Cámaras telemétricas (I): qué son, ventajas y desventajas

Cámaras telemétricas (I): qué son, ventajas y desventajas
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Iniciamos con éste una serie de artículos sobre la posición las cámaras telemétricas y sus objetivos dentro del actual mundo digital. Tras una edad dorada durante el siglo pasado, y una fase de olvido durante el nacimiento de las reflex digitales, actualmente tenemos varios modelos en la calle con un cierto velo de lujo y exclusividad, pero, ¿las conocemos realmente?

Estas máquinas aparecieron hace casi exactamente cien años, tratando de dar una respuesta a las pesadas cámaras de la época con una relación perfectamente balanceada entre tamaño y calidad (gracias en parte al uso de la película de 35mm, que mantuvo su hegemonía durante casi todo el siglo). Rápidamente se convirtió en una cámara icónica para el reportaje callejero, posición que aún ostenta para muchos.

En la historia de la marca Leica encontramos hitos que marcaron la fotografía como tal, desde las lentes asféricas hasta el mismísimo autofocus (aunque acabaran vendiéndole la patente a Minolta por no encontrarlo útil, pero esa es otra historia). Por este y muchos motivos, aunque hay telemétricas de muchísimos otros fabricantes, su nombre aparecerá muchas veces durante esta serie.

Aunque su historia da para uno y mil artículos como éste, parándonos en ilustres usuarios como Henri Cartier-Bresson, vamos a arremangarnos y abuscar lo práctico: ¿qué tienen esas cámaras para haber conservado su atractivo tanto tiempo?

cámaras telemétricas: anuncio Leica de 1930

Anuncio de Leica en 1930. Foto: Nesster

Como curiosidad sobre la potente imagen de marca de Leica, os voy a reproducir una conversación: es totalmente ficticia, pero la vais a tener una y otra vez, de distintas maneras, si lleváis al cuello una cámara de la marca.

- ¡Oh, una Leica! ¡Estoy ahorrando para comprarme una! ¡Voy a vender mi equipo réflex para conseguirla!
– Venga, si te pones así te dejo que hagas una foto.
– ¡Gracias! ¿Está en autofocus?

Esto, que os puede parecer una soberana tontería (vale, quizá que lo sea) da mucho que pensar sobre cómo se ha idolatrado al logotipo rojo. Si sois de ego fácil os sentiréis más fotógrafos con una Leica en la mano, escuchando comentarios de sorpresa y aprobación a vuestro paso en los sitios más insospechados. Por los mismos motivos, son muchos otros los que las consideran tan obsoletas como sobrevaloradas.

En general, tanto tiempo después, es curioso que las razones de venta de las primeras cámaras (básicamente, tamaño y calidad) son las mismas que intenten justificar los 5000 y pico euros de la reciente M9-P. Vamos a ver si este halo de misterio tiene algo real detrás.

¿Pero qué diablos es un telémetro?

Captura Simulador Leica

El concepto básico detrás de todas estas cámaras es el telémetro, un instrumento óptico para medir distancias basado en la triangulación, con muchos usos más allá de la fotografía.

Cuando miramos por el visor de estas cámaras, por un lado vemos una ventana al mundo, a través de la cual observamos la escena completamente enfocada, tal y como la ven nuestros ojos. Como esta visualización no depende del objetivo que tengamos montado, unas líneas de encuadre se encargan de recordarnos qué parte será la que se registre en la foto según cuál sea la lente elegida.

Un cristal semitransparente dentro del visor desvía la luz hacia otra ventana, que modifica su enfoque a la vez que lo hace el objetivo. El resultado es que a la imagen sin enfocar que teníamos se superpone un rectángulo con el enfoque aplicado: cuando ambos coincidan, el sujeto estará en foco.

En casi todas las cámaras podemos ver perfectamente estas tres ventanas alineadas en el frontal: la que corresponde al visor, la que capta la luz de las líneas de encuadre, y el telémetro en sí. De hecho, tapándolas con el dedo podemos ver qué información eliminamos con cada una.

El concepto es complicado de explicar, pero muy intuitivo de utilizar. Si nunca habéis trabajado con este tipo de cámaras, os aconsejo probar la simulación que encontramos en la páginas de Leica (pulsando en “Rangefinder Fascination”).

Este funcionamiento básico trae consigo muchísimas connotaciones, tanto positivas como negativas, que la hacen especialmente apta para determinados tipos de fotografía, como la callejera, pero no tanto para muchos otros.

Lo que enamoró a Cartier-Bresson

Leica M4 con un objetivo de 35mm

Leica M4 con un objetivo de 35mm. Foto: Christopher Robin Roberts

Usar una telemétrica es cómodo y natural: sabes lo que va a salir en la foto, pero sigues viendo alrededor, así que podemos ir preenfocando y reencuadrando hasta que el momento sea el perfecto para hacer clic.

Vamos a verlo en detalle:

  • Visores grandes (independientes del tamaño del sensor) y luminosos.

  • Podemos ver el entorno que rodea a la zona a fotografiar.

  • El enfoque manual es preciso y fácil de realizar, incluso en condiciones de poca luminosidad.

  • Al no tener espejo réflex, la trepidación disminuye (permitiendo hacer fotos con velocidades más lentas), y el visor no se oscurece durante la captura de la imagen.

  • Por la misma causa, son menores tanto el tamaño de la cámara en sí, como el de los objetivos, gracias a que se encuentran más cercanos al plano focal.

  • Tienen un diseño más simple, y más independiente de la electrónica. Como hemos visto, el encuadre y enfoque son independientes del objetivo, tanto que podremos realizarlos incluso sin lente, llevándonos sorpresas como esta como no tengamos cuidado.

  • En general, son cámaras silenciosas y poco intrusivas, muy adecuadas para trabajos en distancias cortas sin intervenir en la escena..

  • Todas las cámaras telemétricas digitales disponibles actualmente tienen perfectamente accesibles los controles manuales necesarios para la exposición, ocultando al máximo cualquier otra característica que no sea imprescindible para el acto de fotografiar en sí.

Cámaras telemétricas: ¿por qué las réflex intentaron matarlas?

Leicaflex

En el catálogo de Leica encontramos algunas réflex, como esta clásica Leicaflex o la actual S2. Foto: alf sigaro

Si todo es tan perfecto, ¿por qué las réflex acapararon gran parte del mercado químico, y casi todo el digital? Como siempre, no hay un equipo perfecto para todo, y las telemétricas no son una excepción.

Recordando la historia que os contaba al principio, lo primero que debemos destacar es que no existe autofocus de ningún tipo: si no os gusta enfocar a mano, o no lo encontráis cómodo, buscad en otro lado.

También, el hecho de que en el visor no acerque o aleje la imagen hace que trabajar con focales largas sea incomodísimo: más allá de los 90 o 135mm la zona encuadrada es tan pequeña que el enfoque es casi imposible, y de hecho es muy complicado encontrar teleobjetivos largos (o angulares extremos) para las monturas teleméricas. En algunos casos podremos usar visores externos o complementos al visor integrado (lupas de ampliación o reducción) para salvar este problema.

Relacionado con esto, nos encontramos el error de paralaje: debido a que el funcionamiento del telémetro se basa en superponer dos imágenes distintas, procedentes de dos ventanas que se encuentran en puntos distintos de la cámara, en distancias cortas la perspectiva no coincide entre ambas. Así que olvidaos de los objetivos macro, o incluso de los enfoques especialmente cercanos.

Ahondando en las diferencias con el mundo réflex, no tenemos ninguna indicación sobre la profundidad de campo que tendrá la toma final, y será nuestra experiencia (o una oportuna chuleta) la que nos haga acertar con la apertura más adecuada.

Para acabar, tampoco encontraréis zooms en las gamas de los fabricantes (más allá de algún experimento aislado). Lo más parecido son algunos curiosísimos objetivos de varias focales, como los Tri-Elmar (de 16–18–21mm y 28–35–50mm), con varias posiciones fijas correspondientes a cada distancia focal.

De nuevo, resumimos:

  • El el enfoque debe realizarse de manera manual.

  • Sólo focales fijas, normalmente entre los 21mm y los 135mm.

  • Tampoco existen objetivos macro.

  • No hay indicación de profundidad de campo, y tampoco veremos durante la captura cómo afectan los filtros que tengamos puestos, haciendo muy complicado el uso de polarizadores.

  • En general, no encontraremos grandes alardes tecnológicos en la mayoría de cámaras de este tipo: ni muchas tomas por segundo, ni modo de vídeo, o ni tan siquiera la opción de medición matricial.

  • Aunque en su época no siempre era así, actualmente todos los cuerpos disponibles son por lo general bastante caros en comparación con su equivalente réflex.

En los siguientes artículos vamos a repasar todas las cámaras telemétricas digitales que han aparecido en el mercado, os recomendaremos cámaras y objetivos según vuestro perfil, y veremos cómo podemos aprovechar las lentes clásicas en otras cámaras actuales. Agarraos, que vienen curvas.

Foto de cabecera | Michele M. F.

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