Apenas dos semanas después de que se presentara la nueva Fujifilm X-T100, hemos tenido la oportunidad de tener una toma de contacto por las calles de Madrid para comprobar esta nueva apuesta de Fujifilm. Una nueva apuesta de verdad ya que, tal y como nos han contado, es una cámara sin espejo que se dirige a un público diferente, mucho más generalista.
Una cámara que viene a contentar un usuario al que las cámaras que superan la barrera psicológica de los mil euros le parecen muy lejanas. De hecho, según los responsables de Fujifilm, aproximadamente el 40% del mercado de cámaras digitales está en los modelos por debajo de los 700 euros, que es justo donde entra de lleno esta nueva cámara.
Un modelo que está dirigido principalmente a dos perfiles más o menos específicos: Por un lado fotógrafos con mayor o menor experiencia que quieran renovar su vieja réflex adentrándose en el mundo de las sin espejo a un coste razonable; y por otro aficionados que quieran dar un salto de calidad desde su móvil con una cámara de ciertas garantías. Ciertamente para este último tipo de usuario Fujifilm ya tiene otros modelos (como la X-A5 con la que comparte muchas cosas) pero hasta ahora no existía uno que tuviera visor electrónico.
Porque, no nos engañemos, la imagen que casi todos tenemos de un fotógrafo es alguien con una cámara más o menos grande pero con visor. Y si resulta que hay réflex digitales por unos 400 euros, y además no son muy grandes ni pesadas, es normal que la gente sin demasiados conocimientos del mercado de fotografía no termine de fijar su mirada en las sin espejo.
Por eso modelos como éste, o como la Canon EOS M50 (por citar un modelo de características similares presentado hace poco), nos parecen no sólo inteligentes sino también una manera de dar un pequeño empujón para el despegue definitivo de las cámaras sin espejo.
Primeras sensaciones y diseño
Pero pasemos ya a hablar de nuestras impresiones obtenidas en la toma de contacto con la Fujifilm X-T100. La primera, nada más cogerla, es que pesa más de lo esperado. Ciertamente esperábamos algo más parecido a una X-A5 (más “plasticosa”) y menos a una X-T20, pero para nada es así. La construcción parece muy sólida y tanto peso como dimensiones son muy, muy parecidos a la X-T20. Como podéis ver en la foto de abajo, ciertamente son dos modelos muy similares en apariencia, aunque sus características internas sean bastante diferentes.
Como también se puede apreciar en las imágenes, la estética se ha mantenido fiel a lo ya habitual en la casa (¿para qué cambiar lo que funciona?) y en este caso el resultado es bueno. Como ya comentamos, la cámara se fabricará en tres acabados pero uno de ellos (el modelo negro y plateado champagne) no se comercializará en la península. En la toma de contacto pudimos ver los tres modelos, aunque predominaba el gris oscuro que veis en la mayoría de fotos y que nos parece muy atractivo.
Siguiendo el estilo de diseño de la casa la nueva cámara incluye en su parte superior tres diales, dos de los cuales no llevan ningún tipo de serigrafía. Como imaginábamos, esto se debe al hecho de que están pensados para que el usuario los configure a su gusto, aunque la situada a la derecha tiene por defecto la función de compensación de exposición (como la mayoría de sus hermanas mayores) y su tacto es bastante más duro (para evitar movimientos accidentales).
La de la izquierda, junto a una palanca para elevar el pequeño flash incorporado (que nos recuerda levemente a la de pasar el carrete de las cámaras de película) es bastante más suave, y parece ideal para configurar el valor del ISO (al menos así lo hicimos para nuestra prueba). Por otro lado, también hay una rueda para ajustar la exposición (algo más arriba de la cruceta), aunque es algo incómoda de activar, lo mismo que el único botón de función “físico”, que está situado un poco más arriba, ya en la parte superior de la cámara.
La parte trasera es bastante limpia, sin muchos controles más allá de la clásica cruceta y algunos botones imprescindibles. Se parece bastante a la X-T20 pero con la incorporación de los “atajos táctiles” que se inauguraron con la X-E3, que hacen que se pueda acceder a buena parte de las funciones mediante gestos del dedo (hacia arriba, abajo, derecha e izquierda) en la pantalla. Porque la pantalla es táctil y sirve, entre otras funciones, para elegir el punto de enfoque que queremos activar, incluso cuando estamos mirando por el visor.
Por cierto que la pantalla es abatible con oscilación horizontal; esto es que gira lo suficiente como para hacernos un autorretrato y también se puede girar hacia arriba y hacia abajo. El conjunto de cámara y objetivo es bueno, con un tamaño comedido ya que la óptica de serie es la Fujinon XC15-45 mm F3.5-5.6 OIS PZ que estrenó la X-A5. Un objetivo motorizado y bastante compacto, que desde luego no es lo ideal para quien busque la mejor calidad de imagen pero debería ser más que suficiente para el público más generalista, que es el target principal de la X-T100.
Comportamiento y prestaciones
Metidos en faena, una vez resueltas algunas dudas sobre el manejo, pudimos dar un largo paseo por el madrileño Barrio de las Letras y probar la cámara "en su salsa", como un viajero haciendo turismo o un street photographer a la caza de buenas fotos. Para la prueba usamos tanto el visor electrónico como la LCD, ya que su versatilidad de movimiento es bastante interesante.
El primero realmente no es un visor maravilloso, pero no está nada mal para un modelo de entrada, y de hecho sobre el papel es el mismo que el de las X-E3 y X-T20. Sobre la pantalla ninguna queja sobre resolución y brillo, pero sí una mala impresión al respecto de la facilidad para ensuciarse. Además, durante la toma de contacto tuvimos bastantes problemas con el tema de la interfaz táctil. Al dejar la pantalla activada para poder elegir el punto de enfoque, activamos sin quererlo varias funciones, y sin embargo no nos funcionó siempre lo de decidir el lugar donde enfocar.
En este sentido hay que apuntar que las unidades de prueba eran modelos de preproducción y la nuestra al menos tenía evidentes problemas de estabilidad, por lo que no podemos sacar conclusiones definitivas (algo que, como siempre, reservamos para cuando podamos hacer un análisis completo). Todo ello lo aplicamos también a otros problemas que sufrimos en la toma de contacto, manifestados en un comportamiento perezoso al enfocar que provocaba una evidente demora entre el momento en que apretamos el disparador (cuyo tacto por cierto tampoco nos ha gustado mucho) y el de que se haga efectiva la toma.
Problemas que, ya decimos, no podemos tomar como absolutos y que, por otro lado, tampoco serían tan graves teniendo en cuenta el tipo de usuario principal de una cámara como ésta. Un cliente que no se va a fijar en cuál es la ráfaga que ofrece la cámara (seis fps, que no está mal), que no va a necesitar un sistema enfoque continuo perfecto, y que no debería sentirse preocupado por el blackout del visor (y probablemente ni siquiera sepa lo que es).
Lo que sí le puede preocupar es el tema de la conectividad con teléfonos móviles. Se trata de algo en lo que, muy acertadamente, han hecho especial hincapié los responsables de Fujifilm como un punto importante a la hora de comunicar el producto. Por eso, la X-T100 es la primera de la Serie X que se sincroniza a través de Bluetooth de bajo consumo con el smartphone de manera que las fotos puedan pasarse directamente al móvil de forma transparente.
Un punto importante que tiene que ir en consonancia con una sencillez a la hora de conectar los dispositivos. Desde Fujifilm afirman haberlo conseguido, pero en nuestra prueba no pudimos corroborarlo. De hecho, nos daba error al tratar de conectar cámara y móvil de modo que, como el tiempo era limitado, desistimos de hacerlo. Y, sin embargo, a posteriori y por sorpresa, pudimos comprobar que buena parte de las fotos realizadas sí que se habían volcado en el móvil. En cualquier caso, como decíamos antes, será algo a probar con más calma en una review posterior.
Prestaciones y calidad de imagen
Pasamos ya a lo que solemos considerar como más importante: los resultados finales en forma de fotografía. Pero antes hay que recordar, ya que en este artículo no hemos hablado del sensor, que la X-T100 no lleva el famoso captor de tipo X-Trans que tantas alegrías ha dado a Fujifilm sino el mismo CMOS tamaño APS-C de 24,2 Mp de la X-A5.
Este es uno de los detalles que claramente distancian a este modelo de la X-T20, y que seguramente responde tanto a cuestiones de diferenciación como de abaratamiento de este modelo. Sin embargo, tal y como pudimos comprobar en el análisis de la X-A5 su comportamiento es más que decente teniendo en cuenta el público objetivo.
Como decíamos al respecto de la otra cámara, el nivel de detalle es alto y la relación señal ruido bastante aceptable hasta el nivel de los 1.600 – 3.200 ISO, a partir de lo cual el procesado resulta un poco agresivo (como suele ser habitual por otra parte). Cierto es que las imágenes pecan de una ligera falta de fuerza, pero desde luego la calidad de imagen es muy superior a la de una sencilla compacta o un móvil.
Como siempre, tenéis muchas más muestras en máxima resolución en una galería de Flickr para que comprobéis vosotros mismos la calidad de imagen. Por cierto que, como podéis imaginar, para estas conclusiones nos hemos basado en los JPEG (al no haberse lanzado aún, todavía no es posible interpretar los archivos RAW), que por otro lado será el formato de archivo habitual de la mayoría de usuarios que adquieran la cámara.
Para estos, recomendaríamos probar los múltiples modos de imagen creativos que ofrece la cámara, así como los ya habituales modos de simulación de películas clásicas de Fujifilm. Porque, lo cierto es que no tuvimos tiempo de probar todas las funciones de la cámara, pero sí hay que señalar que se ha diseñado con un catálogo muy completo de funciones que se nos antojan muy interesantes. Por ejemplo la de extraer fotografías o realizar enfoque a posteriori en base a la grabación de vídeo 4K, característica que por supuesto incluye la cámara.
También (y ésta nos parece aún más interesante), la de realizar timelapses directamente en la cámara. Es decir, una función que no sólo permite establecer cuánto tiempo queremos que la cámara esté haciendo fotos, cuántas y en qué intervalo, sino que también directamente crea el vídeo final en la propia cámara sin que el usuario tenga que hacer nada más.
Conclusiones
Así las cosas, la impresión obtenida en nuestra toma de contacto es buena, aunque no perfecta por los problemas que hemos apuntado y que, estamos casi seguros, desaparecerán en las unidades finales. Es bastante pequeña y ligera, su construcción denota calidad y su diseño es atractivo. No es muy rápida ni enfoca como sus hermanas mayores, pero los resultados de imagen son muy decentes.
Así que, aunque la tentación de compararla con una X-T20 sea alta, tenemos que contenernos y pensar en sus potenciales clientes a los que estamos seguros no va a decepcionar. Porque no estamos hablando de un modelo para usuarios avanzados, sino uno para principiantes o eso que se suele denominar “entusiastas” y que pueden ver en la Fujifilm X-T100 una excelente manera de introducirse en el sistema X de Fujifilm a un coste más comedido.
Más información | Fujifilm X-T100
En Xataka Foto | Fujifilm anuncia una actualización de firmware para las X-A5, X-A3 y X-A20, la gama baja de la Serie X