cuando el tamaño del sensor esté en consonancia, y se trate de un captador en formato completo o, mejor aún, de formato medio. Estoy convencido de que la mayor parte de los aficionados tienen más que suficiente con cámaras equipadas con sensores que oscilen entre los 10 y los 16 megapíxeles.
En el sector profesional no conozco, por el momento, a ningún fotógrafo que me haya confesado no poder abordar su trabajo con totales garantías empleando una cámara de formato medio con un sensor de unos 50 megapíxeles, lo que no garantiza que no los haya. Introducir muchos más fotorreceptores en un captador de este tipo podría introducir también otros problemas, como más ruido a valores ISO altos, y no tengo claro que resulte fácil corregirlos de forma satisfactoria.
Y todo esto por no hablar del peso que tendrían los ficheros RAW generados a partir de los datos recogidos por un sensor de 100 megapíxeles, y de la dificultad que tendrían algunos equipos informáticos para manipular ficheros de ese tamaño. Yo, particularmente, espero con más ganas que los fabricantes de sensores sigan trabajando para reducir el ruido a valores ISO elevados. Pero, por supuesto, solo es mi opinión. ¿Qué pensáis vosotros?
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